Gerardo Sámano Córdova, escritor: “Quería probar hasta dónde se puede estirar el amor”
‘Monstrilio’, una originalísima historia de terror fantástico considerada por NPR, The Observer, Goodreads y Barnes & Noble de las mejores novelas del 2023, está siendo traducida al español
La novela debut de Gerardo Sámano Córdova, Monstrilio parte de una premisa tan delirante como sensacional: una madre desolada conserva en un tarro el único pulmón de su hijo, que acaba de morir. Un pulmón que alimenta y que va creciendo hasta convertirse en un nuevo ser, un monstruo, que pese a su condición, es querido por su familia. Se trata de una novela inusual, donde los personajes son queer y la trama, grotesca y divertida a la par que triste, aborda el duelo y los conflictos de identidad. Sámano (Ciudad de México, 43 años) pasó de ser un completo desconocido a convertirse en una de las voces más interesantes del panorama literario actual, gracias a la difusión de las reseñas de su libro en redes sociales y revistas especializadas. Sin embargo, antes de alcanzar este reconocimiento, su vida atravesó muchos derroteros.
Estudió cine en Ithaca College, trabajó como diseñador gráfico para un diseñador neoyorquino, vivió una vida bohemia en Berlín y durante varios años fue publicista en la capital de su país nativo, antes de trasladarse a Míchigan a estudiar escritura creativa. En la actualidad Sámano es escritor residente en la Universidad de Fordham, en Nueva York, Monstrilio (Zando, 2023) está siendo traducida al español y está ultimando su segunda novela.
Pregunta. Todos los personajes de su novela son queer, ¿es su forma de criticar una sociedad donde en la mayoría de los libros solo hay personajes heterosexuales?
Respuesta. Sí, fue algo deliberado, incluso Monstrilio es queer y no se me ocurre ningún otro libro donde todos los personajes sean queer. Un lector me dijo que eso era precisamente lo que le parecía más inverosímil del libro, ¡incluso más que la trama en sí, que parte de un monstruo que crece de un pulmón! No supe qué contestarle, me pareció muy gracioso.
P. ¿Qué tiene en común con Santiago, el protagonista de su novela? ¿Y con Monstrilio?
R. Monstrilio era feliz como criatura pero al convertirse en persona sufre una confusión de identidad, que yo también comparto. Y a Santiago me parezco en que los dos nos sentimos inseguros respecto a saber cuál es nuestro lugar en el mundo. A él le faltaba un pulmón y yo nací con una enfermedad genética llamada osteogénesis imperfecta, que hace que los huesos se rompan con facilidad, así que durante mi infancia estuve limitado, no podía hacer muchas cosas. En mis primeros 11 años de vida me rompí las piernas siete veces y eso me obligó a pasar meses en silla de ruedas o escayolado. Con la pubertad los huesos se fortalecieron pero mis dientes siguen siendo un caos. Con el tiempo tuve conciencia del peso que puse en mi familia y cuánto tomé de sus vidas. Eso afecta mucho a la formación de identidad.
P. Es un libro sobre el duelo, el miedo y mucho sobre la identidad. Me gusta mucho la frase que dice: “En esta casa en el norte del Estado de Nueva York, rodeada de árboles, un búho ulula por las mañanas creyéndose un gallo”.
R. Me encanta esa línea. Yo me veo así, como el búho que no entiende bien qué es ser un búho y que hace lo que más le parece.
P. ¿Cómo surgió la idea de escribir este libro?
R. Había conseguido una beca para estudiar una MFA de escritura creativa en la Universidad de Míchigan. En una de las clases, durante el primer semestre de la maestría teníamos que escribir el borrador de una novela y fue entonces cuando empecé a escribir Monstrilio, aunque el borrador cambió mucho respecto al resultado final. El curso terminó cuando empezaba la pandemia, así que me pasé el 2021 reescribiendo el libro, gracias al apoyo de mi familia. Como no tenía casa ni trabajo fui dando brincos de un sitio a otro. Viví en casa de mis padres y en la de mi hermana en Montreal. A finales de año terminé de escribir la edición final, en enero del 2022 conseguí vender el libro y se publicó en marzo del 2023.
