_
_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Mahonesa cortada

El dicho gastronómico que encabeza a este comentario -mayonesa cortada, un manjar frustrado porque no logra fundir los apetecibles elementos que lo componen, de tal manera que cada uno se queda suelto, desamarrado de los demás o insuficientemente soldado a ellos- describe con exactitud qué le ocurre a este inicialmente prometedor y finalmente decepcionante filme de Pedro Olea, uno de nuestros cineastas más competentes, con más afinado oficio e innegable brillantez.Olea compone Bandera negra con ingredientes ágiles y nobles. Cada uno contiene verdad y bondad, pero su conjunción no es lo bastante intensa y la energía de los componentes se diluye en la debilidad de, su entramado recíproco, de su endeble interconexión. Es, por ello, un trabajo construido con piezas que no alcanzan a componer un mecanismo superior, un discurso narrativo unitario, en el que el todo absorba a las partes.

Bandera negra

Director: Pedro Olea. Guión: Rafael Castellano y Pedro Olea. Fotografía: Carlos Suárez. Música: Carmelo Bernaola. Producción española, 1986. Intérpretes: Alfredo Landa, Imanol Arias, Virginia Mataix.Estreno en Madrid: cines Amaya, Tívoli y Madrid.

El argumento -compuesto por una anécdota de piratas, otra de pícaros hampones, una trama de intriga policiaca, otra de intriga política y dos apuntes entrecruzados de otros tantos amores- se encuentra sobrecargado de materiales no fáciles de homogeneizar, pero, no obstante, está bien hilvanado y se entiende bien.

Pero el guión no sustituye este hilván argumental por un zurcido más firme -probablemene era necesario un mayor trabajo de diferenciación de los personajes y sobre todo de sus lenguajes, pues todos hablan iguál y sólo la composición de Landa es convincente, mientras se quedan con perfiles borrosos las de Arias y Mataix, y la del malo, el naviero, poco menos que ininteligible, y la película, a medida que avanza, se desmembra. Falta fuerza en el hilo conductor, por no decir que falta tal hilo conductor: un punto de vista reconocible en la mirada de la cámara que genere un emplazamiento en la mirada del espectador. Y se pierde sitio y se desentiende.

El filme entretiene y lamano de Olea añade al entretenimiento tonalidades mágicas -por ejemplo, en la primera escena y en la del rastrillo bilbaíno junto a la ría, ambas llenas de veracidad ambiental- que, no obstante, no bastan para poner a los resultados del filme a la altura de sus posibilidades.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_