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Columna
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Generación X, de excremento

No soporto las voces en ‘off’ ni a los cuarentones de Manhattan que unos días van en bici y otros huelen bien, pero siempre andan centrifugando traumas imaginarios

Una imagen de la serie 'Fleishman está en apuros'.
Sergio del Molino

Me costó un poco entrar en Fleishman está en apuros (Disney+), la serie que le ha servido a Paloma Rando para acuñar, en este mismo hueco, el síndrome Cachitos. No soporto las voces en off ni a los cuarentones de Manhattan que, como los americanos de José Luis Cuerda, unos días van en bici y otros huelen bien, pero siempre andan centrifugando traumas imaginarios. Lo menos que se les puede pedir a unos judíos del Upper East Side es que no se tomen en serio, que woodyalleaneen (sic) un poco y nos hagan reír. Fleishman está en apuros se presentaba marisabidilla, y tuve que hacer un gran esfuerzo para que mis prejuicios no me llevasen de vuelta al rancho de los Dutton en Montana, donde los vaqueros echan el lazo a los pijos que se preguntan en qué momento los bagels dejaron de saber a bagel (hablo de Yellowstone, la única serie que quiero ver, pero mis jefes me han sugerido que eche un vistazo a otras, por no aburrirles a ustedes: yo no entiendo qué necesidad hay, pero les he obedecido. En parte, por eso seguí viendo Fleishman).

Persistí, pues, y tras disfrutar de una de las series mejor escritas, interpretadas y planteadas de la temporada, mi vida se ha enriquecido con el concepto síndrome Cachitos de Rando y me he reafirmado en la idea de otro amigo: somos una generación de mierda. No sería bonito llamarnos así, por eso dicen X o milenial, pero el excremento —un excremento metafórico, no hablo de guarrerías, sino de lo excretor como sobrante e insoportable— nos define mejor a todos estos cuarentones que no hemos pasado de los veinte mentales y estamos convencidos de que se nos ha dejado algo a deber. Fleishman lo retrata muy bien, sin autocompasión y sin parodia. Y una vez constatado esto, por favor, ¿puedo volver al rancho de Montana?


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Sobre la firma

Sergio del Molino
Es autor de los ensayos La España vacía y Contra la España vacía. Ha ganado los premios Ojo Crítico y Tigre Juan por La hora violeta (2013) y el Espasa por Lugares fuera de sitio (2018). Entre sus novelas destacan Un tal González (2022), La piel (2020) o Lo que a nadie le importa (2014). Su último libro es Los alemanes (Premio Alfaguara 2024).

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