Una maravilla y un 'pufo'
El Premio de la Comisión Técnica de la Imagen y el Sonido fue para un extraordinario documental francés titulado Microcosmos, el pueblo de la hierba, donde una microcámara explora el mundo de los insectos que pueblan los céspedes de los jardines de Europa con una fuerza visual que le deja a uno estupefacto. Se va a estrenar pronto en España y es una película de visión obligatoria, por marciano que parezca el asunto que trata.Y finalmente, el pufo de la noche: el poco relevante, pues está habitualmente destinado a los amiguetes y a las componendas, Premio del Jurado, que fue para Crash, pretenciosa y vacía abstracción seudoporno de David Cronenberg. Nos tememos aquí que su compatriota, amigo y colega Atom Egoyan, miembro del jurado que tiene fama de saber vender neveras a los esquimales del norte de Canadá, ha venido a Cannes para seguir vendiéndolas. Ceremonia de entrega de premios sencilla, rápida, dominada por la enorme presencia y humanidad de Francis Coppola, en funciones de papa, de padrino y de orquestador del encumbramiento de los cineastas triunfadores, que pueden mirarle de tú a tú y él lo acepta.
