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Así ha sido la última función de ‘Sálvame’

En el tono habitual y con hoguera en el parking incluida, el programa se despide de la audiencia tras 14 años y con un recuerdo para Jorge Javier Vázquez, de baja médica

Los presentadores y colaboradores de 'Sálvame' durante el último programa, emitido este viernes 23 de junio. Foto: MEDIASET
Paloma Rando

Como muy tarde, dentro de 100 años alguien será depositario de una cápsula del tiempo de Sálvame, que desde hoy descansa en la cámara acorazada de un banco. En ella, junto a varios objetos, encontrará esta carta: “No sabemos si estas letras serán leídas dentro de 70, 80 o 100 años, pero tampoco importa mucho la fecha, porque el agradecimiento no tiene fecha de caducidad. Estas palabras no tienen otro objetivo que hacer saber que hoy, mañana y siempre, un grupo de titiriteros no olvida el cariño y la atención que buena parte del país le ha dedicado durante 14 años. Una atención y un reconocimiento por algo tan sencillo y tan complicado al mismo tiempo como atreverse a ser ellos mismos. Gracias por las risas, por la complicidad, por la pluralidad y por la vehemencia. Gracias por los síes y por los noes. Queremos que sepáis que lo más importante que conseguimos fue ser felices trabajando. Defendimos la diversidad, la fraternidad, el compromiso y el humor. Y lo demás que lo diga el tiempo. Firmado: los colaboradores de Sálvame”. Este texto fue leído por Germán González, colaborador y redactor del programa, en la recta final de la última emisión de Sálvame diario, poco antes de la hoguera de san Juan celebrada en el parking de Mediaset con la que se ha querido clausurar el programa.

Sálvame nació con vocación de inmortalidad. El 27 de abril de 2009, al comienzo de su primera emisión, Jorge Javier Vázquez lo dejó claro: “Venimos con la idea de quedarnos mucho tiempo. De aquí, a la eternidad”. 3639 programas después, su despedida arrancó apelando a aquella declaración de intenciones: “Solo muere lo que se olvida. Sálvame será eterno”, rezaba una sobreimpresión en pantalla, justo antes de que un gran número de sus colaboradores, escoltados por las presentadoras del día, Terelu Campos, María Patiño y Adela González, entraran al plató, decorado con mesas de madera y manteles de cuadros, como si se tratara de un pícnic. Lo hicieron vestidos de blanco, al ritmo de I Will Survive. “Porque esto no va a ser un funeral”, aclaraba Terelu en su primera intervención. “Va a ser una fiesta por todo lo alto”.

Una fiesta que no solo ha tenido lugar en las instalaciones de Mediaset. Sálvame desplazó a seis de sus colaboradores más conocidos (Belén Esteban, Lydia Lozano, Chelo García Cortés, Kiko Matamoros, Alonso Caparrós y Pipi Estrada) a diferentes localizaciones para ejemplificar la compañía que ha supuesto para tantos espectadores: desde una residencia de ancianos, hasta Pantoja (localidad de Toledo), pasando por el domicilio de una familia en la que nació Daniela, hoy adolescente, el día que comenzó el programa; la casa del influencer Alexsinos, fiel divulgador del programa; el hogar de Charito (99 años) la concejala más longeva del mundo y la puerta del hospital HM Montepríncipe, a la espera de que naciera el primer bebé post-Sálvame.

Autobombo

Intercalando las intervenciones de los enviados especiales y lo que ocurría en plató, el programa, en un comprensible ejercicio de autobombo, añadió testimonios de algunas celebridades sobre él. Así oímos a Alaska decir que Sálvame ha sido “un programa que cambió la forma de hacer televisión, con el que nos hemos reído un montón, hemos disfrutado un montón, hemos descubierto gente…”. Y agregar: “También nos hemos enfadado un montón con cosas que han pasado y que hemos visto. Nos habéis hecho muy felices”. Y a Maribel Verdú insistir en el lugar preeminente que ha tenido el formato de La fábrica de la tele en tantas casas: “Yo creo que ha sido para millones y millones de españoles un agarradero muy importante en muchos momentos de sus vidas, para poder desconectar, para irse a otros planetas diferentes, a otras vidas diferentes. Y si ha sido una salvación para ellos, enhorabuena”.

