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Los científicos se rebelan contra la reapertura de Altamira

Historiadores de la Complutense e investigadores del CSIC protestan por el posible acceso a la cueva ante el riesgo para su conservación

Guillermo Altares
Bisontes en la sala de polícromos de la cueva de Altamira, en Cantabria.
Bisontes en la sala de polícromos de la cueva de Altamira, en Cantabria.the gallery colection / corbis

Altamira, patrimonio de la Humanidad de la Unesco, se juega su futuro en las próximas semanas. Después de un año de visitas experimentales, el patronato de uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del mundo, situado en Cantabria (norte de España), debe decidir en breve si se abre definitivamente al público. En este momento crucial, el Departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense ha enviado una carta a la Unesco extremadamente crítica con la gestión de la cueva, en la que asegura que “que el nuevo Programa del Ministerio de Cultura de España, un plan que incluye la apertura de la cueva a los visitantes, plantea cuestiones importantes de la conservación y pone en peligro un legado frágil de suma importancia para la comprensión de la sociedad paleolítica”. La misiva, firmada por 17 profesores, ha recibido el apoyo del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que agrupa casi 70 investigadores.

Con o sin visitas

  • Desde 2002, las cuevas de Altamira estaban cerradas al público y sólo podían ser vistas por los expertos.
  • En 2014, comienza un programa experimental que concluye que las visitas no hacen daño a las pinturas. Otro informe del CSIC llega a la conclusión contraria. Han entrado 250 turistas.
  • Altamira tiene una réplica, al igual que la cueva francesa de Lascaux. Chauvet, otra de las cumbres del arte rupestre, inaugura su réplica en abril.
  • El patronato de Altamira decidirá esta primavera si prosiguen las visitas.

"España tiene la obligación de estudiar científicamente la cueva para difundir los conocimientos adquiridos en este tipo de estudios y para preservar este patrimonio para las generaciones futuras", prosigue la carta, disponible en Internet en la web del Departamento. "Las acciones emprendidas por el Ministerio de Cultura de España representan una clara amenaza a esta conservación. Creemos que la UNESCO y otros organismos internacionales comprometidos con la preservación del patrimonio cultural deben tomar nota de los peligros que las decisiones políticas suponen para la conservación de Altamira".

Los argumentos de los prehistoriadores se basan en que, pese a los peligros potenciales que representa la presencia de visitantes en la cueva, el Ministerio ha hecho todo lo posible para que sea posible su reapertura, en contra de lo que ocurre en Francia, el país que junto a España alberga los máximos ejemplos del arte rupestre paleolítico. Allí las cuevas de Lascaux y Chauvet se encuentran cerradas al turismo. En el caso de la segunda, donde transcurre el documental La cueva de los sueños olvidados, nunca ha estado abierta al público y en el mes de abril está previsto que se inaugure una gigantesca réplica. Lascaux tiene réplica desde 1983. "Abrir la cueva con vistas al turismo es un peligro", explica Jesús Álvarez Sanchís, director del Departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense.

La cueva de Altamira permanecía totalmente cerrada al público desde 2002. Varios equipos del CSIC, coordinados por dos de los máximos expertos mundiales en arte parietal, Sergio Sánchez-Moral y Cesáreo Saiz-Jiménez, realizaron un estudio de la cueva entre 1996 y 2012, en algunos casos con visitas experimentales. Sus resultados se publicaron primero en la revista Science en 2011 y posteriormente en un informe entregado al Ministerio de Cultura y eran contundentes: "Cualquier umbral de riesgo se ha superado" afirmaba sobre la presencia humana en la cueva. Según este trabajo, el mayor peligro eran microorganismos fotótrofos, que se alimentan de la luz.

Sin embargo, en 2012 el Ministerio de Cultura encargó un segundo informe para elaborar un plan integral para la conservación de la cueva, dirigido por el francés Gaël de Guichen. La elaboración de este plan incluía visitas por sorteo: en total durante un año han entrado 250 personas, en grupos de cinco más un guía, que han permanecido cada uno 37 minutos en el interior de la cueva. Las visitas terminaron a finales de febrero y ahora el patronato de Altamira debe decidir en su próxima reunión, que todavía no tiene fecha aunque estaba prevista para marzo o, como muy tarde, abril, si continúan de manera indefinida. La mayoría de los expertos creen que la decisión será reabrir la cueva, de manera muy controlada, ya que el resultado de este segundo estudio interdisciplinar fue que los procesos de deterioro del yacimiento son naturales y que no se han visto agudizados por las visitas. El director de Altamira desde 1991, José Antonio Lasheras ha preferido no hacer declaraciones sobre la carta. En una entrevista con este diario en octubre, señaló: “La gestión del patrimonio tiene por misión ordenar su conservación y uso adecuados, y puede que lo considerado antes adecuado no lo sea ahora, y al revés. Propuse cerrar la cueva en 2002 y asumo el actual régimen de vista pública. Desde que se creó el Museo de Altamira, los cierres han sido temporales y las aperturas al público supeditadas al control del estado de conservación”. En numerosas declaraciones públicas, se ha mostrado partidario de abrir la cueva.

Más información
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Altamira: dos informes, muchas dudas
Cultura defiende ante la Unesco las visitas a la cueva de Altamira
Preservar la cueva del arte
Sitio oficial del museo de Altamira

Teresa Chapa, catedrática de Prehistoria de la Complutense y una de las firmantes del documento, explica: "La tendencia en el tema de las cuevas decoradas es cerrarlas e invertir dinero en réplicas y, sin embargo, en Altamira, se opta por la opción contraria". Según esta experta, el documento enviado a la Unesco "refleja la preocupación entre los expertos". La mayoría de los estudiosos internacionales del arte parietal son partidarios de mantener cerradas las cuevas, sobre todo después de los problemas que, tras años de aperturas sin control, padecieron Lascaux y Altamira. "Estamos en total desacuerdo con que la cueva vaya a volver a abrirse", señala por su parte Jesús Álvarez Sanchís. "El segundo estudio solo se puede entender en un contexto político, que busca una explotación turística, incluso propagandística de la cueva. Intentar abrir representa una falta total de sensibilidad hacia un lugar que es de toda la humanidad, no es ni de Cantabria, ni de España. la posible reapertura no responde a intereses científicos, ni patrimoniales, sino políticos".

La carta de los prehistoriadores mantiene que "puesto que ni la evidencia científica ni el número de visitantes previstos apoyan la apertura de la cueva, sólo queda reconocer que es la presión política y las posiciones electoralistas las motivaciones que subyacen a las acciones adoptadas por el Ministerio de Cultura de España". El Ministerio, que tampoco ha querido pronunciarse sobre el contenido de la misiva, ha rechazado siempre que la posible apertura de la cueva se deba a presiones políticas y defendió ante la Unesco, que pidió información sobre el plan experimental de visitas, que el plan integral de conservación ofrece un diagnóstico preciso de todo lo que ocurre en la cueva.

El Departamento de Prehistoria de la Complutense se encuentra entre los más importantes de España. El Instituto de Historia del CSIC cuenta con 67 investigadores de plantilla y edita varias revistas científicas, entre las que se cuenta Trabajos de Prehistoria, que es la principal publicación científica sobre prehistoria en lengua española. La Junta del Instituto (el órgano de gobierno, formado por la dirección y los jefes de todos los departamentos) acordó por unanimidad en su sesión de 9 de enero de 2015 enviar a UNESCO la adhesión del instituto a la carta de la Complutense.

 

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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