La tercera temporada de ‘The Bear’ sigue dejando de lado el glamur de la alta cocina para apostar por la cercanía de sus personajes

El inicio de la tercera temporada de The Bear sigue alimentando su lucha por colocarse entre las mejores series de la historia en pleno 2024, décadas más tarde de la última edad de oro de la televisión y miles de estrenos después de la llegada de las prolíficas plataformas de contenido a la carta. Y para lograrlo se fija en las mejores. Mañana, el primer episodio de esta nueva tanda, que llega a la plataforma Disney+ este miércoles 14 de agosto, hace todavía más evidentes sus referencias a un clásico como A dos metros bajo tierra y su proverbial introspección. Pero, tras ese aperitivo en el que apenas hay diálogos, pronto la serie regresa a su pulso habitual, retomando la historia tal y donde se quedó en la temporada anterior, poniendo a prueba la relación de sus protagonistas.

Ebon Moss-Bachrach, uno de los protagonistas de The Bear, define a la perfección lo que está por venir: “El espectador conoció la serie con un tono caótico, pero en la segunda temporada fuimos algo más meditativos, explorando la vida interior de los personajes. Esta vez regresamos al ritmo inicial, el de la cocina del restaurante, pero con toda la información adquirida en la temporada pasada sobre las personas que trabajan en ella”, avanzaba el actor en junio en conversación telefónica. Una vez superada la noche de inauguración, el equipo del local comienza un camino hacia la excelencia de la estrella Michelin.

El neoyorquino de 47 años interpreta al confuso e iracundo primo Richie de esta disfuncional familia. Es uno de los personajes que más ha evolucionado en la serie y el protagonista de uno de sus capítulos más celebrados. Tenedores, el relato cápsula que el año pasado narraba sus días de entrenamiento en el mejor restaurante del mundo, ha marcado su arco argumental. Pero todavía queda mucho por descubrir sobre él en esta tercera temporada, defiende el actor. “Ese episodio no retrataba a un hombre que llegaba a un destino, sino a un hombre que caía en la cuenta de que podía comenzar un camino hacia la redención. Y eso es lo que todavía está por ver de Richie. Hasta ahora, ha vivido el duelo por la muerte de su mejor amigo y por la muerte de su matrimonio. Es un hombre con el corazón roto que sigue luchando con sus demonios y sigue intentando descifrar el modo de alcanzar la versión más constructiva de sí mismo”, comenta Moss-Bachrach a este periódico.

Hace unas semanas, The Bear estableció un paradójico récord: se convirtió en la comedia más nominada en un mismo año en la historia de los premios Emmy, con 23 candidaturas, tras una temporada que para muchos superó el elevado listón que había dejado su temporada inicial. A pesar de su media hora de duración por capítulo, pocos espectadores definirían esta serie ambientada en el mudo de la alta cocina como humorística, pero el perfecto engranaje de su reparto y de sus personajes ha permitido que emerja en ella una comicidad muy particular a partir del drama, la tensión y la ansiedad que construyen su premisa principal.

El Richie de Alicante

Para Moss-Bachrach, uno de los grandes aciertos de The Bear es no querer mostrar una realidad más atractiva de lo que es, eliminando todo el glamur de la alta cocina, del que se supone un mundo de lujo. “En cuanto leí el primer guion de la serie, supe que sus personajes podían llegar al espectador. Sentía que sabía quién era Richie nada más conocerlo, porque me recordaba a algunos tipos que he conocido en mi vida”, confiesa. En concreto, hace referencia a un bombero retirado al que conoció en Alicante, cuando pasó uno de sus años de universidad en la ciudad española. A pesar de la diferencia de edad, estableció una amistad con él. Había comenzado como bombero en el Bronx con 17 años y cumplidos los 40 ya había logrado su pensión, así que decidió cambiar de vida e irse a España a aprender otro idioma. Estaba tan feliz de estar allí que su personalidad resultaba ruidosa y explosiva, tanto para la risa como para el llanto. El joven estudiante que era entonces el actor pocas veces había visto una personalidad así antes en su vida. “No había pensado en él en mucho tiempo, hasta que leí sobre Richie”, cuenta sobre el hombre al que ha intentado localizar sin éxito en los últimos dos años.

“Como dice el músico Nick Cave, el sentimiento más universal del mundo es el del dolor que nace de la pérdida”, dice el actor. Es lo que sigue uniendo a la mayoría de personajes de la serie: el recuerdo de Mikey, el personaje ausente que encarna Jon Bernthal en recurrentes flashbacks. Pero lo que el intérprete de Richie considera que marca la diferencia de esta ficción es la magia que surge en la sala de montaje. “Cuando vi el primer capítulo es cuando quedé realmente en shock. Porque ese caos que muestra no es exactamente lo que habíamos vivido durante la grabación. Tenía esa esencia del Spike Jonze de los años noventa, antes de convertirse en director de cine; de esos vídeos que grababa con skaters, llenos de adrenalina, coraje y estrés”, comenta sobre este relato creado por Christopher Storer.

Una de las cosas que más divierte al actor, que encontró el éxito tardío como uno de los personajes secundarios de la serie Girls, es la de construir una vida imaginaria de sus personajes más allá de lo que se ve en pantalla. “Me gusta inventar qué escuchan mientras conducen, qué hacen cuando se despiertan o cuando salen del trabajo, pero son cosas que me las guardo para mí, no voy a traicionar a Richie y contar lo que hace cuando nadie le ve”, comenta en tono de broma, aunque la audiencia ya sabe de la inesperada importancia de la música de Taylor Swift en el pasado del personaje.

Lo que sigue sin cambiar es el nivel de exigencia que The Bear impone a sus seguidores. Una serie sobre la excelencia gastronómica, sobre la falsa creencia de que el trabajo garantiza dignidad y salvación se permite ciertas licencias para con el espectador. Quienes han visto la tercera temporada al completo, estrenada en junio en Estados Unidos, recomiendan revisitar este primer episodio de la tanda, Mañana, una vez vistos los nueve restantes. Contiene elementos difícilmente entendibles sin ver los posteriores, pero los responsables de la serie han decidido colocarlo al principio, aun sabiendo que no todo lo que se muestra en él tiene una explicación inmediata.

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