‘Spy/Master’ o las penalidades de los rumanos

La primera peculiaridad de Spy/Master es que se trata de una serie rumana, origen poco frecuente por estos pagos aunque, imaginamos, frecuente en Rumanía. La segunda peculiaridad es la indolencia de la plataforma en no buscar un título menos pedestre. En cualquier caso, hablamos de una serie entretenida en la que la Guerra Fría es la reina de la casa.

Sin llegar a la sutileza de las novelas de Le Carré, la trama de la serie rumana ofrece una, imaginamos, documentación visual verosímil, es decir, desalentadora, sobre el régimen de esa pareja de sátrapas que fueron Nicolae y Elena Ceaucescu, martillos de herejes y ortodoxos desde 1967 hasta su ejecución en 1989. Y si el régimen dictatorial rumano fue excesivo en su omnipotencia, la serie sobre espías no podía quedarse atrás: Adina Sădeanu y Kirsten Peters, sus creadores, no tienen el menor reparo en incluir personajes de la CIA, de la Stasi, del KGB y del Servicio Rumano de Inteligencia en un intrincado guion que, sin embargo, aumenta su interés según se van desarrollando sus seis capítulos que ahora ofrece HBO Max. En ellos se narran las venturas y desventuras de Víctor Godeanu, el hombre de confianza de los Ceaucescu que juega a varias bandas, pretende exiliarse en Estados Unidos y del que en ningún momento sabremos en qué bando se queda finalmente.

La ambigüedad considerada como una de las bellas artes o una de las posibles consecuencias de haberse criado en un régimen que poseía la Verdad Absoluta y pobre de aquel que no la aceptara y compartiera. En definitiva, una interesante serie que se resume en “Ceaucescu, patria y familia”, parafraseando el eslogan de la ultraderecha europea.

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