Una gran diva conlleva una gran entrevistadora

En Suecia tienen a Loreen, pero nosotros tenemos a Eva Soriano. La agria polémica de nuestra presentadora con la bicampeona de Eurovisión se zanjó el pasado miércoles en el programa de esta última, Showriano (Movistar+). Los antecedentes: gala drag en Gáldar, Gran Canaria. Presenta Eva Soriano. Loreen actúa después, pero sale a cantar 45 minutos antes de su turno y desbarata la gala. Y Soriano se enfada, con razón. Al final, Loreen acabó disculpándose. Pero cómo no, Soriano tenía que reaccionar ante la segunda victoria de la sueca en Eurovisión, y lo hizo con un número musical al inicio de su programa en el que, vestida con los colores de la bandera sueca —también podría valer para Ucrania, guárdalo por si acaso, Eva—, le declaró su amor.

Lo que no sabía la presentadora es que el mayor huracán al que se iba a enfrentar el pasado miércoles no provenía de tierras nórdicas, sino de México. Paulina Rubio pasó por su programa y lo revolucionó. Ya venía de habérsela liado a Sonsoles Ónega, confundiendo a Rocío Jurado con Rocío Carrasco, pero la que formó en Showriano fue de otra categoría. En un momento de la entrevista, se levantó, se acercó a Soriano, le dio la espalda y le dijo: “Límpiame el culo si puedes”. Y resulta que era broma. Cuánto carrete hay que tener para salir de ahí con deportividad.

Paulina, detrás de sus gafas de sol, parecía poseída por un espíritu que la hacía decir una incoherencia tras otra, puro dadá. Y Soriano no solo aguantó el tipo extraordinariamente bien, sino que siguió dándole pie a soltar lo que quisiera. Quintero dijo que la entrevista es conducir al otro gentilmente hacia lo que es, y eso fue lo que hizo ella, conducir a Paulina hacia su mejor y más delirante destilado.

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