La policía busca en Londres las copias ilegales de 'El retorno del Jedi'
Decenas de policías de Scotland Yard y detectives privados buscan desde hace semanas en todas las tiendas de vídeo de Londres El retorno del Jedi, tercera parte de La guerra de las galaxias. Los piratas lo secuestraron prácticamente el día de su estreno en el Reino Unido, y el héroe norteamericano de la película de Richard Marquand, producida por George Lucas, puede haber sido sometido a infinidad de operaciones para obtener copias ilegales. Esta vez los piratas tendrán dificultades para salirse con la suya. "Tenemos fuentes confidenciales (chivatos) por toda la ciudad y mantenemos a muchos sospechosos bajo vigilancia constante", afirmó el jefe de los equipos de rescate de la policía, Peter Duffy.La fabricación y venta de videos piratas en el Reino Unido se ha convertido en una de las industrias más florecientes del país. Los grandes productores norteamericanos están desesperados. El mítico Hollywood pierde cada año millones de dólares por culpa de los avispados piratas, que han montado una auténtica red internacional con base en Londres.
La mafia del vídeo pirata ha arrebatado millones en ganancias a películas como El extraterrestre. Una copia de E. T. fue robada en Estados Unidos, y antes de que viniera oficialmente a Europa los aficionados podían comprarla en una casete de vídeo en el mercado negro de Londres al precio de 6.000 u 8.000 pesetas.
La industria cinematográfica americana perdió sólo en el mercado británico en 1982 más de 100 millones de libras esterlinas (20.000 millones de pesetas). A las pérdidas ocasionadas por los espectadores potenciales que en lugar de ir al cine prefieren ver el vídeo cómodamente en su propia casa hay que sumar las pérdidas, mucho más importantes, ocasionadas por la saturación del mercado antes de que aparezcan las copias legales.
No es extraño, pues, que George Lucas, productor de la serie La guerra de las galaxias, invirtiera millones en medidas de seguridad para proteger su último filme, El retorno del Jedi. La película, rodeada de tantas precauciones como si fuera la Gioconda, fue estrenada en Estados Unidos sin que los piratas lograran hacerse con una copia maestra. Parecía que el filme iba a escapar a la suerte de sus precedesoras, La guerra de las galaxias y El imperio contraataca, cuyos videos piratas se encuentran por centenares en Londres. Todo resultó inútil cuando la película llegó a Europa. Al día siguiente de su estreno en Londres, los ladrones entraron en un cine y robaron la ansiada copia maestra.
El golpe fue muy duro, pero esta vez la industria cinematográfica reaccionó con rapidez. Peter Duffy, ex jefe de la brigada antiterrorismo de Scotland Yard, recibió el encargo de montar la operación rescate. Con fondos de varios millones de dólares, Duffy ha creado una red de vigilancia e informadores a fin de saber inmediatamente dónde y cuándo aparece el primer vídeo pirata.
La policía también está dispuesta a colaborar en la lucha contra esta nueva mafia. "No se trata de individuos aislados, sino de una red internacional, perfectamente organizada, que mueve millones de libras", afirman. La batalla no se ganará, sin embargo, hasta que se modifique la anticuada ley británica que castiga con multas de sólo 10.000 pesetas a los infractores de la ley. La legislación es anterior al boom del vídeo, afirman portavoces de la policía, y los piratas pagan muy a gusto sus multas con tal de seguir con su lucrativo negocio.
Las presiones de las productoras norteamericanas y británicas han decidido al Gobierno conservador de Margaret Thatcher a tomar cartas en el asunto. En las próximas semanas el Gobierno británico enviará a la Cámara de los Comunes un proyecto de ley según el cual los fabricantes de vídeos piratas podrán ser castigados con dos meses de cárcel y multa de hasta 200.000 pesetas. Si existe una auténtica red, los responsables podrán ser condenados hasta tres años de cárcel.
Babelia
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