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José Hierro, premio Príncipe de Asturias de literatura por "la vigorosa originalidad de su obra"

El poeta José Hierro (Madrid, 1922) ha sido galardonado con el premio Príncipe de Asturias 1981 correspondiente a las letras. El jurado, presidido por Pedro Laín Entralgo, al conceder por unanimidad este premio, ha tenido en cuenta el intenso valor lírico de su obra, que supone a la vez un testimonio histórico y una actitud ética merecedora de público reconocimiento, según el acta dada a conocer ayer en el hotel Reconquista, de Oviedo.

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El jurado decidió conceder este primer Premio Príncipe de Asturias de letras a un escritor español, pese a las sugerencias hechas en sentido de tener en cuenta también a los latinoamericanos por Humberto López Morales, de la Academia de la Lengua de Puerto Rico.El poeta asturiano Angel González, también miembro del jurado, manifestó a EL PAIS que la exclusión de los latinoamericanos en esta ocasión había obedecido simplemente, según su criterio, a un intento de acotar los candidatos para evitar la aparición de una lista excesivamente amplia. Por su parte, Laín Entralgo dijo a los periodistas que se había tratado de galardonar a un español con este primer premio.

Entre la relación de finalistas, realizada por la comisión de los Premios Príncipe de Asturias, no figuraba José Hierro. Sin embargo, su nombre fue el más repetido entre las propuestas de los miembros del jurado, cada uno de los cuales aportó inicialmente seis candidatos para conseguir una primera selección. El criterio seguido para elaborar esta primera relación se orientó a premiar una labor de creación que, actualmente consagrada, permita prever una culminación ulterior. El premiado ha sido José Hierro, pero el jurado también aludió al grupo del que formaba parte con Celaya, Blas de Otero, Eugenio de Nora y otros en los años cuarenta.

Angel González manifestó a EL PAIS: «La poesía de José Hierro es una mezcla de lirismo y testimonio. Solía decir que la belleza importaba poco, pero, en realidad, su poesía es bella, rigurosa y emocionante y está cargada de compromiso». Antonio Gala consideró al poeta premiado como un hermano mayor que ejerció sobre él un magisterio cariñoso. «Con él nos sentimos muchos premiados». Hierro definió así dos tipos de poesía a que hizo referencia Angel González: «El poeta de la belleza es como un perfume, algo de lo que se puede prescindir, lujo o vicio; el poeta testimonial es como un tónico, necesario para nuestra salud. El primero es poeta para tiempos felices y descuidados. El segundo, para tiempos dramáticos. Los poetas de la posguerra teníamos que ser, fatalmente, testimoniales. ( ... ) No creo en los versos de belleza aislada».

El jurado que concedió el premio a José Hierro está compuesto por Pedro Laín Entralgo, como presidente; Román Suárez Blanco, como secretario; Angel González, Emilio Alarcos, Fernando Lázaro Carreter, Antonio Gala y Humberto López Morales.Los organizadores de los premios Príncipe de Asturias tuvieron ayer serias dificultades para encontrar las obras de Hierro.

Huellas de la guerra

José Hierro fue uno de los más calificados poetas en el panorama de la lírica española posterior a la guerra civil. Aunque nació en Madrid en 1922, debe considerarse santanderino, pues en Santander transcurrió su infancia. Allí comenzó sus estudios, muy alejados de la poesía, y allí le sorprendió la guerra civil, que, según Emilio Alarcos, hirió duramente su espíritu.

Tras la muerte de su padre, durante varios años dolorosos de adolescencia «entre cuatro paredes», es su bahía santanderina y el paisaje montañés los que mantienen viva su esperanza.

Después de residir durante algún tiempo en Valencia volvió a Santander, donde se unió al grupo que inició la publicación de la revista Proel. En esta colección vio laluz su primer libro, Tierra sin nosotros (1947); posteriormente consiguió el Premio Adonais con su segundo libro, Alegría, una de las mejores obras que tal concurso reveló al público, en opinión de Alarcos. Su tercer libro, Con las piedras, con el viento, también apareció en Santander (1950).

La Editora Nacional publicó en 1952 su cuarto libro, Quinta del 42. Más tarde escribió Cuanto sé de mí (Madrid, 1957) y Libro de las alucinaciones (Madrid, 1964). Su obra completa ha sido publicada en ediciones sucesivas desde 1962.

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