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Éxito de la exposición de Rafael Canogar en Roma

Juan Arias

Rafael Canogar ha vuelto a exponer en Roma, donde el pintor español goza de enorme simpatía. Lo testimonian las críticas calurosas que le hacen siempre prensa, radio y televisión. Un diario de la capital lo presentaba ayer «como el mayor pintor español de la actualidad».

Canogar, que entre personales y colectivas cuenta ya en Italia con un haber de más de veinticinco exposiciones y con obras permanentes en tres museos, esta vez ha presentado en la galería Esse Arte, de Roma, en la tradicional calle de Il Babuino una verdadera antología de sus últimos veinte años de creatividad. La exposición se clausuró ayer.Se ha tratado, más que de una exposición, de un auténtico acto cultural, como es ya característico en las manifestaciones pictóricas de esta galería romana.

Muchos críticos no esconden una cierta nostalgia por el período informal del pintor es pañol, quizá porque lo unen aún a la figura batalladora de un artista que supo mantenerse creativo, joven y de vanguardia en medio del gran vacío y de la negra frustración de los tiempos de la incultura franquista. Pero reconocen al mismo tiempo que este «renacer artístico» de Canogar en una nueva fase política de España, es «la mejor demostración de que Canogar es por temperamento un hombre que sabe crear en todas las circunstancias».

En el acto de inauguración de esta exposición antológica fue muy apreciada por el público la afirmación del artista español, que dijo: «Soy uno de los que creen en el arte político siempre que existan motivos que lo justifiquen.» Estas circunstancias, según Canogar, fueron evidentes durante el franquismo y citó como ejemplo de arte político el Guernica, de Picasso, y el Fusilamiento del 2 de mayo, de Goya.

El vespertino de la capital Paese Sera ha escrito en estos días que, a pesar del paso de Canogar de la pintura informal a la imagen intemporal, «se trata de un artista que sabe conservar lo mejor de su pasado». También el crítico Benincasa ha escrito en Corriere della Sera que es necesario hacer la distinción entre el Canogar informal, que era «como un gesto y un grito de protesta contra la obscenidad de una historia impuesta a un pueblo entero», y el «nuevo Canogar», que ya puede caminar por «senderos de mayor armonía» porque «la escena política del postfranquismo ya tiene un proyecto». Dando un juicio más técnico sobre esta bellísima antología de Canogar, el primer diario de !a capital, Il Messaggero, publicó una crítica de Vito Apuleo en la que se dice que «mientras el expresionismo del primer Canogar era participativo, visceral, informal, hecho de materia coagulada en imagen orgánica».

En estos nuevos cuadros de Canogar, afirma el crítico, «el gesto se hace medido, aunque impetuoso en los temas de ejecución. La luminosidad líricamente mediterránea se hace un elemento liberador». En la introducción, escrita por el mismo Canogar, a esta exposición, el pintor español insiste en que «no desea renegar el pasado» y afirma: «Mi vida ha estado siempre dedicada completamente a la pintura, pero al mismo tiempo he sido siempre consciente de las obligaciones implícitas que se contraen en cuanto ciudadanos de un país que debíamos heredar y que hemos heredado. »

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