Las mejores series del segundo trimestre de 2024
Elegimos nuestras ficciones televisivas favoritas entre abril y junio. Una selección nada científica pero llena de buenos planes
Con nuestras mentes instaladas ya en modo verano, volvemos la vista atrás para repasar lo más destacado en ficción televisiva entre abril y junio. Sin pretensión de sentar cátedra, esta lista se contempla como una forma de destacar los méritos de títulos estrenados en España, planes perfectos para este inicio estival. En la selección hay historias policiales (bastantes), comedias y unas cuantas rarezas.
‘El caso Asunta’
Por Juan Carlos Galindo
Qué complicado era hacer una serie sobre un crimen del que todo el mundo sabía, o creía saber, y cerrado judicialmente. Pero el productor Ramón Campos (detrás también de la sobria e intensa aproximación documental al asunto en Lo que la verdad esconde) lo tenía claro y eso se nota desde el casting hasta las decisiones de la trama que establecen la relación entre realidad y ficción. Porque esto, no olvidemos, es una ficción basada en un caso real. Por eso pueden hacer ese malabarismo del episodio cinco y llevar al espectador las dos opciones, bucear entre lo que quizás nunca se sepa. Candela Peña es ya Rosario Porto en el imaginario de muchos españoles. Y qué decir de Tristán Ulloa puliendo cada detalle de la oscuridad de Alfonso Basterra. El resto del elenco completa de maravilla, incluido ese juez Malvar un poco pasado. Cerrar con el juicio sin hacer el típico episodio de juicios es un cierre perfecto.
'Caso Asunta' de Netflix
‘Muertos S.L.’
Por Natalia Marcos
Los hermanos Alberto y Laura Caballero son los reyes indiscutibles de la comedia televisiva más popular. En su última propuesta (en Movistar Plus+) han girado hacia el humor más oscuro que puede haber, el relacionado con la muerte. Muertos S.L. podría ser una sitcom en el lugar de trabajo a la española más, solo que ese lugar de trabajo resulta ser un tanatorio. Los personajes que trabajan en él (a cada cual más peculiar) y las estrambóticas y desconcertantes peticiones con las que lidian en el día a día dan para algunos de los gags más divertidos del trimestre. Es como si The Office y A dos metros bajo tierra tuvieran un hijo con el rostro de Carlos Areces.
‘Muertos S.L.’ de Movistar Plus+
‘Mi reno de peluche’
Por Héctor Llanos Martínez
Hay que tener mucho valor para exponerse como Richard Gaad lo ha hecho con este monólogo teatral reconvertido en miniserie. Y en uno de los milagros del extenso y por lo general poco estimulante catálogo de Netflix (con permiso del gran Ripley de Steven Zaillian y Andrew Scott). Mi reno de peluche parece una comedia ligera hasta que se convierte en un drama pesadillesco al estilo de Podría destruirte, otro impactante relato autobiográfico reciente. En este caso, el autor-protagonista no escatima en autocrítica y le han llovido palos. Porque durante semanas, ha sido la historia que ha dominado la conversación seriéfila, trascendiendo a los límites de la prensa especializada. Hasta el punto de encontrarse con una especie de secuela en la vida real, con la verdadera acosadora que coprotagoniza la historia atendiendo a las cadenas de televisión para dar su versión de la historia, como ocurre con el género true crime. Se consolida así un nuevo subgénero: el metadrama audiovisual.
‘Doctor Who’
Por Eneko Ruiz Jiménez
El hijo pródigo ha vuelto a casa. Es imposible entender la televisión inglesa sin el guionista Russell T. Davies, creador de It’s a sin, Queer as folk, Years and years y Un escándalo muy inglés. Y es imposible entender el éxito del moderno Doctor y su TARDIS sin el relanzamiento que él perpetró. Así que era lógico que Disney pensara en él cuando compró los derechos de la serie británica más longeva. Para la encarnación de Ncuti Gatwa, Davis ha vuelto a desarrollar lo que mejor se le da: tramas de ciencia ficción más grandes que el universo, metáforas sociales y raciales a flor de piel, episodios terroríficos en los que no puedes ni pestañear y villanos que no se parecen en nada a los de ninguna otra producción. Todo manteniendo un cierto aspecto naif que la diferencia del resto. Por 60 años más del Doctor.
