Repetición de la jugada
¿Opio del pueblo u ocio democrático? El fútbol es en España tema habitual de libros
La cuadratura del círculo. Puede que eso sea un libro sobre fútbol pese a que el primero no sea necesariamente sinónimo de alta cultura ni el segundo lo sea siempre de gregarismo acrítico. Juzgar un deporte por su costado comercial y, como todo lo que toca el dinero, más o menos corrupto, sería como juzgar la literatura por los premios literarios o el arte contemporáneo por la cara de satisfacción de los especuladores financieros en las ferias del mercado de invierno. Eso sí, algo tendrán las camisetas cuando todos los políticos quieren ponérselas: nadie pide pabellones en la Bienal de Venecia sino selecciones nacionales de fútbol. En tiempos en que el euro pesa menos que la Eurocopa y la moral menos frágil sigue siendo en España la del CD Alcoyano, el balompié se ha convertido en un subgénero literario. En los últimos meses no han dejado de llegar balones al área editorial. Y desde todas las posiciones posibles: de la poesía a la crónica pasando por las memorias, la historia o el ensayo.
Caduco pero histórico. El periodismo deportivo impreso siempre ha tenido que sortear la mayor de las dificultades: escribir para el día siguiente sobre un acontecimiento que sus lectores han visto la noche anterior y sobre el que, faltaría más, todos tienen una opinión fundada. ¿Dónde queda el papel del crítico cuando todo el mundo ha visto la película? Por un lado, en el criterio; por otro, en el estilo. Aquello que en las escuelas llamaban fondo y forma. Lo primero hace que el lector compre el periódico. Lo segundo, que lea la crónica de un partido aunque no le guste el fútbol. Se ha dicho muchas veces de Joaquín Vidal y los toros y casi tantas de Santiago Segurola y el deporte. Héroes de nuestro tiempo (Debate) recoge 25 años y 500 páginas de textos —no solo sobre fútbol— publicados en EL PAÍS y Marca, antologados por Pedro Cifuentes y Pablo Martínez-Arroyo y a los que su autor ha añadido en algunos casos un jugoso making of. El conjunto retrata tanto la conversión del deporte en superespectáculo mundial como la desaparición de aquel viejo fatalismo español de francotiradores. Un libro nacido de un periódico vale por la vigencia de sus crónicas cuando estas han perdido el sentido temporal que les da nombre. En el de Segurola están todos los hitos imaginables y algunos que solo unos pocos podían imaginar, como ese cero a cero de tercera división entre el Premià y el Barça B en septiembre de 2007: el primer partido de Guardiola como entrenador.
Pan y circo. El primer partido de fútbol que se jugó en España tuvo lugar en 1882 por iniciativa de un inglés y en los jardines de la Institución Libre de Enseñanza. Aunque una fecha así es escurridiza, eso cuentan los cronistas de una escuela cuyos alumnos nutrieron el Foot-Ball Sky, el primer equipo madrileño, creado en 1897, ocho años después de que los británicos de Río Tinto fundaran el Recreativo de Huelva, el decano español. En Fútbol, cine y democracia (Alianza), el historiador José María Báez rastrea la relación entre el higienismo moderno, la industrialización urbana, el ocio de masas y el fútbol. La radio, la publicidad, la creación de la Copa del Rey (1902) para celebrar la subida al trono de Alfonso XIII y la posterior organización de la Liga (1928-1929) desembocarían en la profesionalización de un deporte que empezó siendo minoritario pero que dio pronto su primer héroe: Ricardo Zamora. A la altura de 1922 el portero del Español cobraba 25.000 pesetas, la misma cantidad que el Estado dedicaba a todo el deporte, hasta hacía bien poco, afición exclusiva de ricos y militares. Ocho años más tarde fue traspasado al Real Madrid por 150.000: “Era el único futbolista que tenía una fama comparable a la de los toreros”. Desde Décimo Junio Juvenal (“pan y circo”) hasta Rafael Sánchez Ferlosio pasando por la Escuela de Fráncfort, nunca han faltado los críticos con las supuestas bondades del deporte como canalizador de las pulsiones violentas y del nacionalismo. ¿Forma de control social o resultado de un ocio democrático?, se pregunta Báez. Él argumenta lo segundo y detiene su relato, centrado en Madrid pero mucho más que eso, en 1936. El año que partió la historia de España. Y el año en que se retiró Zamora.
Colores en blanco y negro. Como algunos futbolistas, todos los futboleros juegan de memoria. La repetición de la jugada es la primera forma del recuerdo. La editorial Libros del K. O. lanza la colección Hooligans ilustrados y todos sus títulos llevan un niño dentro, alguien que acude al campo sin levantar un palmo. El Betis, el Atlético de Madrid, el Barcelona y el Real Madrid juegan en blanco y negro en los sueños de Antonio Luque (Sr. Chinaro), Julio Ruiz, Marcos Abal y Manuel Jabois. De la guerra y del RCD Espanyol se ocupan dos periodistas de este diario, Ramón Lobo y Enric González. Los seis autores demuestran que haber sido niño no quiere decir que se siga siendo ingenuo. No tiene desperdicio, por ejemplo, el análisis que González hace del supuesto pasado catalanista del Barcelona partiendo de la recalificación “por orden personal de Franco” de los terrenos en los que hoy se levanta el Camp Nou. “Cito el detalle de la recalificación”, escribe, “porque en la época de la que hablo aún no se había reinventado la historia y el Barça era tan franquista como el Espanyol, el Ayuntamiento y casi cualquier otra institución no clandestina”.
