De la sanción a Líbano a las banderas palestinas en la final de Tel Aviv: cronología de las tensiones recientes entre Israel y Eurovisión
España se ha convertido en el quinto país en anunciar que no participará en el festival en 2026 si Israel sigue haciéndolo


Cuando Eurovisión se celebró por primera vez, en Lugano (Suiza) en 1956, ya habían pasado ocho años desde que David Ben Gurión leyera en Tel Aviv la Declaración de Independencia de Israel. Las tensiones por su presencia en el festival se remontan a mucho antes de que la UER no expulsara al país en la edición de 2024 por su masacre en Gaza, al contrario de lo que había hecho poco antes con Rusia tras invadir Ucrania. Estas son algunas de las controversias previas que han llevado a España y a otros cuatro países a anunciar que no participarán en el festival en 2026 si Israel sigue haciéndolo.
2005: incorporación frustrada de Líbano
Entre los conflictos más recientes se encuentra la incorporación frustrada de Líbano al festival, en la edición de 2005. A pesar de tener ya un candidato seleccionado y de haber confirmado su participación, la organizadora del festival, la Unión Europea de Radiodifusión (UER), advirtió al país que debía emitir la gala íntegra, incluyendo la actuación israelí. Al no poder garantizar esos términos, anunció su retirada de Eurovisión 2005. Pero tomó esta decisión meses después del plazo estimado, conllevó una sanción económica por parte de la UER y un veto del concurso de tres años, que finalmente se tradujo en que Líbano no haya vuelto a intentar hasta ahora formar parte del festival.
2019: banderas palestinas en el escenario de Tel Aviv

El documental A Song Called Hate (Una canción llamada odio), dirigido por la periodista Anna Hildur, recuerda el polémico paso de la banda islandesa Hatari por Eurovisión 2019. El festival se celebraba ese año en Tel Aviv y el grupo aprovechó el momento de las votaciones para mostrar en directo varias banderas palestinas. Se aseguraba así un plano televisivo que iban a ver en directo cerca de 200 millones de espectadores, a pesar de ser un gesto prohibido por la UER en un evento que se declara apolítico.
“Islandia es uno de los pioneros en Europa en reconocer el Estado Palestino. Lo hizo en 2011. Más de 30.000 personas en un país de unos 360.000 habitantes firmaron una petición para no acudir a un Eurovisión organizado en Israel, en nombre de los derechos humanos. Votar a Hatari fue probablemente una forma de asegurarse de que, al menos, su opinión iba a estar representada en Tel Aviv”, comentaba en 2021 a este periódico la directora del documental.
2024: la Eurovisión del caos
Eden Golan llegó a Eurovisión representando a Israel con Hurricane meses después de que comenzaran los ataques de Israel a civiles palestinos, como respuesta al ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre de 2023.
La delegación israelí tuvo que modificar la letra de la canción que planeaba presentar en el escenario de Malmö, porque hacía referencia a los atentados de Hamás. Se vio obligada a hacerlo para evitar ser descalificada por la naturaleza demasiado política de esa propuesta.

Las manifestaciones en contra de Israel se sucedieron durante los días de celebración del festival en Malmö (Suecia), a mediados de mayo de 2024. La activista sueca Greta Thunberg estuvo entre los asistentes a la manifestación de la tarde de la segunda semifinal, a la que acudieron, según estimaciones oficiales de la policía del país, más de 12.000 participantes. Esa cifra es exactamente el aforo del Malmö Arena, donde se celebraba el certamen.
La Comisión Europea exigió explicaciones a Eurovisión después de que este periódico contara en primicia que la organización del festival había extremado la política de banderas coincidiendo con el conflicto árabe-israelí. En la edición de 2024, la UER prohibía incluso el acceso al recinto con banderas europeas (además de las palestinas), algo que no había ocurrido en años anteriores.
Los eurofans críticos con la decisión de no vetar la participación de Israel, como sí se hizo con Rusia en 2022 tras su invasión en Ucrania, abuchearon desde las gradas cuando las presentadoras del evento sueco, la humorista Petra Mede y la actriz Malin Ackerman, anunciaron el pase de Eden Golan a la gala final.
Pocas horas antes del inicio de esa final estallaba el caos. El representante neerlandés Joost Klein, uno de los más beligerantes ante los medios con la participación israelí, fue descalificado de la competición, siendo uno de los favoritos para las casas de apuestas. La Unión Europea de Radiodifusión (UER) explicaba en un comunicado que la policía sueca estaba investigando una queja de comportamiento inapropiado de una integrante del equipo de producción del festival. La tensión hizo que otros artistas, como la irlandesa Bambie Thug, amenazaran con no salir a actuar a pocos minutos de que comenzara la emisión en directo. Tras ser investigado por las autoridades suecas, el músico fue absuelto por falta de pruebas, aunque declinó regresar al festival con una nueva canción.
Uno de los puntos de conflicto y suspicacia entre el sector crítico con la UER por su tibia reacción a la polémica participación de Israel se centraba en el hecho de que la compañía israelí Moroccanoil fuera el principal patrocinador de Eurovisión en 2024, como también lo ha sido en 2025 y, muy probablemente, lo será en 2026, a juzgar por los carteles oficiales que ya comparte el festival en sus redes sociales.