P. ¿En qué momento estaba cuando lo escribió?
R. Más que estar vinculado al momento que estaba atravesando, el tema del libro se refiere a una pregunta que me hago desde siempre: ¿hasta qué punto se puede estirar el amor? ¿Cuándo se rompe? Siendo queer, la aceptación es siempre una preocupación. Quería probar esa idea en torno a un protagonista que no fuera fácil de amar, un monstruo, un ser que sale del duelo y que hace preguntas grandes como qué es recordar, qué es vivir, qué es morir. Mi idea no era hablar del duelo al principio, pero me interesó mucho su poder emocional.
P. ¿Ha vivido previamente un suelo así?
R. No, para nada. He sido lo suficiente afortunado para no perder a nadie tan cercano a mí. Me dolió mucho cuando falleció mi abuela, pero por la edad es algo más previsible. Pero creo que personalmente me basé mucho en las veces que he tenido que decir adiós a la gente con la que he vivido en distintos lugares —México, Berlín, Ithaca, Nueva York—. Eso ha sido para mí un duelo, dejar un pedazo de la persona que yo era, que fui.
P. Escribió la novela en inglés, ¿por qué?
R. Mi maestría de escritura creativa era en inglés porque pensé que escribir en inglés podría abrirme más puertas en Estados Unidos. Todo se fue dando en ese idioma. Ha sido interesante porque he descubierto que se me hace más fácil hablar de sentimientos y cosas dolorosas en inglés, porque hay un cierto distanciamiento. El vocabulario es mucho más melodramático en español, hay más bagaje cultural en ese sentido; el inglés es más seco. También me daría miedo hacer yo mismo la traducción del libro al español porque estaría tentado de reescribirlo. Y si lo escribiera originalmente en español y tuviera luego que traducirlo al inglés, me daría pena perder el texto en español.
P. ¿Qué papel juega México en su narrativa?
R. México siempre va a ser parte de mí. La comida, el clima, la cultura, la forma en que veo a mi familia. Mi ilusión, si pudiera permitírmelo, me gustaría vivir la mitad de año en Nueva York y la mitad en México.
P. Hay quien lo ha comparado con Mariana Enriquez o Carmen Maria Machado ¿Cuáles son sus autores de referencia?
R. Me inspiran muchos autores. Desde las historias cortas de Julio Cortázar, pasando por Samanta Schweblin, Jonas Eika, Kelly Link, hasta Roald Dahl, que siempre me ha encantado. Pienso mucho en James y el melocotón gigante, sobre el sentido de encontrar una familia en otras partes.
P. En su novela hay escenas de sexo explícito, ¿cree que es necesario volver a incidir en estas descripciones ahora que todo tiende a ser tan políticamente correcto y predomina la cultura de la cancelación?
R. Yo creo que sí, ¡se necesita más sexo! Es algo natural y para el libro se me hacía necesario. Monstrilio está descubriendo su ser físico y omitir esa parte simplemente porque para cierta gente puede ser de mal gusto, significa omitir una parte importante de lo que es ser persona o criatura en este mundo. Me pregunto, ¿por qué la gente se queja del sexo pero no se queja de las descripciones de comer algo violentamente? ¿Por qué toleran eso más?
P. Monstrilio dice, “Me los quiero comer a todos”. ¿Ha sido una catarsis escribir este libro?
R. Totalmente. Quería transmitir ese momento en que uno descubre de repente quién es y metafóricamente quiere comerse el mundo. A mí me sucedió tras vivir en Berlín y en Nueva York, luego volví a México convertido en otra persona y pude apreciar mi país de una forma más profunda y con más cariño. Uno cambia y todo cambia.
P. ¿Cuál es su próximo proyecto?
R. Estoy terminando una novela sobre cómo las creencias influyen en cómo vemos el mundo y en nuestra identidad. Trato de entender de dónde salen esas creencias tan fuertes, cómo se vuelven políticas e incluso tratan de justificar todas las atrocidades que están pasando. Pero siempre partiendo del horror fantástico, de una situación surreal, que es un filtro para hablar de mí sin hablar de mí.
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