Juega en verso. Eso se dijo de Zinedine Zidane una de esas pocas veces en que la poesía se asoma a las primeras páginas de los periódicos (no digamos de los deportivos). Al contrario que en Latinoamérica —Martín Caparrós y Juan Villoro acaban de publicar en Argentina Ida y vuelta (Seix Barral), que reúne sus cartas futboleras—, tradicionalmente en España la literatura nunca ha sabido bien qué hacer con el fútbol. Gonzalo Suárez, Manuel Vázquez Montalbán, Javier Marías o Enrique Vila-Matas son algunas de las ilustres excepciones por el lado de la no ficción lo mismo que David Trueba y Ramiro Pinilla lo son por el de la ficción. Todo ello en un panorama dominado desde 1929 por la famosa oda de Rafael Alberti a Platko, “oso rubio de Hungría”. Ese poema es el que abre ahora Un balón envenenado (Visor), la antología preparada por el poeta Luis García Montero y el editor Jesús García Sánchez. Luis Muñoz, que confiesa que no le gusta el fútbol, es la excepción en una nómina de aficionados que va de Mario Benedetti a Blanca Varela pasando por Gabriel Celaya, Gerardo Diego, Eduardo Galeano, Clara Janés, Nicanor Parra, Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat o Kirmen Uribe. La abundancia de poemas inéditos —muchos se diría que escritos ad hoc— matiza la supuesta pasión futbolística de la lírica moderna en español. Garantizada, eso sí, por la juventud de muchos de los convocados, libres ya de prejuicios intelectuales. Todo lector añadirá otros nombres (Miguel d’Ors, Alberto Tesán), pero ya se sabe que solo hay una lista tan debatida como la de un antólogo: la del seleccionador nacional. Él dice Negredo; tú, Soldado. Vale. Lo importante es que cace ratones.
Clásicos en la grada, nuevos en la estantería
Historia
Fútbol, cine y democracia. Ocio de masas en Madrid (1923-1936). José María Báez y Pérez de Tudela. Alianza. Madrid, 2012. 352 páginas. 22 euros.
Nacidos para incordiarse. Un siglo de agravios entre el Madrid y el Barça. Alfredo Relaño. Martínez Roca. Barcelona, 2012. 488 páginas. 17,90 euros.
Crónicas
Héroes de nuestro tiempo. Santiago Segurola. Antología de Pedro Cifuentes y Pablo Martínez-Arroyo. Debate. Barcelona, 2012. 496 páginas. 20,90 euros.
A mí el pelotón. Patxo Unzueta. Córner. Barcelona, 2011. 264 páginas. 17 euros.
Poesía
Un balón envenenado. Luis García Montero y Jesús García Sánchez (editores). Visor. Madrid, 2012. 256 páginas. 12 euros.
Memoria
Una cuestión de fe. Enric González / El autoestopista de Grozni y otras historias de fútbol y guerra. Ramón Lobo / Marchito azar verdiblanco. Antonio Luque / Yo me voy al Manzanares. Julio Ruiz / Una insolencia. Marcos Abal. / Grupo salvaje. Manuel Jabois. Libros del K.O. Madrid, 2012. Entre 50 y 70 páginas. 6 euros cada uno.
Cuando nunca perdíamos. 15 miradas sobre el Barça. Enrique Vila-Matas, Juan Villoro, Juan Gabriel Vásquez, Jordi Soler… Selección de Antoni Munné. Alfaguara. Madrid, 2011. 275 páginas. 19 euros.
Viaje al corazón del fútbol. Juan Cruz. Córner. Barcelona, 2011. 288 páginas. 17 euros.
Biografía
Messi. Leonardo Faccio. Debate. Barcelona, 2011. 200 páginas. 16,90 euros.
Cristiano Ronaldo. Luca Caioli. Córner. Barcelona, 2012. 208 páginas. 16 euros.
Ensayo
El Barça. Del fútbol total al fútbol cuántico. Sandro Modeo. Prólogo de Irwine Welsh. Alfabia. Barcelona, 2012. 248 páginas. 19 euros.
De Nietzsche a Mourinho. Guía filosófica para tiempos de crisis. Santiago Navajas. Berenice. Córdoba, 2012. 168 páginas. 15,95 euros.
Fútbol. Dinámica de lo impensado. Dante Panzieri. Capitán Swing. Madrid, 2011. 320 páginas. 18,50 euros.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.