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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Enésima vergonzosa intrusión

Esta Conspiración urdida por Brian Helgeland y dirigida por Richard Donner es una de las peores películas que se han proyectado este año en España. Pues bien, la -aburrida, sin ritmo, emoción y misterio, literalmente deleznable- peliculucha ocupó o invadió en su estreno, y tan sólo en la zona de Madrid, nada menos que ¡40 pantallas!, de modo que un penoso ejercicio de impotencia de Mel Gibson -que en Hollywood sigue sin llegar a la altura que alcanzó en su Australia natal con Mad Max y El año que vivimos peligrosamente- arrebata a puñados las escasas posibilidades de exhibición de mucho buen cine.La intrusión colonizadora es tan descarada que suena a obscena. 40 pantallas para este engendro, mientras -por poner un caso entre decenas- la bellísima Confesiones privadas, que realizó Liv Ullmann con guión de Ingmar Bergman, no logra sitio en nuestras carteleras. Bienvenida sea la colonización hollywoodense cuando se hace con cañonazos como L. A. confidential, pero resulta asqueante hecha a basurazos como Conspiración.

Conspiración

Dirección: Richard Donner. Guión: Brian Helgeland. Fotografia: J. Schwartzman. Música: C. Burwell. EE UU, 1997. Intérpretes: Julia Roberts, Mel Gibson. Madrid: cinesDuplex, Ciudad Lineal, Liceo, Canciller, Roxy B, Lido, Albufera, Colombia, Palacio de la Música, Benlliure, Juan de Austria, Novedades, Cartago, Aluche, Conde Duque, Santa Engracia, Vaguada, Cristal, Florida.

Añadiré que, en la sala del barrio madrileño de Salamanca donde la vi -el jueves 27 de noviembre, a las seis de la tarde-, dos o tres centenares de butacas dieron acogida a cuatro espectadores, que luego se quedaron en tres, pues uno se largó echando pestes a la mitad. Este comentarista no huyó detrás de él por gajes de oficio, y los dos restantes eran una pareja de adolescentes encandilados, y no precisamente por lo que veían en la pantalla, pues no lo veían.

Y nada más que alegar contra esta mema Conspiración, excepto la pena que da ver a Julia Roberts -que sigue completamente hermosa y comenzaba a encarrilar sobre territorio firme su acobardada carrera- tropezar y caer de bruces en su intento de interpretar un personaje tan hueco que es inexistente.

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