Otro de ellos es la movilización forzada del televoto en favor de Israel de sectores cercanos a la ultraderecha que nada tienen que ver con los espectadores de Eurovisión y que han hecho que el país estuviera a punto de ganar el certamen tanto en 2024 como en 2025. Solo el voto profesional, casi la mitad de los puntos distribuidos, lo ha impedido en ambas ocasiones, apoyando otras propuestas muy por encima de la israelí.
Un ejemplo de cómo se organiza en redes sociales y otros medios digitales el apoyo forzado a Israel fue el mensaje que compartió en su perfil de Twitter en 2024 Pilar Rodríguez Losantos, presidenta no ejecutiva del medio cercano a la extrema derecha OK Diario. Mostró a sus seguidores que acababa de invertir más de 20 euros en enviar 20 votos (los máximos posibles por cada terminal telefónico) a la propuesta de Israel. Siendo un reclamo para esos más de 30.000 seguidores para que hicieran lo mismo de forma masiva.
21,80€ por 20 votos a Israel (el máximo posible).
— Pilar R Losantos (@pirlosantos) May 11, 2024
El dinero mejor invertido del año.#EurovisionRTVE @Israel 🇪🇸❤️🇮🇱 pic.twitter.com/9gFUr4kkXZ
2025: el inicio de las tensiones entre RTVE y la UER
En enero de 2025, la televisión israelí se encargó de contar la historia personal de Yuval Raphael, una de las sobrevivientes del ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, al anunciar que sería la representante de Israel en la edición número 69 del concurso musical, celebrada en Basilea (Suiza).
Israel se clasificó en la segunda semifinal de Eurovisión 2025 ante las protestas de agrupaciones suizas y manifestaciones en las calles mucho más discretas que el año anterior.
Durante la emisión de esa semifinal, la emisión local de RTVE aprovechó justo antes de la intervención de Israel para condenar los ataques del país en Gaza. A través de sus comentaristas, Tony Aguilar y Julia Varela, recordaron que hasta ese momento eran más de 50.000 las víctimas civiles por los ataques en Gaza, siendo más de 15.000 de ellas niños, según los datos de Naciones Unidas. A septiembre de 2025, esa cifra ha ascendido a 65.000 víctimas civiles.
Ante este gestó, la UER amenazó a RTVE con “multas punitivas” para España si repetía las referencias al conflicto de Gaza durante la final.
Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Paz y justicia para Palestina.https://t.co/puZwqrZD76 pic.twitter.com/NnqISBQl6c
— RTVE (@rtve) May 17, 2025
La respuesta de RTVE fue clara. Antes del inicio de la emisión del sábado sobreimpresionó un cartel en el que se leía, en español y en inglés: “Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Paz y justicia para Palestina”. “When Human Rights are at stake, silence is not an option. Peace and Justice for Palestine”. Poco después, los dos presentadores de TVE comentaron la actuación de la representante de Israel, Yuval Raphael, con normalidad y sin ningún mensaje específico.
No llegó ninguna sanción para RTVE, ya que recurrió a un vacío normativo y emitió el mensaje en los segundos anteriores a la emisión oficial. Pero la cadena pública siguió presionando a la organizadora de Eurovisión. Pidió casi de inmediato una auditoría del televoto español recibido durante la final, ante nuevas sospechas de que hubiera sido manipulado a través de campañas políticas en WhatsApp y redes sociales. A esa petición española se sumaron otros países participantes. Incluso la cadena pública belga VRT se planteó abandonar Eurovisión si los organizadores no respondían a sus dudas sobre el televoto, explicaban portavoces del canal a este periódico. Pero esta polémica no llegó a más.
En las últimas semanas, Países Bajos, Irlanda, Eslovenia e Islandia han asegurado que no compartirán escenario con Israel por su ofensiva sobre Gaza. España lo ha hecho de forma oficial este martes, convirtiéndose en el quinto país en anunciar esta posible medida y en el primer miembro del Big Five, los cinco principales financiadores de la UER, que se retiraría de la competición, desatando una importante crisis en el seno del certamen.
La UER, organizadora del concurso, ha ampliado el plazo de confirmación para participar en Eurovisión 2026 a mediados del mes de diciembre.
La próxima asamblea del organismo europeo se celebra precisamente unos días antes, el 4 y 5 de ese mes en Ginebra (Suiza). Es en ese momento cuando la participación de Israel podría someterse a voto de forma definitiva. En función de lo que se anuncie en esa asamblea, se sabrá pocos días después de forma oficial qué países formaran parte del festival en esta edición.
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