“Harris y Trump hablan de la migración como si fuera culpa de otros países”
Eduardo Sierra, ingeniero de costas mexicano de 45 años, y naturalizado estadounidense, votará por los demócratas, pero más en contra del racismo y xenofobia del discurso de Donald Trump
Con 45 años, Eduardo Sierra ha construido su vida en Estados Unidos. Nacido y criado en la Ciudad de México, este ingeniero de costas educado en Holanda llegó a Seattle, en el Estado de Washington, en 2007. Diecisiete años después es ciudadano estadounidense y trabaja como científico en una consultora ambiental, haciendo proyectos de restauración para recuperar el hábitat marino. Su historia es la de la migración profesional, lenta y llena de obstáculos, pero segura. Su esposa, cuenta, al principio no tenía permiso de trabajar; eso lo cambió Barack Obama. Sus hijos, uno nacido meses antes de migrar y el otro nacido ya en tierras estadounidenses, tienen doble nacionalidad, pues el arraigo y la identidad es tan importante como la “utilidad” de un pasaporte. Con todo, se reconoce inmensamente privilegiado. En estas segundas elecciones presidenciales en las que puede votar, y en las que su voto, como hombre latino, es un pequeño tesoro por el que luchan los dos partidos, volverá a votar en contra del racismo y la xenofobia que identifica en el discurso de Donald Trump.
Pregunta. ¿Ha decidido su voto para el 5 de noviembre?
Respuesta. Sí, voy a votar por el Partido Demócrata.
P. ¿Qué es lo que más ha influido en su decisión en esta ocasión?
R. Que estoy en contra de la incitación del racismo. Estoy en contra de la división y el odio que genera una persona como Donald Trump. No estoy totalmente de acuerdo con las políticas del Partido Demócrata, pero porque siento que no ha hecho lo suficiente para evitar conflictos internacionales o por los temas migratorios y la deficiencia del sistema de salud y educativo.
P. En el caso hipotético de que tuviera a Donald Trump en frente, ¿qué le diría?
R. Es difícil. Siempre considero que es difícil dialogar con personas tan ególatras, pero lo que yo le compartiría es lo que yo considero que como migrante he aportado a este país y lo que también mi comunidad ha aportado. Tal vez, además, le diría que su política genera y fomenta mucho la polarización y el conflicto entre las sociedades.
P. Y si, en cambio, tuviera a Kamala Harris delante, ¿qué le diría?
R. Que su partido no ha realmente resuelto el problema migratorio, es mucho más lo que se dice que lo que se hace. Tampoco ha resuelto el problema de los dreamers. También, que tienen una posición muy incongruente con respecto a la guerra de Israel en Gaza y esto ha generado muchas perdidas humanas. Me enfocaría a recalcar eso con ella. Pero a los dos les diría que hablan de la migración como si fuera culpa de otros países, sin embargo, en muchos de los casos es inducida por las políticas externas que fuerzan a la gente a migrar de otros países hacia aquí. O sea, si Estados Unidos apoya las políticas de otros países y genera conflicto en otros países, mucha gente termina huyendo por la violencia. Es algo que mucha gente sabe, pero no se dice tanto.
P. ¿Para usted qué es ser latino en Estados Unidos?
R. Representar a un grupo trabajador con una riqueza cultural inmensa que le aporta mucho a la sociedad estadounidense. Y es una responsabilidad mostrar el valor de nuestras culturas y la dignidad y la historia que nuestros países pueden aportar a este país.
P. Desde que está en Estados Unidos, ¿ha sentido prejuicio o racismo?
R. Una vez cruzando la frontera con mis hijos, un oficial de migración me pidió mis papeles y vio que mi hijo, aunque había nacido aquí en Estados Unidos y tenía su pasaporte de aquí, también tenía pasaporte mexicano. Me cuestionó por qué le había sacado pasaporte mexicano. En ese momento yo tenía green card, entonces me quedé congelado, no quise crear una discusión que se fuera a elevar mucho. Le expliqué que yo soy mexicano y yo nací en México y no sé si me van a dar papeles después aquí, entonces no quiero que mi familia se separe simplemente por los papeles, por evitar esa separación que vimos justamente con el periodo de Trump. También hay otro tipo de prejuicio en el que siento que para un latino, ya sea por su color de piel, por su acento, por sus costumbres, es más difícil escalar salarios o puestos en Estados Unidos.
P. Ahora algo más positivo, ¿qué le gusta de Estados Unidos?
R. Me gusta la diversidad de razas, de grupos sociales, de religiones. En México no había esa diversidad y aquí fue muy claro para mí al conocer gente hindú, afroamericana, asiática... Yo soy de mente muy abierta y me gusta apreciar diferentes culturas y costumbres. Entonces, eso yo creo que fue lo que más me gustó.
P. ¿Y qué cambiaría de Estados Unidos?
R. Lo primero que se me viene a la mente es que el sistema educativo y de salud fueran más accesibles. O sea, sí está disponible, pero es muy fácil endeudarse aquí. Si tienes un problema de salud, aunque tengas un seguro, te puedes quedar en bancarrota. Lo mismo pasa con la educación. Tienes que pedir un préstamo para poder estudiar, y aunque sí hay becas y apoyos federales, nunca va a ser una beca completa.
P. ¿Cómo se imagina dentro de 10 años?
R. Voy a seguir trabajando aquí, quiero seguir haciendo ciencia e ingeniería en pro del medio ambiente. Pero tengo un arraigo muy, muy fuerte con mi país y aunque llevo más de la mitad de mi vida fuera, siento una conexión. Entonces siento que voy a acabar regresando a México, reconectar con mis raíces. Además de que es más barato en México todavía vivir, tal vez voy a alcanzar a un poquito más en mi retiro.
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