Ir al contenido
_
_
_
_

‘The Gold’: la historia del mayor atraco del Reino Unido y de los gánsteres que acabaron en España

La serie británica estrenada en Filmin relata las dos caras de los policías y de los atracadores, que acaban tostándose en la costa de Tenerife

Es como meterse de cabeza en Police & Thieves, la canción de Lee Scratch Perry que tocaba The Clash, pero en su versión más real. El 26 de noviembre de 1983, seis ladrones entraron en un almacén de la empresa Brink’s-Mat, cerca del aeropuerto de Heathrow. Buscaban robar unas sacas con un millón de libras, pero se encontraron con tres toneladas de oro por el valor de 26 millones.

Esta es la historia del mayor atraco de la historia del Reino Unido —un país famoso por robos míticos, desde el asalto al tren de Glasgow de 1963 a las joyas sustraídas en Hattons Gardens en 2015—, y esta es la premisa de The Gold (2023), del guionista Neil Forsyth y protagonizada por Hugh Bonneville (Downton Abbey), Jack Lowden (Slow Horses), Dominic Cooper (Spy City, Mamma Mia!), Charlotte Spencer (Sanditon) y Tom Cullen (Black Mirror), disponible en Filmin.

Al más puro estilo “policías contra ladrones”, la serie, de Paramount y BBC, de seis capítulos de una hora cada uno, relata las dos caras de la moneda del caso. Por un lado, la red criminal, formada por delincuentes de poca monta, abogados, polis corruptos, expertos en oro y asesores inmobiliarios con pocos escrúpulos, con prisa por borrar el rastro de los lingotes y convertirlo en dinero contante y sonante. Por otro, el de un pequeño grupo de investigadores y policías que saben de la sistémica corrupción policial, acompañados por expertos en el volátil negocio del oro y la evasión de capitales, que se rompen la cabeza por desentrañar el funcionamiento de dicha red antes de que sea tarde.

En esta carrera contra el reloj ninguno de los dos bandos lo tiene fácil. Para los ladrones, tratar de blanquear tres toneladas de lingotes de oro es “como disfrazar a un elefante con una puta peluca”, según John Palmer (Cullen), experto en fundir ese metal. Para la policía es complicado dar con los implicados en esa red, muchos de ellos agentes públicos corruptos, que cobran “dinero limpio por cumplir la ley” y, a la vez, “dinero sucio por infringirla”, en palabras de la inspectora Nicki Jennings (Spencer). Según explica el jefe Boyce (Bonneville), están ante un reto que solo podrán afrontar aplicando la misma regla que reina en el jazz: como hace Miles Davis en su So What, acompañado de John Coltrane, Cannonball Adderley y Bill Evans —que Boyce escucha en su despacho, donde tiene un tocadiscos—, hay que establecer unos parámetros y, a partir de ahí, dar libertad a la improvisación.

Pero hay más. The Gold refleja el espectro político de Margaret Thatcher, el desgaste político y social de la batalla contra el IRA y los primeros pasos en la destrucción de la vida comunitaria en los barrios del sur de Londres, víctimas de una desbocada especulación. “Antes esto iba de personas, de familias. Ahora todo es dinero”, dice una vecina.

A su vez, la serie muestra los conflictos y las fronteras de clase social, sea en una cancha de fútbol, en la oficina, en el dormitorio de un matrimonio o en el funeral por la muerte de cualquier ser querido. Porque están representados los que sobreviven como pueden a la low life, ansiando escapar de un destino grabado a fuego por la miseria de sus padres; está la clase aristocrática, siempre protegida por sus contactos de cuna, su dinero viejo y su temible asertividad, que conforma las invisibles columnas del establishment, y están también los arribistas, los funcionarios corruptos y algunos limpios, sin tacha, que se asumen como una extravagancia que confirma el hábito común de recibir favores y mirar hacia otro lado. Y la serie retrata la momentánea disolución de todas estas fronteras de clase cuando entra tantísimo dinero en juego.

Costa del crimen

Una y otra vez, The Gold delata la ineludible impronta del factor humano en todo acto criminal, y sus estragos en cuanto los fajos de billetes de libras empiezan a correr, cuando llegan las ganas de divertirse y de huir de pasados desoladores, de gastar y hacer felices a los tuyos, y comprarle una bella casa solariega a tu esposa y otra a tu amante, por ejemplo. Y refleja qué pasa cuando llegan las ganas de comilonas y cálidas borracheras, de risas y de contentar a tus hijos.

Parte del último tramo de la serie transcurre en Tenerife, donde el personaje de Palmer —que nunca ha salido de la ciudad y es prácticamente analfabeto— se escapa de vacaciones con su familia y vislumbra la posibilidad de una vida lejos de la presión de la justicia y del brumoso entorno del barrio, al sol. Esta trama del gánster británico reubicado en las cálidas playas españolas (que cobra mucho más peso en la segunda temporada de The Gold, ya estrenada en el Reino Unido), es un subgénero que se puede reconocer como Costa del crimen, el mismo nombre con el que en algunos círculos se denomina a la nutrida delincuencia internacional instalada en las costas españolas.

Es una realidad que la ficción refleja en forma de atribuladas y violentas aventuras de criminales internacionales propietarios de villas frente a las playas andaluzas, alicantinas, en las Baleares o en las islas Canarias, un tipo de género que ha dado series como la española Brigada Costa del Sol, The Curse II: Costa del Crimen, y joyas cinematográficas como Sexy Beast, de Jonathan Glazer (con Ben Kingsley, Ray Winstone, Ian McShane y Amanda Redman, rodada en 2000 en Agua Amarga (Almería), y que The Gold homenajea copiando un bellísimo plano de Palmer tostándose al sol sobre una colchoneta de agua), o La venganza (The Hit), de Stephen Frears, una maravillosa road movie que cruza la península de sur a norte, rodada en 1984 (con Terence Stamp, John Hurt, Tim Roth, Laura del Sol y Fernando Rey, entre otros, con banda sonora de Paco de Lucía y Eric Clapton).

Más allá del mito del sol y la playa, otro de los aciertos de The Gold es que consigue reflejar los primeros años de la década de los ochenta del siglo pasado sin trampa ni disfraz. A lo largo de los seis capítulos se ven cigarrillos Rothman humeando en casas, bares, despachos y coches Renault Cinco, Fort Escort, Land Rover Santana y Volkswagen Golf, teles encendidas en cualquier parte, peinados a toda laca con moldeados imposibles y pantalones de pinzas de colores pastel. Y en cualquier circunstancia, todo es endemoniadamente british. Hay abundante cerveza en los pubs, buen whisky en botellas de vidrio talladas en las casas de la campiña, sándwiches de mermelada para comer para los chicos de los barrios obreros, almuerzos en The Carlton Club para los muy ricos (y para algún invitado advenedizo), y hay retazos de canciones de Bronski Beat, The Smiths, Echo & The Bunnymen, The Cure y Joy Division para todos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Mar Padilla
Periodista. Del barrio montañoso del Guinardó, de Barcelona. Estudios de Historia y Antropología. Muchos años trabajando en Médicos Sin Fronteras. Antes tuvo dos bandas de punk-rock y también fue dj. Autora del libro de no ficción 'Asalto al Banco Central’ (Libros del KO, 2023).
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

_

Últimas noticias

Lo más visto

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_