'Doctor Who' de Disney
‘Ripley’
Por Juan Carlos Galindo
Todo es estético y cuidado en la versión de Ripley que ha creado Steven Zailian, una vuelta a todos los valores clásicos: el ritmo, la fotografía, los diálogos medidos y austeros. El casting lo tenía muy complicado: Ripley era Matt Damon desde que la versión de Anthony Minghella para cine se estrenara en 1999, pero ahí radica uno de los grandes aciertos de una producción llena de ellos. Al elegir a Andrew Scott (el mejor Moriarty que ha habido nunca) como antihéroe le daba una dimensión profunda, malvada y atormentada más allá de cualquier atractivo. Su encarnación de Ripley permanecerá. Patricia Highsmith se merecía una adaptación televisiva que captara así su gusto por el mal.
'Ripley' de Netflix
‘El marqués’
Por Natalia Marcos
La matanza del 22 de julio de 1975 en el sevillano cortijo de Los Galindos quedó sin resolver. El caso prescribió 20 años después sin juicio y sin un sospechoso oficial. Eso ha permitido a los guionistas de esta serie de seis capítulos emitida por Telecinco (en breve estará en Prime Video) plantear su propia teoría sobre lo sucedido. Narrada en dos líneas temporales, la trama muestra una sociedad de señoritos y trabajadores, de contrastes marcados, una España a punto de salir del blanco y negro, pero a la que todavía le quedaban años por delante para ello. Víctor Clavijo clava el villano de una historia que logra construir una tensión en aumento hasta el clímax de un capítulo final de gran nivel.
‘El caso del Sambre’
Por Héctor Llanos Martínez
Otro ejemplo de autores que trascienden sus series (el metadrama audiovisual) es el francés Jean-Xavier de Lestrade que se convirtió en personaje de la serie que adaptaba su propio documental en The Staircase. En El caso del Sambre (Movistar Plus+) ficciona la historia real del violador más mediático de la historia de Francia y de todos los macromachismos y otros prejuicios como la xenofobia que permitieron que estuviera en libertad durante décadas. Con esta miniserie sobria, analítica en el mejor sentido de la palabra, el director nos recuerda que hay vida más allá de las historias en inglés y español.
‘Dios salve Texas’
Por Eneko Ruiz Jiménez
Texas no da para medias tintas. Para algunos es el gran emblema de la personalidad estadounidense (cowboys, lazos, armas y toros), y para otros es el resquicio de un país que quieren ver como el pasado. En el primer episodio de esta serie documental, por ejemplo, el director Richard Linklater vuelve a casa para hacer una expiación personal, y analizar el estado a través una pregunta que no se quede en los prejuicios de unos y otros: ¿cómo es posible que muchos de esos estudiantes que tan bien ha retratado en sus películas hayan acabado en la cárcel? Así comienza un camino por el sistema carcelario que es tanto personal y profundo como general. Ese mismo concepto se extiende en los siguientes capítulos para explicar la intocable industria del petróleo y las diferentes visiones de la inmigración en la frontera. La complejidad real del mundo en tres capítulos. No hace falta ser de Texas para entenderlo.
Dios salve Texas de Max
‘Sugar’
Por Juan Carlos Galindo
Esta es la historia de una serie que es una carta de amor, impecable, al mundo de los detectives; una producción que telegrafía cada aspecto del noir más puro (el detective, inmenso Colin Farrell, el coche, Los Ángeles, la luz) y que nos ofrece un caso clásico: el héroe busca a Olivia Siegel, la querida nieta del legendario productor de Hollywood Jonathan Siegel, y por el camino descubre la miseria que esconde el ilustre apellido. Hasta ahí, estaríamos hablando de una serie ya vista, tampoco hay problema en eso, pero mejor hecha y dirigida con acierto por Fernando Meirelles. Pero he aquí que en el capítulo sexto hay un giro arriesgadísimo (que llegó a estar puesto en el primer capítulo, nunca sabremos si para bien) y todo adquiere otra dimensión. Los productores Mark Protosevich y Simon Kinberg se la jugaron pero, guste o no, todo tiene sentido en la trama y las virtudes de la serie permanecen más allá de la sorpresa.
