Jordi Évole: “Hace dos años que no voy a ‘El hormiguero’. Pablo no me llama”
El periodista estrena este domingo la nueva temporada de ‘Lo de Évole’ con una entrevista a Juan y Medio. “No sería quien soy si no hubiera tenido en mi programa a mucha gente que no piensa como yo. A mí me han enriquecido”, asegura
La nueva temporada de Lo de Évole arranca este domingo en La Sexta y la polémica ya está servida. Jordi Évole (Cornellá de Llobregat, Barcelona, 50 años) escogió a Mario Vaquerizo como protagonista de la publicidad para promocionar que su vuelta estaba al caer —un guiño humorístico a la estrepitosa caída que sufrió el cantante durante un concierto, en octubre del año pasado—. Las críticas no se hicieron esperar. A algunos no les gustó que Évole, referente del progresismo, eligiera a un artista de derechas para anunciar su regreso. El presentador, que es tan bueno y rápido haciendo preguntas como respondiendo cuando le preguntan a él, no se calla. “No sería quien soy si no hubiera tenido en mi programa a mucha gente que no piensa como yo. A mí me han enriquecido”, explica en conversación con EL PAÍS. “No acabo de entender el momento en el que estamos, en el que intentan posicionarte y colocarte en un lugar que tú no eliges. Yo quiero elegir el lugar en el que estoy, si es que estoy en alguno”.
Pregunta. ¿Quién es menos tolerante con el oponente? ¿La izquierda o la derecha?
Respuesta. Ambos. Con la promo de Mario he recibido críticas de gente marcadamente de derechas y marcadamente de izquierdas. Fue un tutti frutti. Hay dos extremos y no se parecen en nada, pero conmigo se ponen de acuerdo. A ver si voy a ser yo el nexo de unión entre la izquierda y la derecha [risas].
P. El Papa acaba de decir que hay que dialogar “con quien es incómodo”.
R. Eso se lo dije yo al Papa [risas]. Le dije: “Francisco, vamos con este argumentario a principios de año”. Es broma. Pero sí, el Papa se mete en jardines precisamente por eso, porque se rodea de gente que no es de su cuerda. Hubo mucha gente en España que no entendió por qué nos dio una entrevista a nosotros. Para algunos esa fue la confirmación de que era “el Papa comunista”.
P. ¿Sigue en contacto con él?
R. Sí, nos escribimos a través de mail. Es una correspondencia muy curiosa. Francisco escribe a mano y escanea las tarjetas con el membrete del Vaticano. Nunca me habría imaginado que iba a tener una relación epistolar con el Papa. Me hace ilusión porque yo vengo de una familia de raíces profundamente cristianas. Mi madre es una persona religiosa, de varias misas a la semana, y yo me he identificado muchas veces con los valores del cristianismo.
P. ¿Ha podido comentar con Francisco la polémica por la estampita de Lalachus?
R. [Risas] No le he preguntado al Papa por lo de Lalachus, pero tendría que haberlo hecho. Tampoco es que tengamos una relación semanal. Hablamos tres o cuatro veces al año. Lo de Lalachus es muy curioso. Creo que no iban contra Lalachus, iban contra todo lo que ella significa. Hay gente a la que le fastidia mucho que hayan cambiado los parámetros con los que antes se movía todo: las tallas, los volúmenes, las ideas, la forma de hablar… Sale esta tía que rompe con todo eso y lo que menos les importa es la estampita. No quieren que haya Lalaschus. Nadie ha hecho más por Televisión Española que Broncano y Lalachus. Han conseguido concentrar a un público que había desertado de la televisión y lo han hecho sin expulsar a la gente mayor. Eso me parece interesante.
P. Esta temporada de Lo de Évole comienza con una entrevista a Juan y Medio. No le pega nada un personaje como él.
R. Es un tipo que va mucho más allá del tópico del presentador que pone en contacto a los abuelos y que hace de celestino. Juan y Medio es una persona culta, profunda, inteligente, con la que hemos hablado de todo. Si hubiera un Ministerio de la Tercera Edad, cosa que no descarto, él tendría que ser el ministro. Juan está cuidando a un sector de la población que muchas veces hemos mirado con cierto desdén, paternalismo y condescendencia. Él trata a ese público de una manera muy elegante, pero también con ironía.
