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Los licenciados en Educación Física alertan contra el intrusismo en su profesión

Aseguran que muchos de los monitores de gimnasios y polideportivos carecen de titulación

Tan nefasto es no hacer gimnasia como practicar ejercicio bajo la batuta de un monitor sin formación en Educación Física. Éste es el argumento que esgrimen 14.000 licenciados y más de 5.000 alumnos de esta titulación para exigir al Gobierno que ponga coto al intrusismo en el sector. Auguran un porvenir sombrío de hernias discales, desviaciones de columna e incluso problemas psicológicos a quienes hacen gimnasia sin la supervisión de un profesional cualificado. El Ministerio de Trabajo y el Consejo Superior de Deportes han creado una comisión para analizar los problemas de este gremio.

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"Lo mismo que se exigen duros requisitos al profesional que va a montar una farmacia debería vigilarse también la titulación del profesor de natación o del que enseña el manejo de las pesas en un gimnasio; al fin y al cabo, en los tres casos se juega con la salud del usuario". Con esta comparación, el director del Centro de Alto Rendimiento y de Investigación en Ciencias del Deporte, José Luis Hernández Vázquez, asume las reclamaciones de los estudiantes y licenciados en Educación Física y anuncia que la regulación de las titulaciones deportivas tendrá reflejo en el mercado laboral "lo antes posible".Los afectados pidieron hace unos días, en una manifestación multitudinaria celebrada en Madrid, que incluso dentro de la profesión cada uno ocupe el puesto para el que estudió. Y es que no es lo mismo superar cuatro o cinco años de carrera universitaria en los 12 institutos nacionales de Educación Física (INEF) o facultades repartidas por toda España que ostentar el título de técnico superior en animación de actividades físicas y deportivas, que se obtienen tras cursar dos años de formación profesional (FP). "En un quirófano hay un cirujano, además de los enfermeros que le asisten. En la educación física pasa algo parecido: un técnico de grado medio no debe realizar tareas propias de un titulado superior", protesta el presidente de la Coordinadora de Estudiantes de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, Miguel Burgos.

Pero el descontrol actual en la materia va mucho más allá del ajuste de un título a un puesto de trabajo. El director del Centro de Alto Rendimiento, un centro que depende del Consejo Superior de Deportes, reconoce que una gran parte de los más de dos millones y medio de españoles federados ejerce, en sus ratos libres, de monitor de natación, tenis, fútbol o baloncesto sin haber pasado por un centro de estudios oficiales. "Son personas a las que se les da bien un deporte, se apuntan a la federación correspondiente, que les acredita y con eso trabajan como entrenadores en equipos de barrio, pequeños clubes, colegios o polideportivos municipales", explica José Luis Hernández.

Con la futura regulación del sector será más difícil obtener un permiso en cualquiera de las 60 federaciones para dar clase: un seminario o un cursillo de dos días ya no bastará para que un federado oficie de monitor deportivo, sino que habrá que someterse a los planes de estudios aprobados por el Ministerio de Educación.

Si cuaja esta innovación se acabará, de paso, con "otra lacra" del oficio, según los afectados: el trabajo sin contrato y la remuneración "en dinero negro" que abunda en los clubes y gran parte de los 4.000 gimnasios privados de España, al calor del "caos" que reina en el sector. "En el 90% de los casos los monitores, titulados o no, carecen de nómina y sólo cuentan con la promesa de un contrato que jamás llega; eso no ocurre en el deporte de élite", comenta Miguel Burgos. En Francia ya existe una regulación como la que reclaman los estudiantes, pero en España tardará tres años en llegar si obtiene rango de ley. "Hay una fórmula más corta", tercia José Luis Hernández: "Que cada comunidad autónoma trate de poner coto al intrusismo con mecanismos propios".

El martirio del CAP

El porvenir laboral no es la única obsesión de los estudiantes y licenciados en Educación Física. También les preocupan las diferencias entre las comunidades autónomas por culpa del curso de adaptación pedagógica (CAP), obligatorio para todos los que van a dedicarse a la docencia, pero distinto según el territorio: "En Canarias dura un año y la matrícula te cuesta 80.000 pesetas, mientras que en Madrid se ventila con un seminario, dos exámenes y menos dinero", protesta el delegado de los estudiantes canarios, Heriberto Hernández.El contraste es más estridente si se compara con la carrera de Magisterio: "Si un estudiante de Magisterio quiere ser profesor de Educación Física no tiene que pasar por el CAP, mientras que nosotros estamos obligados a hacerlo, a pesar de que en cinco años hemos dado más asignaturas relacionadas con ese curso que ellos", protesta el delegado estudiantil de Lleida, Jaime Crespí. "Queremos la exención", clama.

Por ahora, esta solicitud es una plegaria en el desierto, según el director del Centro de Alto Rendimiento y de Investigación en Ciencias del Deporte, José Luis Hernández: "Cada universidad es autónoma para imponer el CAP, así que eliminarlo o hacerlo igual para todos requeriría una ley y eso, de momento, no es posible".

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