Al inicio de la emisión, Sálvame se autodefinió como un espacio para evadirse de la realidad, pero a mitad de la tarde, un vídeo recordó los hitos sociales y políticos de estos últimos 14 años; desde la recesión de 2009 hasta la guerra de Ucrania, haciendo especial hincapié en la crisis de la covid, en la que el programa se erigió en un referente de entretenimiento. “La gran motivación era saber que en ese momento durísimo para tanta gente estábamos haciendo cosas para que la gente se lo pasara bien”, explicó Antonio Montero.

El gran ausente

Y llegó el momento de recordar al gran ausente de la tarde. “Sálvame es Jorge Javier y Jorge Javier es Sálvame”, señaló Terelu. Jorge Javier Vázquez, de baja médica, cumplió con su palabra y no clausuró programa. Para contrarrestar su ausencia, se emitió un vídeo homenaje que recordó sus mejores momentos a lo largo de estos 14 años. En el estilo habitual de Sálvame, se hizo mofa de su fama de caudillo con imágenes de Corea del Norte. Y, acto seguido, el cortijo celebró a su dueño: la pieza la clausuró un enorme aplauso de todos los colaboradores y el público, puestos en pie, muchos de ellos entre lágrimas. “Después de ver este vídeo, ¿qué diría Jorge Javier Vázquez?”, se preguntaba Adela González, para responderse: “Joder, no lloréis, que no estoy muerto, estoy vivo”.

No estaban muertos, pero también estuvieron ausentes antiguos colaboradores del programa, que rechazaron la invitación formal a la despedida. Rosa Benito, María Jesús Ruiz, Jesulín de Ubrique, Olvido Hormigos, Raquel Bollo, Isabel Gemio, Ángel Garó, Belén Ro. ¿La única cariñosa? Anabel Pantoja. Aunque en otros momentos del programa estuvieron presentes indirectamente, en este momento las menciones a Karmele Marchante, que abandonó el programa sin previo aviso en 2016, y a Paz Padilla, que salió del mismo en 2022, brillaron por su ausencia. Sí hubo lugar posterior a Carlota Corredera, exdirectora y presentadora del programa, que abandonó la casa en marzo de 2022.

Al borde de las ocho, llegó la confirmación del rumor. “Quiero que veáis algo que acaba de salir en EL PAÍS”, decía David Valldeperas, haciendo referencia a la noticia que acababa de dar este diario: Netflix producirá un reality con algunos de sus colaboradores buscando trabajo en América. El espacio, aun sin nombre definitivo, estará protagonizado por Belén Esteban, Terelu Campos, Kiko Matamoros, Lydia Lozano, Chelo García Cortés, Víctor Sandoval, Kiko Hernández y María Patiño.

Y llegó la cápsula del tiempo y el clímax del programa: tras un número musical con una canción compuesta ad hoc, todo el equipo y los colaboradores de Sálvame se dirigieron al parking de Mediaset para ver arder algunos de los objetos clave del programa. 31 años después de Barcelona 92, el arquero Antonio Rebollo disparó una flecha que encendió la hoguera de Sálvame. Su último gran fuego. Víctor Jara cantaba que la vida es eterna en cinco minutos. Para Sálvame, la eternidad es variable: puede durar 100 años, 14, cuatro horas de programa o lo que tarde en consumirse una hoguera.

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Sobre la firma

Paloma Rando
Redactora, columnista y guionista de televisión. Empezó a trabajar en el medio en 2006, en el departamento de vestuario de diferentes series, y dio el salto a guion en 2012. Su último trabajo emitido es 'Señoras del (h)AMPA'. Ha desarrollado series para Alea Media, Shine Iberia, Secuoya, Zeta studios y Suma content, entre otras productoras.

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