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LA LIDIA

Palomo Linares se retira temporalmente de los toros

Sebastián Palomo Linares torea hoy en Medellín su última corrida "oficial" de la temporada, y no volverá a vestirse de luces hasta 1983, por lo menos. El martes actuará en un festival en Quito y a partir de ahí se tomará un descanso, que es el primero desde que debutó como becerrista en junio de 1964. A lo largo de dieciocho años, Palomo ha estoqueado cientos de novillos y más de 1500 toros. Y desde su alternativa en Valladolid en 1966, además de participar ininterrumpidamente en las principales ferias que se celebran en España, ha intervenido en todas las campañas americanas.

No se puede decir, en cambio, que sea un torero de arte. Palomo, a los dieciséis años de alternativa, continúa mostrándose como un diestro pundonoroso y bullidor, pero incapaz de interpretar con calidad las suertes. Cuando, dada su veteranía, debía exhibir, ya que no arte, solidez de conocimientos, reposo, maestría, continúa pareciendo un novillero.Fue una gran promesa, descubierta en las novilladas que llamaban "de la oportunidad" en el coso carabanchelero de Vista Alegre, que se organizaron con gran éxito en el verano de 1964. Inmediatamente después se hicieron cargo de su administración los hermanos Lozano, y precisamente este apoderamiento es lo que ha hecho de Palomo un torero discutido y polémico.

La torería que en un principio pareció llevar dentro nunca llegó a cuajar y en cambio sus mentores lo convirtieron en una figura que se debatía entre la popularidad -conseguida, principalmente, mediante amplias e ingeniosas campañas publicitarias- y el rechazo de la mayor parte de los aficionados. Los manejos entre bastidores que multiplicaban con sorprendente inmunidad los hermanos Lozano, y que parecían traspasar las barreras del fraude, le hicieron antipático y provocaron que el público reaccionara ante sus actuaciones con extremada exigencia.

Palomo estaba en el eje de los mayores escándalos, casi siempre producidos por la ridícula presentación y menguados pitones de las reses que le preparaban para torear. Palomo era la figura del cartel en aquella famosa corrida de la feria de Sevilla que suspendió el gobernador Utrera Molina. Palomo fue el guerrillero que se alió con El Cordobés en 1969 para torear mano a mano ganado presuntamente desmochado por las plazas de los pueblos. Palomo polemizó con este mismo torero en lo que se llamó pleito de los Galache; seis animalitos insignificantes que uno y otro se disputaban para estoquearlos en Las Ventas.

Perdió en la disputa Palomo y por este motivo no pudo hacer su presentación en Madrid, que los hermanos Lozano habían preparado con inusitado despliegue publicitario cuando ya el diestro llevaba a dos años de matador. La presentación y confirmación de alternativa fue el 19 de mayo de 1970, con toros de Pérez Angoso, Curro Romero de padrino y Juan José de testigo.

El 22 de mayo de 1972 se produjo el acontecimiento histórico de la concesión a Palomo de un rabo en Madrid, por parte del presidente-comisario José Antonio Pangua. El espada de Linares le había hecho al toro Cigarrón, de Atanasio Fernández -un dócil ejemplar sin trapío, ni fuerza, sospechoso de pitones, que por estos motivos había protestado el público- una faena de su estilo, valentona y bullidora en su lado positivo, sin arte y con escaso temple y ligazón en su aspecto negativo. No era, ni con mucho, digna del rabo que el presidente otorgó, y el público de Madrid, que vio en este caso un descarado favoritismo, se convirtió no sólo en "antipalomista" sino también en "antilozanista" y "antipangüista" por la parte, presumiblemente importante, que a estos últimos les pudiera corresponder en el turbio asunto. Al día siguiente, los aficionados de la Andanada 8 acudieron a sus localidades con corbatas negras y colocaron crespones en la barandilla del palco.

Ha obtenido Palomo triunfos señalados en prácticamente todas las plazas y también ha recibido cornadas serias, como la que sufrió el 16 de octubre de 1977 en Zaragoza, que fue penetrante por una axila, le rompió tres costillas y alcanzó el módulo pulmonar.

Es indudable que Palomo ha podido consolidar una fortuna, escaparate de la cual es su finca El Palomar, que fue frecuentemente protagonista por sí sola de reportajes en las revistas del corazón. Nacido en Linares, hijo de un minero, y aprendiz de zapatero cuando empezó de becerrista, ha decidido ahora, a sus 35 años de edad, suspender los ajetreos de una profesión que en la mejor de las circunstancias es muy dura, y disfrutar de lo que ha ganado, en compañía de su esposa Marina y sus tres hijos.

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