Verde manzana
La faena de David Mora cristalizó en una suerte de reconciliación con el exigente público madrileño
Dicen que la del Edén era roja y que por su apariencia de sangre sólida expulsó del Paraíso a la primera pareja de enamorados. Quizá por ello, a David Mora le viene bien el vestido color verde manzana con los bordados en oro que evocan al Sol o al menos, así se vistió en la Plaza de Vistalegre el día que resucitó del Inframundo para tumbarle dos orejas a un toro con un giro de cintura que no se le conocía de los tiempos anteriores a la infernal fisioterapia con la que volvió a caminar y así se vistió también el año pasado en San Isidro el día que paseó dos orejas con la salida por la Puerta Grande de manera indiscutible.
Lo de este jueves tuvo ecos de aquella epifanía en su regreso a Las Ventas: repitió un quite cardíaco por Gaoneras templando al viento al mismo tiempo que las engañosas embestidas del toro y volvió a pararse en los medios para iniciar una faena que –a contrapelo de la voltereta del año pasado- cristalizó en una suerte de reconciliación con el exigente público madrileño. La tarde no vivió la adrenalina intensa de brindarle al médico que le salvó la vida ni las lágrimas con las que agradecía David Mora las milagrosas nubes del Paraíso que llegó a rozar con las yemas de los dedos; al contrario, se transpiró como una voluntad en serio con algunas series de Verónicas bien trazadas, una Media más que digna y esa Larga que resultó corta. Aún más seriedad mostró David Mora y quizá más voluntarioso durante la faena de muleta a Helénico de Parladé, un castaño de 541 kilos que llevaba una máscara de tragedia griega entre los pitones de no ser por unos derechazos de una muy buena primera tanda y el empeño innegable que mostró Mora por el lado izquierdo, que no fue correspondido por el animal que ya más bien se apagaba solo.
La estocada fue entera y de no reprobable colocación, aunque no creo que nadie la calificara de perfecta y lo que llamó la atención fue la petición aparentemente mayoritaria de la oreja que –en cuanto fue concedida por la Presidencia—se volvió protestada, reclamada visiblemente por el Tendido 7 (y otros aficionados de diferentes zonas en los tendidos) con lo cual parece confirmarse que así sea verde la manzana de la esperanza, no deja de ser objeto de la roja encrucijada de la discordia.
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