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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘The English’: wéstern clásico, héroes modernos

Hugo Blick aparca sus ‘thrillers’ para entregar un wéstern que quiere ser a la vez clásico y acorde con los tiempos que corren, protagonizado por un exsoldado indio y una dama inglesa en busca de venganza

Chaske Spencer y Emily Blunt, en 'The English'.Vídeo: PRIME VIDEO

Surgido, como acuñó Andre Bazin, del encuentro entre una mitología, la de la conquista del Oeste americano, y un medio de expresión, el cine, el wéstern nació como un autorretrato idealizado de EE UU y se convirtió en el más cinematográfico de los géneros, y el más maleable. En la última década, ha experimentado un repunte, en buena parte a causa del éxito de los acercamientos al género de Quentin Tarantino, en el que se ha apostado con frecuencia por explorar aspectos que en su época de esplendor el wéstern había soslayado —como la represión de la homosexualidad, o la esclavitud— así como situar a mujeres en primer plano y priorizar puntos de vista femeninos. Un repunte que ha alcanzado también a las series (ahí están en el último lustro Godless, El pájaro carpintero, The Son, Billy the Kid o Yellowstone, además de las dos precuelas de esta última, 1883, estrenada ya en EE UU, y 1923, que lo hará próximamente).

De todo ello es una buena muestra The English, miniserie disponible en HBO Max —pese a ser una coproducción de la BBC y Amazon— en la que, como tantas veces, dos protagonistas antitéticos cabalgan juntos, y donde el revisionismo se resume en que en esta ocasión el pie tierno llegado del este con afán de aventuras, o de venganza, ese al que en otro tiempo habrían encarnado James Stewart o Gregory Peck, es una dama inglesa, Cornelia Locke, a la que presta su habitual aplomo Emily Blunt, y el pistolero encallecido con el que se alía no es John Wayne, ni Clint Eastwood, sino un explorador pawnee ya retirado del ejército, Eli Whipp, interpretado además por un actor nativo americano, Chaske Spencer. Escribe y dirige el británico Hugo Blick (The Honourable Woman), que se aleja de sus habituales thrillers pero no de su afición a complicar las tramas ni a los personajes femeninos potentes, y apuesta por hacer un wéstern a la vez clásico y acorde con los tiempos que corren, siempre en la frontera del anacronismo, o más allá, como refleja este breve fragmento de diálogo entre la protagonista y un tipo que la ha secuestrado:

—¿Quiere violarme? —inquiere ella.

—Soy realista cuando se trata de cuestiones de consentimiento.

—Pues fóllese un caballo.

De esa actitud de firmeza, del gesto incólume de autoafirmación de una mujer extranjera y un indígena en un mundo hostil dominado por hombres blancos, extrae Blick la épica de un relato de venganza en el que desde el principio busca hermanar a John Ford y Sergio Leone: cuando Cornelia llega al Oeste, la puerta de la diligencia se abre como una invitación a acceder a un mundo desconocido, en un gesto que replica el del inicio de Centauros del desierto, y acto seguido, Blick la filma saliendo del carruaje como Leone a Claudia Cardinale bajando del tren en Hasta que llegó su hora. Los personajes extremos como la anciana atracadora sin párpados o el pistolero fantasmal con el rostro comido por la sífilis, y gadgets que uno podría encontrar en un cómic pero no en una pintura de George Catlin, como la ametralladora instalada en la silla de montar, parecen trasplantados del spaghetti. Pero las panorámicas henchidas de cielos azul infinito en una Kansas y un Wyoming replicados en Toledo, Segovia y Guadalajara, donde se ha filmado la serie, y la explosiva luminosidad de la fotografía del catalán Arnau Valls Colomer remiten directamente, como hacía Libertad, el wéstern de bandoleros de Enrique Urbizu, a la paleta cromática de los grandes títulos en technicolor de los cincuenta, la era dorada del género.

Una imagen de la miniserie de Hugo Blick 'The English'.
Una imagen de la miniserie de Hugo Blick 'The English'.

Con un equipo técnico mayoritariamente español y un reparto repleto de británicos, Blick también reivindica la universalidad de un género que ya es de todos. Así, si Urbizu insiste en las entrevistas en que los genes del wéstern son españoles, porque en Sierra Morena hubo bandoleros mucho antes que cowboys en América y porque fueron los españoles quienes llevaron allí los caballos y los sombreros, y Jordan Peele reivindica en ¡Nop! la figura del actor negro que encarnó al primer cowboy filmado, al final de The English se recuerda que el primer wéstern que se conserva, el corto de dos minutos Kidnapping by Indians, se rodó en 1899 en Blackburn, en el noroeste de Inglaterra.

A The English le sobra caricatura en el villano al que interpreta un afectadísimo Rafe Spall, y le falta buena parte del dinamismo y la fisicidad de los clásicos que evoca, porque Blick, mejor escritor que realizador, domina más la composición que el movimiento y naufraga en las escenas de acción, así que, más que una cabalgada memorable, los seis capítulos se quedan en un saludable paseo por el lejano Oeste, con su poesía y su sangre. Pero en un momento en el que las series claman por ser cine y a la hora de la verdad a menudo camuflan bajo capas de efectos especiales y sobreproducción puestas en escena carentes de la más mínima personalidad, es de celebrar que las imágenes de esta historia que también es la de un amor con hechuras de imposible pidan a gritos una pantalla más grande.

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