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Cristina Lasvignes: “Qué violenta fue la forma en la que los medios y la audiencia tratamos en su día a mujeres como Mar Flores, Rocío Carrasco o Marta Chávarri”

La periodista regresa a los medios 10 años después de su retirada voluntaria, y confirmada como nuevo rostro de Telecinco con el formato de corazón ‘Vaya fama!’

Héctor Llanos Martínez

La periodista Cristina Lasvignes (Madrid, 47 años) llevaba casi una década sin aparecer en televisión o radio. Desde 2016 se había centrado en su empresa de hostelería Azotea Grupo, su colaboración con la Fundación CRIS contra el cáncer y la gestión de su productora de documentales, Filmus. También, como desvela por primera vez en esta entrevista, tras las consecuencias de un parto complicado, prefirió dejar de hacer sacrificios en su vida familiar para seguir manteniéndose en primera fila mediática.

Pero este verano reapareció por sorpresa como la sustituta estival de Jorge Javier Vázquez en El diario de verano, que en cierto modo le regresó a su época en la radio, en el Hablar por hablar de la Cadena Ser. Ahora, encadena un nuevo programa en Telecinco, ¡Vaya fama!, espacio de crónica social que se emite los fines de semana en el hueco dejado por Socialité.

Pregunta. Lleva semanas explicado por qué decidió dejar su trabajo en los medios. ¿Hubo un componente de desencanto?

Respuesta. Más que desencanto, creo que fue un proceso que fue surgiendo poco a poco. Llegó un momento en que seguía haciendo cosas por no salir de esa rueda de trabajo. Siempre te dicen que si sales de ella ya no vuelves a entrar. Y llegó un momento de decir: “¿Quién ha dicho que quiero seguir en esta puñetera rueda?“.

P. Decidió priorizar otros proyectos.

R. Con mi primera hija, Aitana, no tomé la baja de maternidad para seguir en la radio. Di a luz con siete meses de gestación. No parí en directo de milagro. Yo creía que tenía ciática y terminé yéndome al hospital y teniendo un parto de urgencia, con algunos problemas en la UCI. Esto fue en noviembre y yo el 7 de enero estaba de nuevo en la radio porque al parecer el trabajo y la carrera son lo más importante. Creo que eso fue lo que a mí me hizo más adelante decir: “Pero, ¿estamos locos?“.

Siempre te dicen que si sales de ella ya no vuelves a entrar. Y llegó un momento de decir: “¿Quién ha dicho que quiero seguir en esta puñetera rueda?“.

P. Pero antes de irse del todo, hizo un último programa en televisión.

R. Yo ya había decidido que no iba a hacer programas de televisión y estaba empezando con mi marido el proyecto de hostelería. Me llamaron de Esto es vida en TVE, me encantó el proyecto y al final me metí después de dar a luz a mi segundo hijo, Jacobo. Pero les dije que esta vez iba con mi hijo, que yo iba a respetarme a mí. Me esperaron hasta terminar mi baja de maternidad. Y en el primer programa salí dando de mamar a Jacobo. No fue por hacer apología de la lactancia, sino porque en esa época habían salido varios casos de mujeres que habían sido expulsadas de lugares públicos por amamantar a sus hijos. Al acabar el programa, también empecé a colaborar con la Fundación CRIS contra el Cáncer y fundé mi productora Filmus y ya cambió todo. Hay otras vidas más allá de la tele.

P. Su regreso ha sorprendido.

R. Como suele pasar, con el tiempo, al ex ya no le ves tan malo y empiezas a acordarte de lo bueno y a idealizarlo. Hace poco regresé un día a la SER, a grabar una cosa con mis hijos. Empecé a encontrarme con compañeros, me fui a tomar algo y pensé que a lo mejor sí que me gustaría volver. Y, juro que fue casualidad, justo entonces recibo una llamada preguntando que si estaba en activo. Dije que sí lo estaba y me propusieron hacer un casting, para El diario de verano.

P. En ¡Vaya fama!, defiende que la relación del programa con los famosos no sea tensa, sino de complicidad.

R. Echo de menos esa complicidad que sí que había antes entre muchos periodistas de crónica social y famosos o los periodistas deportivos con los deportistas. Era una relación mucho más personal, se iba a cenar juntos y se ayudaban mutuamente.

P. Justo antes de comenzar la entrevista, comentaba que estaba viendo tanto la serie como el documental de Netflix sobre Nevenka Fernández. ¿Cree que el mundo del corazón también debe cambiar la narrativa de cómo en su día retrataron a mujeres como Mar Flores o Rocío Carrasco?

R. Es que antes se permitían muchas cosas en los medios. Es curioso cómo el prisma puede cambiar tan radicalmente. Y darnos cuenta de que lo que parecía una verdad absoluta, porque se contaba en todos los lados con esa ligereza, realmente puede reescribir ahora mismo buena parte de la historia del corazón. Le ocurrió a Nevenka y de otra forma, en el corazón, a Rocío Carrasco. O a Marta Chávarri. Lo que se le hizo a esa mujer... Y Mar Flores. Cuando empiezas a leer de seguido la cantidad de cosas que se dijeron de ella, hiciera lo que hiciera con su vida... Ostras. No solo por quién lo publicaba. Los demás lo veíamos y nos parecía gracioso. Qué duros hemos sido y qué violento y qué agresivo normalizar esa ruptura de intimidad, como esas fotos con Alessandro Lecquio.

P. Su nuevo programa hace encuestas para colocar a los personajes en el lado bueno o lado malo de la fama ¿Dónde cree que colocaría la audiencia a Lecquio?

