Estreno de "Motín de brujas", de Josep M. Benet i Jornet
Josefina Molina dirige este montaje del Centro Dramático Nacional
El Centro Dramático Nacional estrena hoy, en el teatro María Guerrero, de Madrid, la obra Motín de brujas, del dramaturgo catalán Josep M. Benet i Jornet, con escenografía de Rafael Palmero y dirección escénica de Josefina Molina. Intervienen en el reparto Luis Politi, María Asquerino, Berta Riaza, Enriqueta Carballeira, Julieta Serrano, Carmen Maura y Marisa Paredes. Es la segunda obra que programa este local en la presente temporada, tras el montaje de Los baños de Argel de Cervantes, en versión y dirección de Francisco Nieva.
Es la primera vez que se representa en Madrid una obra de Josep M. Benet i Jornet, excepto cuatro únicas representaciones de El somni de Bagdady Supertot, en un festival internacional de teatro infantil, hace dos temporadas. En el área catalana son habituales los montajes de sus piezas; en los últimos meses se han representado Quan la rádio parlava de Franco, en colaboración con Terenci Moix, y Descrició d'un paisaige, cuya edición castellana acaba de aparecer en el último número de la revista Primer Acto.Josep M. Benet i Jornet nació en Barcelona, en 1940. Estudió Filología Rornánica en la Universidad Central de Barcelona, siendo en la actualidad profesor de literatura dramática en el Institut del Teatre. Además de su dedicación teatral, con dieciocho obras escritas, es autor de estudios de literatura catalana. Entre sus obras dramáticas figuran Unavella, coneguda olor (1963); Cançons perdues (1966), La nau (1969), L'ocell fénix a Catalunya o AIguns papers de l'auca (1970), Berenàu a les fosques (1971), La desapareció de Wendy (1973), Helena a Pilla del baró Zodiac (1975) y Apunts sobre la bellesa del temps (1977). Algunas piezas cortas y adaptaciones se han emitido por televisión.
La obra que hoy se presenta en Madrid fue escrita en 1975 y se estrenó en catalán en 1977, con el título de Revolta de bruixes. En la traducción al castellano han intervenido Amparo Tusón, Juan Manuel Martín de Blas y la directora Josefina Molina, junto con los actores que intervienen en la obra, en especial los diálogos y el tono coloquial, directo y llano, del original.
La historia de Motín de brujas, según su autor, «narra todo lo que les ocurre a seis mujeres y a un hombre en el transcurso de una noche de luna llena. Ellas componen la brigada encargada de la limpieza diaria en unos grandes locales de carácter despersonalizado; él se ocupa de la vigilancia y control nocturno de estos mismos locales».
Josep M. Benet i Jornet añade: «Las mujeres tienen un problema común que las enfrentará al vigilante, pero ese problema es casi lo único que las une, y de ahí que el minúsculo y doméstico motín que sobreviene pueda tomar muy pronto derroteros inesperados. A las fuerzas del día se opondrán las de la noche; a la emperatriz se le enfrentará la papisa; a un concepto racional de la vida, una visión irracional de las fuerzas que rigen nuestro destino. El problema de los límites de la inteligencia humana, el problema del desgarramiento interior que puede producir la pasión amorosa, el problema del miedo ante el dolor y la muerte, cobran cuerpo y se entremezclan; acabarán por ser elementos decisivos de una lucha cuyo resultado, al final de la obra, no puede ser más que provisional. Mientras, al margen de la batalla, pero incidiendo en ella, la imaginación, el instinto de la vida, nos presentan quizá una alternativa. La obra pretende plantear unas angustiadas cuestiones, recordar algunos aspectos de la crisis ideológica que vive nuestro entorno, intentar el análisis de por qué, inesperadamente, los brujos retornan y vencen».
Por su parte, Josefina Molina, directora de Motín de brujas, que durante la presente temporada ha puesto también en escena Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes, opina que la obra «es un juego de cajas chinas, donde todo está dentro de todo». «Sus personajes actúan por impulsos y sentimientos que no han variado a lo largo de los siglos mientras se mueven en un mundo de tecnología muy avanzada que representa, de alguna manera, el poder establecido, y ambos, los personajes con su elementalidad interna y la superestructura del poder se encuentran dentro de otra superestructura: el sistema solar, que a su vez se encuentra en la Vía Láctea, que a su vez se encuentra, junto con otras galaxias, en un supersistema del que se desconocen las leyes de relación con otros sistemas que le rigen ».
El trabajo con los actores, según Josefina Molina, se ha enfocado desde lo simbólico y lo psicoanalítico. «Hemos pretendido no dar excesiva importancia al símbolo, cediendo este papel a la escenografia, soslayando lo trascendente en busca de la proximidad cotidiana de los personajes, en busca, también, de cierto sentido del humor que la obra contiene pese a la angustia que en el autor provocan las cuestiones que plantea. El montaje está basado en la aportación creativa y apasionada de cada una de las actrices y del actor que hacen la obra ».
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.