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Fallece en accidente de circulación Jesús de la Rosa, solista del grupo Triana

Víctima de un accidente de carretera falleció anteayer de madrugada en Burgos Jesús de la Rosa, de 35 años, solista, compositor y teclados del grupo musical Triana. De la Rosa y otro componente del grupo, Javier Osma, viajaban en un turismo desde San Sebastián a Madrid y a la altura de la localidad burgalesa de Villariezo, colisionaron con una furgoneta. La voz de Triana sufrió fracturas de carácter vital y, pese a ser sometido a una operación quirúrgica, los médicos no pudieron salvarle la vida. Estaba casado y tenía dos hijos, uno de los cuales nació hace veinte días.

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Jesús de la Rosa, músico
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Con la muerte de Jesús de la Rosa y la obligatoria desaparición de Triana, la música española no sólo pierde a una buena persona y a un artista idiosincrásico, sino que ve cerrarse uno de los caminos más polémicos y originales surgidos en la década de los setenta.Ese camino, que sus mentores bautizaron como rock sureño, tenía sus precedentes en grupos más o menos aflamencados, como Los Payos (de donde saldría Jesús de la Rosa), Lole y Manuel, Smash, Los Chorbos, y pretendían aunar la canción española, la tonadilla e incluso el cante jondo a la instrumentación y el espíritu del rock.

Triana surgiría como primera pieza de este intento con un primer disco espléndido, El patio, en el que esa mezcla de andaluzada y rock conseguía una presencia y un sentido como pocas veces lograrían después los mismos Triana o epígonos suyos, como Alameda, Mezquida, Cai y Medina Zahara. La música de Triana, que de 1977 a 1979 se había convertido en el primer grupo de rock hispano, podía encuadrarse, más bien, dentro de lo que se había llamado rock sinfónico. Largas parrafadas instrumentales arropando letras de variada trascendencia, y que en la búsqueda de la poesía unas veces conmovían y otras parecían puro celofán envolviendo la nada.

Durante esos años, Triana, un grupo tan poco prolífico como comprometido con su forma de hacer, alcanzó los mayores emolumentos a que pudiera aspirarse dentro del panorama musical de este país. Durante años fueron los únicos, y todos los que vinieron después no hicieron sino tomar esa fórmula básica y desarrollarla a su modo.

La carencia de infraestructura y lo que parece ser una incapacidad congénita de la música andaluza para crearla impidieron que el gran sueño de Jesús de la Rosa y sus compañeros, Tele Palacios y Eduardo Rodríguez, se hay convertido en una realidad sólida.

Más información en página 25.

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