R. Lecquio es uno de esos personajes que adoras o amas. Sigue dando un juego brutal, es un tío que no se calla nada. No le conozco personalmente, pero me inspira cariño. Al final, supongo que por el contacto que he tenido con tantas familias en la fundación contra el cáncer, sientes que la procesión va por dentro. Supongo que en su personaje televisivo también hay un escudo grande y grueso.

P. Usted siempre prefiere programas en directo.

R. En radio me dicen que haga podcasts. He hecho alguno y yo encantadísima de la vida de hacer más. Pero no es radio. Y en la tele tampoco es lo mismo si los programas tienen que ir grabados. De El diario de verano, el aliciente más grande como presentado es no saber qué va a pasar. La primera vez que ves al invitado es cuando entra en plató. Sabes su historia, pero no por dónde va a salir.

P. Ocurría en Hablar por hablar, pero por teléfono todo es más reposado y espontáneo.

R. La dinámica es parecida, pero con muchas diferencias. En la radio se seleccionaban las historias en directo sin la preproducción de El diario. Yo he estado cuatro años haciendo de redactora y de productora en Hablar por hablar antes de dirigirlo. Cuando conectabas con ellos no tenías ni idea de lo que te iban a contar y tenías que ir tirando y tirando y tirando de ellos. En la tele hay una coreografía que hay que cumplir, porque un invitado está en una sala y otro en otra. En la radio, si se te va de las manos, con colgar y sacarlo de antena era suficiente. En la tele no es posible.

P. ¿Cuáles han sido los momentos más complicados de El diario de verano?

R. Hay momentos de tristeza y de congoja. Recuerdo mucho a una chica colombiana, de 20 años, huérfana, que no tenía nadie ni en Colombia ni en España. Intentaba ponerse en contacto con la familia paterna porque estaba sola. Me daba miedo pensar en que estaba sola siendo tan joven. Los compañeros del programa hacen seguimiento de este tipo de casos, pero creo que de momento no se sabe nada.

Y recuerdo a Agustín, un abuelo que vino junto a su mujer a recibir una sorpresa de su nieta, que tuvo un linfoma con 15 años. Ya estaba curada y era todo muy bonito. Pero yo le veía a él muy contenido. A veces, por tirar un poquito, tiré un poquito de más. Cuando ya les iba a despedir, el hombre rompió a llorar lo que no había llorado antes. Y yo también me rompí. No podía dar paso a la siguiente invitada. Mi directora desde el pinganillo intentó tranquilizarme, pero costó.

P. Este formato tiene el estigma de El diario de Patricia, pero en el talk show también hay casos como el de Ana Orantes, cuyo testimonio cambió la visión de la violencia machista.

R. Su caso, además de concienciar a la sociedad e impulsar que cambiara las leyes en torno a violencia de género, también ha hecho que cambiemos nuestra forma de trabajar en estos formatos. Ahora hay más protocolos. Antes no había el mismo conocimiento ni se tenían las mismas herramientas que ahora.

P. Y hablando de trabajar en directo, ¿le gustaría un reality?

R. He hecho un poco de todo, pero no telerrealidad. Me encantaría. Sobre todo si es con gente anónima. Ese directo sí que tiene que ser complicado. Mercedes Milá fue la reina de este país de los realities. Era una bestia parda. Cómo manejaba todo eso. Y ahora el heredero, por supuesto, es Jorge Javier Vázquez. Cómo les provoca para que se mojen. No tiene que ser nada fácil.

P. Se calcula que solo el 30% de los estrenos televisivos sobrevive. ¿Qué es más difícil, mantener a flote un restaurante o un programa de televisión?

R. Pues el dato de los restaurantes es peor. Creo que son cuatro de cada cinco fracasan en los cinco primeros años. Así que la hostelería todavía es más difícil. Y además pasa exactamente igual que en los programas de televisión. No hay fórmula que garantice el éxito.

Desde la Fundación CRIS contra el Cáncer creemos que desde los fondos públicos se puede hacer más... siempre y cuando no los desmantelen.

P. La Fundación Cris es muy activa y versátil en sus actividades.

R. Peleamos mucho por la investigación. Hemos estado en el Congreso dos veces este año. Tenemos una lucha muy gubernamental, para que cuando los políticos nos digan que no pueden hacer más podamos responderles que creemos que un poquito más sí puede hacerse. Lo que no puede ser es que desde que un tratamiento se pone en marcha hasta que se aprueba pasen más de dos años de media. Estoy muy orgullosa de que esos 50 millones de euros que llevamos ya invertidos hayan ido a hospitales públicos de este país. Nosotros no decidimos qué niño o adulto recibe la ayuda, lo decide un comité científico que está dentro de esos hospitales.

P. ¿Qué otros proyectos realiza la fundación?

R. Estamos financiando mucho talento. Pagamos a investigadores para que se queden en España y puedan desarrollar sus proyectos, que son mínimo de cinco años. Tú ves las condiciones laborales que tienen, los sueldos que tienen y es complicado. Obviamente que nosotros creemos que desde los fondos públicos se puede hacer más... siempre y cuando les dejen y no los desmantelen.

P. No se centra solo en las donaciones, aunque sea una parte relevante.

R. Yo siempre digo que son inversión, porque los datos lo dicen: creo que dos de cada tres hombres y una de cada dos mujeres van a tener cáncer antes del 2050. Entonces tú estás invirtiendo, más que donando. Y las empresas, si nos dejaran asesorarles un poquito más, verían los beneficios fiscales y lo fácil que es en cierto modo donar y que eso te vuelva a repercutir en ti.

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Sobre la firma

Héctor Llanos Martínez
Redactor especializado en nuevas narrativas audiovisuales (streaming, pódcast, redes sociales) y en el género documental, creador del blog 'Doc&Roll'. XV Premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Antes de llegar a El País, escribió desde Berlín para BBC, Deutsche Welle, Cineuropa, Esquire o Yorokobu.
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