'Sugar' de Apple TV
‘Blue Lights’
Por Natalia Marcos
Si en la primera temporada, un grupo de policías novatos se enfrentaba al día a día de las calles de Belfast más complicadas, la segunda entrega de este drama policíaco de la BBC (en Movistar Plus+) ha sabido ahondar en la personalidad de sus personajes y, sobre todo, mostrar las aristas de la ciudad en la que se desarrolla la acción, un lugar atravesado por heridas del pasado donde si no estás conmigo, es que estás contra mí. Conexión emocional, tramas bien hiladas y bien cruzadas y unos finales de capítulo de infarto son algunos de los ingredientes de una serie que se mantiene en la mejor tradición de los policíacos británicos.
'Blue Lights' de la BBC
‘Hacks’
Por Héctor Llanos Martínez
Parecía imposible que Hacks elevara todavía más el nivel en su tercera temporada, pero vaya si lo ha hecho. La tensión (¿emocional?, ¿sexual?, ¿intergeneracional?) de sus dos protagonistas (la siempre inmensa Jean Smart y Hannah Einbinder, más revelación que nunca en esta tanda de episodios) no muestra síntomas de agotamiento. La consistencia de la comedia estrella del catálogo de Max es tal que muchos de sus secundarios comienzan a brillar como su fueran las estrellas del show. Por no hablar de sus cameos, cada vez más potentes porque todo Hollywood quiere estar en la serie del momento. Además, ha dejado todas sus tramas en un perfecto lugar para lograr de nuevo una excelente cuarta temporada.
‘Siguiendo a Conan O’Brien’
Por Eneko Ruiz Jiménez
A Conan O’Brien, el negocio no le ha tratado bien. A los meses de ocupar el trabajo de sus sueños en el Tonight Show, le echaron con estratagemas. Tuvo que refugiarse en un canal de cable con mucha menos audiencia. Al final fue mejor para el espectador. Ese giro fue lo que le hizo no dormirse en los laureles de la comedia, y actualizarse hacia el mundo del podcast y los nuevos formatos. Este es un programa de viajes, sí, y a la vez es una parodia de los aburridos tópicos de los programas de viajes. Aunque sobre todo es una nueva oportunidad para que el presentador explote su vena más improvisadora, y descubrir que realmente el humorista es sobre todo una persona con la que querrías tomarte algo. Es la serie que más me ha hecho reír este año, aunque no esperen descubrir nada sorprendente y desconocido de los países a los que va. Conan, no nos dejes nunca.
'Siguiendo a Conan O’Brien ' de Max
‘Mr. Bates vs Correos’
Por Natalia Marcos
Cuando a principios de año la cadena ITV emitió esta miniserie, miles de británicos no podían dar crédito: ¿ese despropósito había ocurrido en su país solo hacía unos años y no lo recordaban? Hizo falta una ficción (en Movistar Plus+) para explicar bien y para poner rostro humano a los centenares de afectados por un error informático en el sistema digital de contabilidad de Correos que supuso la ruina y condenas por fraude y malversación de decenas de personas en todo el país. Tal fue la repercusión que tuvo la producción que el primer ministro británico se comprometió a resarcir a los afectados. En cuanto a la serie, se las ingenia muy bien para clarificar lo que podría haber resultado muy engorroso, y lo logra centrándose en los casos personales de un puñado de afectados.
‘X-men ‘97′
Por Eneko Ruiz Jiménez
La serie animada que jamás pensé que incluiría en el ránking. Quizás sea la mejor adaptación de los mutantes de Marvel; profunda, imaginativa y con personajes diversos con una voz propia. Una que explora los conflictos por los que este grupo de superhéroes no son iguales a los demás: odiados, perseguidos y marginados, una familia mal avenida, obligada a entenderse y a convivir entre gente que no los acepta. Una actualización que mezcla la nostalgia con los problemas actuales, moderniza la animación sin olvidarse de dónde viene y entendiendo que su mensaje siempre es actual.
X-men '97 de Disney
‘Big Boys’
Por Natalia Marcos
Divertida, desvergonzada, en ocasiones burra y también tierna, emotiva y emocionante. Las dos temporadas de esta dramedia británica sobre la amistad de dos universitarios (un gay en proceso de explorar su sexualidad y en duelo por la muerte de su padre, y un heterosexual experimentado, sociable y con problemas de depresión y ansiedad) son una joya que merece ser reivindicada (en Filmin). Un cruce entre Heartstopper y Sex Education pero con la personalidad suficiente para tener identidad propia. El capítulo final de su segunda temporada es uno de los mejores episodios del año, con momentos capaces de provocar la carcajada y el llanto desconsolado al mismo tiempo.
'Big Boys'
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