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Columna
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Cuando el pasado es el presente

Hay series con títulos premonitorios, por ejemplo la alemana ‘El pasado no duerme’, que a tenor de los comicios en un distrito rural de la antigua Alemania del Este, no sólo no duerme, sino que da sus primeros pasos con el triunfo de la extrema derecha

Una imagen de la serie 'El pasado no duerme'.Vídeo: EPV
Ángel S. Harguindey

Hay series con títulos premonitorios, por ejemplo la alemana El pasado no duerme (Netflix), que a tenor de los comicios en un distrito rural que perteneció a la antigua Alemania del Este, no sólo no duerme, sino que se ve cómo comenzó a dar sus primeros pasos con el triunfo de la extrema derecha, una opción política en auge en media Europa para satisfacción de quienes consideran que el pensar es una actividad que bordea el terrorismo.

Y si en la serie alemana los sin techo son una parte esencial de la trama policíaca, es decir, que se muestra una Alemania alejada del hasta ahora publicitado bienestar social, por estos pagos habría que buscar una serie en la que el esperpento, un pasado que comprobamos es presente, fuera la base de su historia. Naturalmente, el papel protagonista le correspondería a Vicente Barrera, un antiguo torero que será Vicepresidente de la Generalitat valenciana y consejero de Cultura proclamando a los cuatro vientos que el franquismo trajo la democracia sin que los responsables de la salud mental ciudadana intervinieran. Iría acompañado, eso sí, por el diputado de Vox y Presidente del Parlamento de Baleares, Gabriel Le Senne, que niega el cambio climático, las vacunas contra la covid, el sursum corda o la violencia machista, y en este último caso con un argumento de premio Nobel: “Las mujeres son más beligerantes porque carecen de pene”.

Y todo esto porque el pasado no duerme, como muy bien saben en Matera, la localidad del sur de Italia en la que se ambienta Imma Tataranni, serie que recibe el nombre de la fiscal que la protagoniza y que nos muestra todas las semanas en la primera de TVE una ciudad y un país con la ultraderechista Giorgia Meloni al frente. Lo dicho: el pasado es la presente pesadilla.

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