Ir al contenido
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Y ahí están Gervais y Houellebecq

El escritor francés me fascina, provocador genético o racional, blasfemo con estilo, cronista brillante y desesperado de la realidad de su país y de la existencia en general

Carlos Boyero

Me convence mi amigo Mantilla para que me acerque a un festival al aire libre que se titula Ideas, enunciado mosqueante para mí y con el que siempre me resuenan aquellas palabras de Brassens: “¿Morir por las ideas? De acuerdo, la idea es excelente. Pero de muerte lenta". La razón es que van a entrevistar a Michel Houellebecq, escritor que me fascina, provocador genético o racional, blasfemo con estilo, cronista brillante y desesperado de la realidad de su país y de la existencia en general, pornógrafo eficaz (qué calentón pillé leyendo Plataforma), individuo en posesión de una temática tan nihilista como lúcida, pero que todavía no se ha suicidado a pesar de los pesares.

Y nos presentan. Y estamos juntos un rato, en silencio. Él, acompañado todo el rato de una bolsa misteriosa. Y nos ignoramos cortésmente. Aunque mi francés fuera perfecto no se me ocurriría entablar conversación social con alguien con el que me reconozco tanto. Nos hacen una foto pintoresca. Los dos estamos en silencio, en posesión continua en nuestras manos de una botella de agua mineral. Y fumando indesmayablemente, aunque esté medio prohibido. Como casi todo.

Y después un catedrático francés entrevista a Houellebecq. Es el espectáculo más grotesco que he visto en los últimos años. Tiene en frente al gran provocador, al más ácido, al destroyer implacable. Y le pregunta por cosas absurdas en un interrogatorio surrealista. Por Epicuro, por Kant, por Nietzsche. Y el público abre la boca. Houellebecq pasa de todo. Es un diálogo de besugos, hablando sobre la nada teniendo a ese fulano explosivo.

Me recupero de semejante esperpento viendo en Netflix el último y maravilloso monólogo de Ricky Gervais. Y me digo: “Te van a matar, no solo el universo woke, sino también cualquier poder establecido al que agredas con tu genial corrosión". Dice el muy cínico que lo hace en nombre del sagrado humor, pero su transgresión es salvaje. Y en algún momento desafía todos los limites y me digo: “Córtate”. Pero cómo me río. Es un espíritu libre y en posesión de infinita gracia. Qué suerte poseer su osadía y su enorme talento. Otros acabaremos en centros de beneficencia. Bueno, Lenny Bruce la palmó de sobredosis de caballo, acosado por la policía y los dueños de la moral establecida. Pero ahí está con inmejorable salud el blasfemo Gervais.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Carlos Boyero
Crítico de cine y columnista en EL PAÍS.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_