Alejandra Herranz: “Es un privilegio tomar el testigo de Ana Blanco, porque es una institución para todo un país”
La periodista que se sitúa al frente del Telediario de sobremesa de La 1 repasa su carrera y los primeros meses como relevo del icónico rostro de la cadena pública
A principios de septiembre de 2022 se anunció que Alejandra Herranz (Barcelona, 50 años) presentaría la edición de sobremesa del Telediario de La 1, tras más de 30 años de Ana Blanco en esa labor. “Ella forma parte de la vida de la gente. Es una responsabilidad enorme porque tienes que estar como mínimo a la altura”, dice la periodista, que ya se hizo cargo del informativo vespertino de RTVE durante el verano. En estos meses, Herranz, que ha sido subdirectora del programa Los Desayunos de TVE, editora y presentadora en el Canal 24 Horas, ha marcado su propia personalidad y ha puesto rostro a hitos de la cadena, como la cobertura del primer aniversario de la guerra de Ucrania, para la que viajó a la frontera de Polonia con el país atacado por Rusia.
Pregunta. ¿Es la edición de la tarde la más compleja del los informativos de RTVE?
Respuesta. La de la hora de comer es más exigente que la de la noche, que lleva un ritmo más pausado y de análisis. Nosotros cambiamos la apertura a menudo un cuarto de hora antes (o incluso dos minutos antes) de que comience la emisión en directo. Es muy divertido y dinámico y también un chute de adrenalina que te dura muchas horas después.
P. Y, además, ya era su editora adjunta antes de convertirse en su presentadora.
R. Defiendo siempre que los presentadores estén siempre en el equipo de edición. En RTVE todos lo son de facto. Su opinión cuenta como uno más. Es un equipo muy sólido, que está muy armado, así que mi labor doble se lleva mejor así.
P. ¿Qué sintió cuando tuvo que sumar a su labor habitual la de sustituir nada menos que a Ana Blanco?
R. Es un privilegio tomar su testigo, porque es una institución en esta casa, pero también en todo el país. Al principio, dio un poco de vértigo. Como me pilla ya un poco mayor, lo tomo con distancia y todo lo relativizas. Si no, el peso de un cambio como este te puede llevar por delante. Pero el día que se anunció, tuvimos que cubrir la muerte de la Reina de Inglaterra y el especial de tres horas en directo hizo que no fuera consciente hasta más tarde. Intento alejarme del ruido. Cada presentador marca su estilo. Lo hablo mucho con Lorenzo Milá. Nos gusta mucho que cada uno sea como es. De una u otra forma, su naturalidad se transmite en la pantalla.
P. Usted apuesta por el potencial digital del ente público, de YouTube a RTVE Play.
R. No controlo mucho el mundo digital y me manejo solo de forma relativa. Pero creo de verdad que es el futuro. Yo lo veo con mis hijos. Tienen 13 años y manejan todo tipo de soportes. Nuestro futuro está en combinar todos ellos, creando material exclusivo para cada uno, ya sea para YouTube, aunque también alimentándose de lo que hacemos en la televisión lineal, para que se pueda ver en otras plataformas, como las redes o RTVE Play. Las posibilidades en TikTok son alucinantes hasta para vender nuestro propio Telediario a otra audiencia.
P. ¿Cómo vivió la cobertura del primer aniversario de la invasión de Ucrania?
R. El tema merecía el esfuerzo. Además, estos especiales son un terreno en el que nos crecemos en RTVE. Fue una oportunidad para mostrar músculo. Supuso un esfuerzo muy grande de aquellos que dieron la cara e hicieron los reportajes, pero también de la gente que se queda en la redacción, desde documentación, grafismo, realización, producción... Oportunidades como esa son importantes para un informativo como el TD1, en el que la actualidad te atropella todo el rato. Poder detenerte durante un día para hacer 30 o 35 minutos de información más sosegada, tranquila, con más análisis, grafismos más trabajados... es algo que no podemos hacer todos los días.
P. ¿Cómo ve el cambio de tendencias en la narración informativa? Hay quien rechaza el abuso de la realidad aumentada y aboga por mantenerse en la esencia del análisis de los expertos.
R. Lo importante es utilizar bien la herramienta. Tenemos cosas que antes no teníamos. Ahora puedes contar muchas cosas de manera distinta, sin caer en el espectáculo. No se trata de pasear por el plató porque sí y añadir muchos artificios para luego no decir nada. Lo visual ayuda a contar mejor algunas informaciones que son más ásperas y que antes no apoyábamos bien en imagen.
P. El periodismo está plagado de precariedad que lastra la información. A menudo, ni los grandes medios cuentan con una red sólida de corresponsales internacionales.
R. No se pueden dejar de lado ese tipo de coberturas internacionales. Todo lo que ocurre, desde Ucrania a Silicon Valley o la enorme influencia China, parece que está muy lejos, pero nos está afectando en nuestro día a día, en especial en los precios. Todo lo de allí va a llegar de una u otra forma aquí. Por fortuna, en RTVE somos unos privilegiados en ese sentido. No es por echarnos flores, pero no se hace mejor información internacional que la que se hace en RTVE. Es nuestra seña de identidad.
P. Pero el ente público está a menudo envuelto en polémica, por la duración o coste de sus programas de entretenimiento o por cómo se gestionan sus informativos ¿Cómo evalúa ese escrutinio?
R. RTVE es un medio público y tiene que estar sometido al escrutinio público. Tiene que ser lo más transparente posible en lo laboral y en lo económico. Es un asunto fundamental. En los servicios informativos intentamos que nos afecte lo menos posible todo ese ruido de alrededor, pero cuando un día se es el centro del debate o la polémica no ayuda a nuestro trabajo.
P. ¿Cómo valora la permanente pérdida de nombres clásicos de la casa? Jesús Álvarez se ha marchado de una forma agria tras 40 años trabajando en RTVE.
R. Los cambios generacionales tienen que ir existiendo poco a poco. Lo digo yo, que ya voy teniendo una edad. Es inevitable el cambio de caras. De todas formas, en esta profesión, como en muchas otras, la veteranía es un grado, tiene un valor inestimable. Toda la experiencia acumulada te permite ver cosas que otros no ven o enfoques que a los demás se les escapa. Creo que se puede combinar esa veteranía con la fuerza y el ímpetu de los que están empezando.
P. Maruja Torres comentaba recientemente en Lo de Évole que no estaba de acuerdo con Kapuściński en eso de que un buen periodista suele ser una buena persona.
R. No sé si para ser periodista hay que ser obligatoriamente buena persona. Lo que sé es que este oficio tiene mucho de empatía, de ponerse en el lugar del otro, al menos, ese es el periodismo que a mí me interesa. Y para eso hay que intentar ser buena persona. Y puede sonar naíf, pero creo que en esta vida siempre hay que intentar ser buena persona, independientemente del oficio al que te dediques. Eso le repito siempre a mis hijos.
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