P. Repite con Pepe Mujica, que ha anunciado que se está muriendo y que quiere que la prensa lo deje en paz. La suya puede ser una de las últimas entrevistas al expresidente uruguayo.
R. Con Pepe también se estableció una relación muy bonita la primera vez que fuimos a entrevistarlo, hace 11 o 12 años. Es uno de los personajes que a mí más me ha marcado. Es un sabio que vive como piensa y no piensa como vive. Es el ejemplo del anticonsumismo en la época en la que más consumimos. Me ha dado mucha pena su despedida. Hay gente que no tendría que morirse. Pepe Mujica es un poco el Papa laico. Tiene muy buena relación con Francisco.
P. Hablábamos de la polarización. ¿Iría antes a La revuelta o a El hormiguero?
R. Es sencillo. Yo pertenezco al grupo Atresmedia, grupo al que me siento absolutamente vinculado y al que estoy encantado de pertenecer y con el que he trabajado siempre con una enorme libertad. Así que debería ir a El hormiguero, un programa al que he ido durante muchísimos años. Debo ser uno de los invitados que más ha ido a El hormiguero.
P. Entonces irá uno de estos días…
R. Estaría encantado de ir. Hace dos años que no voy. Pablo no me llama. Me sorprende porque habíamos tenido mucha sintonía siempre que nos habíamos visto en plató, pero no se está dando. Todo el mundo tiene derecho a llevar a su programa a quien le da la gana, empezando por Pablo Motos.
P. ¿Quién le ha dicho ‘no’ más veces?
R. Isabel Díaz Ayuso. Hemos llegado a vernos en la sede de la Comunidad de Madrid y en un acto en Barcelona y no hubo manera. Siempre te dejan la esperanza, la esperanza de nada. Por nuestra parte, nosotros hemos tenido a todos los presidentes vivos. Todos ellos han pasado por el programa: Felipe González, Aznar, Zapatero, Rajoy, Pedro Sánchez…
P. Entonces asume que Ayuso ya es presidenciable.
R. Eso no lo dudes. Como mínimo habrá un intento. No sé si Feijóo llegará a las próximas elecciones. Menos después de su última entrevista con Alsina.
P. ¿Sigue intentando entrevistar a Puigdemont?
R. Sí, pero con menos énfasis que en otros momentos. Fuimos una vez a verlo a Waterloo. Nos prepararon una fideuá que estaba rica. En esos muros que hemos construido, Puigdemont no quiere darle horas de televisión a un grupo como Atresmedia. Considera que en su momento el grupo actuó muy beligerante contra él, cosa que yo no creo así.
P. Ahora se habla mucho de los bulos, pero ya había bulos en la guerra de Cuba. ¿El problema de la desinformación está sobredimensionado?
R. No creo que esté sobredimensionado desde el momento que la nueva comunicación ha potenciado las mentiras de una manera exponencial. Antes, los políticos estaban cerca de los medios de comunicación. Ahora, tenemos una red social, la más influyente de todas, en manos de un tipo que puede ser presidente o ministro de Estados Unidos. X es una red social en manos de una ideología.
P. ¿Entonces por qué sigue en esa red?
R. Yo no soy de los que me voy. Prefiero seguir ahí, vigilando de cerca lo que hace Elon Musk. Me parece peligrosísimo.
P. ¿Qué opina del despido de Pedro Vallín de La Vanguardia por una respuesta que dio a un usuario de X?
R. Yo le tengo aprecio a Pedro. A mí me habría gustado que no hubiera salido de La Vanguardia. Si yo tuviera un periódico, me gustaría tener a Pedro entre mis redactores.
P. Ha cumplido 50 años. ¿Es verdad lo de la crisis de los 50?
R. No, en mi caso no lo es. Con los 40 tuve más crisis, pero ahora estoy en un momento muy disfrutón de la vida. No tengo tantas vergüenzas ni tantas manías como antes. Me tomo menos en serio y me divierto mucho más. Está bien no tomarse muy en serio.
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