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El Parlamento soviético prohíbe las huelgas en los sectores claves

Pilar Bonet

El Soviet Supremo de la URSS decidió ayer prohibir la huelga en el transporte y en las ramas básicas de la industria hasta la aprobación de la ley que regula los conflictos laborales, después de que el Gobierno rebajara los planteamientos más radicales del día anterior, que hubieran podido desembocar en una conflictiva mano dura para la perestroika. Los ánimos armenios y azerbaiyanos seguían, sin embargo, exaltados, sin que se divise una solución política para el conflicto de la provincia de Nagorno-Karabaj, de mayoría armenia y enclavada en Azerbaiyán.

A última hora de la tarde, el Parlamento dio por fin luz verde a una disposición gubernamental que prevé la intervención de los ministerios del Interior y de Defensa para asegurar, en caso necesario, el tráfico normal en la región del Cáucaso, donde prosigue el bloqueo ferroviario de Armenia desde Azerbaiyán. La disposición, elaborada en la segunda mitad de la jornada, era la tercera que se leía ante el Parlamento en dos días. La primera, presentada por el viceprimer ministro Lev Voronin, preveía ilegalizar la huelga en todas las ramas de la industria y en toda la URSS hasta finales de 1990.En un ambiente enardecido y recalentado por las pasiones armenio-azerbaiyanas, el Parlamento estuvo a punto de aprobar tal disposición si no hubiera sido porque Gorbachov decidió posponer el tema hasta ayer.

Tres comisiones gubernamentales trabajaron durante toda la noche, y por la mañana presentaron una segunda variante que finalmente quedó más simplificada a instancias de Gorbachov, en contra de la generalización de la prohibición de la huelga a todas las ramas de la economía. Paralelamente, comenzó ayer a debatirse, y, a aprobarse por artículos, la ley de conflictos laborales, que regula el derecho de huelga.

Desacreditar a los mineros

"Si Gorbachov no lo hubiera consultado con la almohada podríamos estar hoy en una situación de la que no sabríamos cómo regresar", dijo el diputado Ales Adamovich, según el cual no hay garantías de que el poder recibido por el aparato para llevar a cabo medidas extraordinarias no fuera en contra de la perestroika.Adamovich advirtió contra los intentos de una parte del aparato gubernamental de desacreditar a los mineros, los protagonistas de las grandes huelgas del pasado verano que esperan aún el cumplimiento de las promesas que les fueron hechas.

El jefe del Comité de Legislación, Serguei Alexcievich, y el ministro del Interior, Vadim Bakatin, estaban entre los altos funcionarios que ayer se alegraban de que no hubiera prosperado la primera versión gubernamental Bakatin, que dudaba de la legalidad de la primera propuesta, afirmaba que el primer ministro Nikolai Rishkov, había interve nido para suavizar el texto Diputados miembros del grupo interregional atribuían la dulcificación de planteamientos a su propia intervención en los comités. El científico Andrei Sajarov, que había intevenido contra la extensión de medidas de emergencia a todo el país, se mostraba partidario de "apagar el fuego allí donde se declaró" y de reforzar la forma especial de gobierno de Nagorno-Karabaj. Una cláusula que daba de plazo a Armen¡a y a Azerbaiyán hasta el 9 de octubre para normalizar el transporte ferroviario fue finalmente abandonada.

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El jefe del partido comunista armenio, Suren Ariutinian, declaraba a esta corresponsal que todos los temas estaban hablados ya con los dirigentes azerbaiyanos y que Armenia llevaba ayer tres días completamente íncomunicada por vía férrea. Rishkov, por su parte, explicaba que había habido una confusión entre la ley de huelga y la prohibición de la huelga que forma parte de las medidas especiales.

El Gobierno soviético elaborará un proyecto de ley de medidas extraordinarias antes del 1 de noviembre y un proyecto de ley de transporte ferroviario para el 1 de diciembre, según manifestó Rislikov. Las empresas afectadas por la prohibición actual pertenecen a los sectores de combustibles, energía, metalurgia y química, reparación de maquinaria y todos aquellos cuyo papel es decisivo para pasar el invierno.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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