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Shirley Mangini: "La guerra logró la liberación de la mujer en España"

La historiadora publica el libro 'Recuerdos de la resistencia'

Miguel Ángel Villena

Comenzó a interesarse hace una década por la guerra civil española y descubrió que las mujeres no aparecían por ningún lado. Fruto de esa curiosidad y de los testimonios de amigos españoles, "que fueron niños durante la contienda" la historiadora Shirley Mangíni (PennsyIvania, 1947) decidió escribir Las voces de la resistencia. Las mujeres en la guerra civil española, publicado por Península. En opinión de esta historiadora estadounidense, "aunque resultara una paradoja, la guerra supuso la liberación de la mujer en España".

Las guerras lo cambian todo y convierten las paradojas en algo habitual y cotidiano,. En la década de los años treinta, primero a través de la eclosión republicana y más tarde con tres crueles años de enfrentamiento civil, la mujer española pasó de "una situación casi feudal en la que no podía salir a la calle si no iba acompañada de su madre o de una tía a trabajar en las fábricas o a combatir en el frente". Mangini subraya que la contienda obligó a que las mujeres sustituyeran al hombre en muchas tareas, desde las labores agrícolas en la retaguardia hasta la lucha de las milicianas en las trincheras. No obstante, la autora precisa que esa inmensa transformación sólo afectó a una minoría de mujeres, en especial procedentes de las grandes ciudades.Claro que esta historiadora estadounidense ha visto Tierra y libertad, la película del británico Ken Loach, pero su fascinación por aquella época que marcó a muchas españolas se remonta a mediados de los años ochenta. "El tema me apasionó", declara Mangini, que ha venido a Madrid a presentar su libro, "pero la dificultad mayor pasaba por la ausencia de material bibliográfico sobre el papel de las mujeres. Como mucho, encontraba algunas referencias a Dolores Ibárruri en estudios sobre la guerra civil". Ni corta ni perezosa, Mangini resolvió vivir varios años en España en busca de sus mujeres "antes de que murieran y no pudieran aportar sus testimonios".

Esta historiadora, que viene a ratificar de nuevo que algunos intelectuales anglosajones se han interesado más por la guerra civil que los propios españoles, quiere rendir un homenaje especial a las mujeres anónimas. "Muchas de las que alcanzaron protagonismo en la guerra", aclara Mangini, "eran pobres y analfabetas, pero lograron leer y escribir, aprendieron oficios y sufrieron más tarde una represión despiadada que las llevó al exilio, a la cárcel o, en muchas ocasiones, al paredón".

Al margen de las dos figuras ya universales de la comunista Ibárruri y la anarquista Federica Montseny -la primera mujer en Europa que llegó a ser ministra-, ni siquiera otras dirigentes de primera fila han pasado a los manuales de historia.

Silencio y olvido

Aunque Shirley Mangini recalca que "la derecha consiguió durante la transición que España perdiera su memoria", evita demasiadas opiniones sobre la amnesia de este país, que afecta de modo especial a las generaciones jóvenes. No obstante, la autora destaca el silencio que ha condenado casi al olvido a las tres mujeres que fueron diputadas en 1931, en las Cortes constituyentes: Clara Campoamor, Victoria Kent y Margarita Nelken. Apenas con unos trazos biográficos, la historiadora resalta la importancia de aquellas tres vanguardistas: "Campoamor consiguió el voto para las mujeres, Kent fue la primera abogada de España y más tarde directora general de Prisiones y Nelken fue una periodista y escritora de una talla indiscutible".El libro Las voces de la resistencia e ocupa de modo preferente de las mujeres del bando republicano, si bien alude asimismo al papel femenino en el lado franquista. "Pero las falangistas y las católicas", comenta la historiadora estadounidense, "se limitaron a roles de ayudantes. En ningún momento asumieron un protagonismo activo". Tras entrevistar a muchísimas mujeres españolas de aquella época, Manginí sigue impresionada por "su fortaleza, por esa convicción profunda de que aquello que hicieron fue importante".

La historiadora ensalza en su obra el espíritu combativo de aquellas mujeres que soportaron un machismo que, según Shirley Mangini, atravesaba las ideologías, aunque fuera más acentuado entre los conservadores que entre los izquierdistas. "Los hombres no supieron digerir el protagonismo femenino y hasta los propios anarquistas, que eran los más avanzados de ideas, dejaron de lado a veces a las mujeres".

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