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crítica de 'blackfish'
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El desorden natural

El impactante trabajo de la estadounidense Gabriela Cowperthwaite reflexiona sobre los accidentes entre las orcas y sus cuidadores

Javier Ocaña
Fotograma de 'Blackfish'.
Fotograma de 'Blackfish'.

El punto de partida provocador del conflicto dramático en la extraordinaria De óxido y hueso era uno de esos accidentes que a veces se producen cuando el hombre juega a meter baza en el desarrollo natural de la Tierra: a una mujer, a una veterana entrenadora de orcas en un espectáculo para niños y grandes, el animal le comía ambas piernas. Una imagen que, asociada desde entonces al trabajo de la inmensa Marion Cotillard, abandona el terreno de la ficción más o menos basada en hechos reales para adentrarse ahora en el área del documental con Blackfish, impactante trabajo de la estadounidense Gabriela Cowperthwaite, con el que se reflexiona sobre este tipo de accidentes. El hombre y el animal. La naturaleza y la cautividad. Lo natural y lo artificial. El trabajo y la muerte.

BLACKFISH

Dirección: Gabriela Cowperthwaite.

Intervienen: Kim Ashdown, Ken Balcomb, Samantha Berg, Dave Dufuss, Howard Garrett.

Género: documental. EE UU, 2013.

Duración: 82 minutos.

La secuencia de arranque, más auditiva que visual, es brutal: la llamada real de un trabajador del (presunto) espectáculo a policía y ambulancias, abordando un tema nada baladí: “La orca se ha comido a su cuidadora”. Espeluznante. A partir de ahí, Cowperthwaite va abordando todos los frentes: los entrenadores, cómo empezaron, cómo aprendieron, cómo convivieron con el respeto y el miedo, cuándo sospecharon que el drama estaba al acecho; también las grandes empresas dedicadas al asunto, los intereses económicos; la caza de ballenas; los juicios posteriores... Todo ello acompañado de grabaciones con diversos momentos de amor-odio entre el hombre y el monstruo. Pero ¿quién es el monstruo? ¿Quién es el inteligente en este caso?

“¿Cómo hicieron para soltar... el, ya sabe...”. Incluso las conversaciones telefónicas entre policía y trabajadores dan para una tesis psicológica. “¿El brazo?”. “Sí, el brazo”. “No lo soltó, se lo tragó”.

Documental de denuncia social, e incluso política, Blackfish, siempre interesante, ejerce la labor que a veces debe articular el cine documental: poner sobre la mesa hechos dados como naturales en la vida diaria (llevar a nuestros hijos a tal o cual sitio), desarrollarlos como conflicto y motivar la reflexión.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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