El mito de Eva Perón
Esta crónica de los más sobresalientes momentos en la vida de Eva Duarte lleva al lector a una meditación más profunda en tomo a la influencia del medio social -de los otros con nombre y rostro, de las multitudes innominadas- sobre las personas que, en nuestro tiempo -ese purgatorio urbano de cielos imposibles-, acaban convirtiéndose en mito.Eva Perón, junto al Che Guevara y Marylin Monroe (los primeros que acuden a mi mente), convertidos al final en silueta de póster, es decir, engullidos por el sistema, se mueven ante nosotros en dos trozos de la realidad: su presente y su recuerdo. Y ambos trozos remiten a ese entorno que los constituyó.
Primero, su vida, que, aunque sea pretérita, es presente cuando se narra: cómo actuaron impulsados por los flujos magnéticos, por las ondas emocionales del colectivo humano: cómo reaccionaron, en definitiva, ante los acontecimientos en que se sumergieron. En el libro que da pie a estas líneas, por ejemplo, cómo Eva Duarte fue, llegó a ser Eva Duarte empujada, por decirlo así, por miles, millones de personas que movieron los hilos de su conducta.
Evita
Argentina lloró por ella. La vida novelada de Eva Perón. Mario Valentino. Ediciones Martínez Roca. Barcelona, 1979
Luego, el recuerdo, la memoria: porque cuando un ser humano llega al mito, encapsulado por su envoltura, después baña la memoria colectiva. ¿Y qué sustancia lo baña? Esta sustancia no es otra que el perfume del misterio.
Sí: misterio de una vida pegada además a una palabra: Eva iría unida a Argentina, el Che a la revolución, Marylin al desgarro de la belleza. En el mito, vida y palabra, presente y recuerdo, se funden en una lógica extraña, atrayente y dolorosa. Fusión, alquimia que hace el mundo circundante con ciertos seres, elevándoles por encima de la insignificancia del vivir y colocándoles en lo alto de una madera circular, como aquel santo de los desiertos.
Babelia
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