Dorival Caymmi, el músico brasileño que desveló Bahia
Su hijo narra la intimidad y las leyendas en torno al precursor de la bossa nova, un referente para Gil, Caetano y Bethânia, que murió el sábado a los 94 años
Lenta y suavemente. Así, como llevó su vida, murió el pasado sábado el compositor a quien los inventores de la Bossa Nova consideraron un maestro. Dorival Caymmi falleció a los 94 años reverenciado por cantar y contar el carácter de los habitantes de Bahía, dueños de uno de los esterotipos brasileños más conocidos. Fue para la música lo que Jorge Amado representó para la literatura. "Tenía un total desamor por el dinero y por el éxito fácil y la fama. Si le regalaban una moneda, un corcho o un anzuelo le daba igual. El último gran artista brasileño era un tipo sencillo", cuenta por teléfono a ELPAÍS.com desde Río de Janeiro su hijo Dori Caymmi.
Sus versos sobre las bellezas y el folclore de Bahía, donde nació el 30 de abril de 1914, lo convirtieron en uno de los artistas más populares en Brasil. Sin embargo, el patriarca de la llamada música popular brasileña ha terminado su vida con un patrimonio modesto (un piso de tres habitaciones y una casa de campo). El despiste ante temas relacionados con el dinero era uno de sus sellos, algo que se reflejaba en su obra. Se resistía a trabajar bajo la presión del ritmo comercial. Su hijo señala el ejemplo en uno de sus versos: El cayuco ha salido con Chico, Ribeiro y Bento/El cayuco ha vuelto solo. "Otro hubiera descrito lo violentas que eran las olas, lo terrible que estaba el mar. Por eso le encantaba leernos de niños los párrafos de autores como Cervantes, que valoran lo sencillo", añade Dori.
La fama de un tipo casero
Aunque fuera el retrato del bahiano, este hijo de un inmigrante italiano y de una negra bahiana vivió gran parte de su vida en Río. Llegó a la ciudad en 1938, sin las ambiciones propias de un genio: escribir en periódicos mientras estudiaba para ser funcionario. Su pasión por la guitarra, que aprendió a dominar solo, cambió su destino. Empezaba a trabajar en la Radio Nacional cuando la canción O que é que a baiana tem? fue escogida tema de la película Banana da Terra. La interpretó la ya famosa Carmen Miranda, actriz brasileña de ascendencia portuguesa que se inmortalizó en Hollywood.
En la década de 1940 se casó con la cantante Stella Maria y se hizo conocido por canciones como O mar, Rainha do mar y Promessa de pescador y Marina. En 1954 y 1955 lanzó sus dos primeros discos de larga duración: Canções praieiras y Sambas de Caymmi. A finales de los años 50, llegó la consagración. Fue popularizado por los pioneros de la Bossa Nova. Colaboró con Vinicius de Moraes y Antônio Carlos Jobim (que, muerto en 1994, fue su amigo más cercano entre los grandes músicos brasileños) y en la década de 1960 sus canciones fueron interpretadas por João Gilberto. Entre éstas destacan Samba de minha tierra, Saudade de Bahia, Rosa Morena y Doralice. Entre sus mayores fans y intérpretes están Maria Bethânia y Gal Gosta. "Mi padre ha influenciado a todos los grandes músicos brasileños en lo que es voz y guitarra. Al crear una manera original de interpretar sus canciones, João Gilberto inventó la bossa nova", explica el hijo. Por ello algunos le tildan el abuelo de la bossa. Dio conciertos fuera de Brasil, pero se le consideraba un tipo casero. En Europa, se hizo más conocido en Francia.
Un perezoso trabajador
Bromeaba con la fama de perezoso, un estereotipo contra el que luchan los bahianos en general. Caymmi se había convertido en un personaje frecuente en los chistes que exigían un personaje que descansa en una hamaca, mientras contempla el mar. "Esto sí es una mentira, una leyenda. No he visto nunca a mi padre en una hamaca. Le parecía poco cómoda", contesta Dori. Se cuenta que Jobim una vez le preguntó por un tema en el que trabajaba hacía años, sin ir más allá de la primera frase de la música. Jobim le dijo que se quedaría con ella. Argumentó en broma que su lentitud la convertiera en una obra de dominio público, para el disfrute de todos. De ahí salió el Tema de amor de Gabriela, el personaje de Jorge Amado que Bruno Barreto convirtió en película.
Eso sí, trabajaba lenta y meticulosamente. Si había un concierto para noviembre y se lo comunicaban en marzo, no dudaba en indagar: "¿No es muy pronto?", cuenta Dori, dejando escapar una tímida risa al teléfono. Esta es la razón por la que compuso poco más de 120 canciones distribuidas en 20 discos, a lo largo de siete décadas. "Compuso poco más de cien temas, es verdad. Pero todos son obras maestras. ¿Qué compositor se da este lujo? Quisiera ser un perezoso así", ha comentado Caetano Velloso, otro bahiano ilustre.
Un adiós a la Romeo y Julieta
Caymmi volvió a Bahia pocas veces. Sus canciones, sin embargo, continuaron inspirándose en historias de humildes pescadores y del mar, de la misma forma que lo hizo su amigo, el fallecido escritor Jorge Amado. "Aunque su tema favorito fuera el mar, no era un gran nadador. Le tenía mucho respeto", revela Dori, añadiendo que a su padre no le había gustado siquiera tener una piscina en la casa de campo. Murió mientras dormía en su casa en el barrio de Copacabana, víctima de un cáncer renal y complicaciones posteriores. Fue enterrado el lunes en Río, acompañado de sus hijos Dori, Danilo y Nana Caymmi, también músicos. Prácticamente sordo y con la visión afectada, se había retirado desde hacía algún tiempo. Su muerte, aseguran los hijos, fue precipitada por el ingreso en coma de su mujer a finales de julio. "Al saber que ella no volvería, mi padre, que ya estaba muy enfermo, desconectó. Mamá sigue en coma en el hospital y no lo sabe. Hubiera sido lo peor para ella", cuenta Dori.
A causa de su sincretismo religioso (se consideraba católico y devoto del rito afrobrasileño del candomblé, relaccionado con la santería), las letras de Caymmi, las mismas que ganaron el respeto de otros artistas, han recibido críticas de los sectores conservadores. Gilberto Gil ha dicho sobre él: "He tenido la bendición de crecer oyendo sus canciones, como quien bebe el agua más fresca y come la comida más sabrosa".
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