Robbe-Grillet: "Soy partidario de la lucha de sexos"
El escritor francés publica la segunda parte de su 'nueva biografía'
La publicación de El espejo que vuelve, en 1985, conmocionó el mundo literario francés. Robbe-Grillet (Brest, 1922), que se había propuesto acabar con la novela realista heredera de Balzac, se ponía a escribir sus memorias. El hecho tampoco tenía por qué escandalizar... N. Sarraute había hecho lo mismo con Infancia, M. Duras, con El amante; también C. Ollier, M. Butor, etcétera. Habían aprovechado la moda de la autobiografía y el legado del nouveau roman para cuestionar los presupuestos de la representación autobiográfica. De hecho, en Angelique ou I'enchantement (Minuit, 1988), que viene a ser la segunda parte de su trilogía autobiográfica, Alain Robbe-Grillet ha sustituido la intriga tradicional por una imbricación de hechos reales y episodios ficticios sobre fondo de guerra mundial.
En El mirón (Minuit, 1953), que Cátedra reeditó recientemente, había una muchacha víctima de un crimen sexual... En Angelique ou l`enchantement vuelve a cobrar vida con otros oropeles..., pero es la misma que por lo visto abusó sexualmente del joven Robbe-Grillet y murió después en circunstancias extrañas.En El mirón el narrador intenta reconstituir las ocupaciones del supuesto autor del crimen Hay un agujero oscuro en su memoria que veta el acceso a una respuesta plausible... En Angelique... la memoria fragmentada interviene para hurgar en las obsesiones del narrador: mujeres arrastradas por caballos, empaladas por carros, descuartizadas por marroquíes, violadas con suplicios turcos, con manos atadas las piernas ensangrentadas...
Pregunta. Philippe Lejeune ha insistido en la noción de "pacto autobiográfico". Ha reivindicado que los hechos se adecuen a criterios de autenticidad. A usted que le dio por quebrar la modalidad psicológica en la novela... le ha dado por escribir: "Sólo he hablado de mí en mis novelas.. como era desde dentro, nadie se ha dado cuenta".
Respuesta. Según Lejeune, Angelique... no sería una verdadera autobiografía. ¡Como si él detentara el criterio de autenticidad! Eso me ha recordado la época en que se me decía que lo mío no era novela, que lo de Duras, Sarraute, tampoco lo eran. No tuve más remedio que contestar: es un verdadero nouveau roman Esta vez me ha tocado decir: es una verdadera "nueva autobiografía". Si ha existido un nouveau roman -a saber un intento de aprehender el ser humano fuera del siginificado totalizador- debe de haber algo que se oponga a Les mots de Sartre que Le jeune toma como parangón de la autobiografía auténtica. Para mí El amante de Duras, o El espejo..., Angelique... pertenecen a un género nuevo en el que importa poco que los hechos hayan sucedido o no. Muchos autobiógrafos han intentado saber si el chino de El amante había existido o no. ¿Qué más da? La invención del chino o los fantasmas de un Corinthe tienen que ver con lo autobiográfico. No se puede encorsetar el hombre en fichas policiales que dictaminan lo que es cierto y lo que no lo es. Estoy en contra de ese fascismo del pensamiento que pretende obligamos a presentar el carné de identidad.
P. Por eso ha introducido operadores.
R. Cuando un escritor decide hacer su autobiografía es lógico que incorpore operadores. Le cuesta comprenderse a sí mismo, le cuesta entender su propia vida, ¿cómo podría hablar de sí? De hecho, lo que le ha conferido su peso a El amante ha sido precisamente la dotación fantasmática. El hijo de Duras había encontrado en el desván fotografías de su madre, de sus hermanos, de Ramón Fernández, etcétera. Se le ocurrió reunirlas en un libro con un texto de Duras. Duras hizo un texto en que hablaba de una foto ausente... Le dio por imaginar la foto de un chino. El editor rechazó las fotos... Finalmente fue publicado El amante... En mi caso, hago intervenir datos dudosos. Por ejemplo, digo que resido en la casa de Corinthe y no en mi casa natal; es una apreciación imaginaria. Hablo de Angelique -una muchacha que conocí-, de mi padre, etcétera He transformado circunstancias reales en hechos imaginarios Los he convertido en mi propio imaginario. De él he entresacado aspectos policiales del relato, concretamente la manera en que ha sido llevada a cabo la investigación del crimen. Nadie quiere saber de qué modo ha muerto Angelique... Lo mismo pasaba en El mirón: teníamos un crimen, pero todo el mundo decía que se trataba de un "accidente". Tuvo una importancia considerable en mi vida. Ahora bien, me molesta que se diga que Angelique... es la clave de toda mi obra. No me gustan las connotaciones freudianas de ese concepto.
P. Usted establece una imbricación entre la gente que ha conocido, los héroes de sus novelas y películas, y usted mismo... En su película La belle captive teníamos a Henri de Corinthe que se desdoblaba. En Angelique... es una figura de leyenda, un aventurero... Hay quien dice que no existió realmente.¿Acaso se trata de una transferencia?
R. Es probable. Me da la sensación de que en El espejo... lo identificaba con mi padre y en Angelique..., conmigo. Mucha gente me dice: Corinthe es un personaje de ficción. No estoy de acuerdo con eso. Me he cruzado con él en la escena de la ópera. Es un personaje real con el que he fabulado. En el tercer libro terminará por ser un personaje de novela. En un principio tenía la idea de escribir un Robbe-Grillet por sí mismo como lo había hecho mi amigo Barthes. Barthes había yuxtapuesto una serie de fragmentos dispersos. Yo no podía juntar una serie de aforismos que no tuvieran conexión entre sí. Tampoco podía dedicarme a escribir Les mots. Se trataba de contar otra cosa. Había en mi pasado unos agujeros oscuros. Me había marcado un recuerdo de infancia. Existía un tal Corinthe que pertenecía a otra clase social. Era un aristócrata de Bretaña, capitán de caballería. Nosotros éramos muy pobres. ¿Qué tenía que ver con nuestra familia? Empezaría a pasarse por casa cuando nací y lo hizo hasta que tuve por lo menos 10 años. Mi padre no quería que se hablara de él. Nunca me dejaron verle. Sólo conseguí oír su voz. Tenía la voz de mi padre. Era como si mi padre se desdoblara.
Fantasmas sádicos
P. ¿Era necesario que interpusiera entre usted y el lector a Corinthe? ¿Tan difícil le era exhibir sus fantasmas sádicos?
R. Lo que predomina en la novela es el factor erótico. La idea de reducir la vida sexual a la relación física me parece poco humana. Es en la cabeza donde suelen ocurrir las cosas. Después se producirá el intercambio fantasmático. Angelique detectó en mí un terreno oscuro que yo desconocía. Era mucho más adelantada que yo en ese aspecto y lo había intuido perfectamente. Pero no está en el origen de mis fantasmas sádico-eróticos. No he podido nombrar a gente real, pero la involucro de alguna manera..., la niña sí, puesto que murió..., y con todo eso he cambiado su apellido.
P. Su trato al cuerpo femenino le ha valido críticas violentas...
R. He sido educado en una familia no sexista. Mi padre fregaba los platos; mi hermana cursé estudios de ingeniero agrónomo como yo. Es más, en mi película Glissements progressifs du plaisir procedo a la destrucción del orden masculino. De modo que me considero un hombre feminista. Soy partidario de la lucha entre los sexos, estoy a favor de la liberación sexual de la mujer. De hecho, he inducido a la mía a que publicara sus experiencias sexuales. Ha sido Tusquets Editorial la que ha sacado en España Céremonies de femmes, y ahora lo van a reeditar. Catherine usó el seudónimo de Jeanne de Berg.
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