‘La unidad’ recrea el regreso del infierno talibán a Afganistán
La tercera temporada de la serie creada por Dani de la Torre y Alberto Marini, ahora en rodaje, sitúa la acción en los días posteriores a la toma de Kabul en agosto de 2021
El director Dani de la Torre lo tiene claro: esta es la única historia que ha contado en cine o televisión que es necesaria. “Mi vocación siempre ha sido entretener, pero aquí hay algo más, vamos a poner el foco en algo que no se cuenta. Ahora estamos en otras historias, Ucrania, la economía… pero también tenemos la necesidad de contar esto, que sigue ahí, que ha sido culpa de todo Occidente. Les hemos dejado tirados”.
De la Torre habla en una pausa del rodaje de la tercera temporada de La unidad, la serie que ha cocreado junto al guionista Alberto Marini y que emite Movistar Plus+ y produce Buendía Estudios centrada en la unidad especial contra el terrorismo yihadista de la Policía española. Esa historia que es necesario contar es la que vivieron miles de personas en Afganistán en los días inmediatamente posteriores a la llegada de los talibanes a Kabul el 15 de agosto de 2021, dos décadas después de que la invasión de Estados Unidos los echara del poder. La evacuación de las embajadas, la huida desesperada en el aeropuerto de Kabul, la anulación de las mujeres, la supresión de derechos… La serie situará a sus protagonistas en medio de ese caos y esa vuelta a la Edad Media, como describe De la Torre, para recrear aquellos días y recordar la situación en la que han quedado los afganos.
El 6 de septiembre, ese Afganistán de ficción se rueda en una cantera abandonada cerca de Campo Real, localidad a media hora de Madrid. Más de una veintena de caballos, un coche volcado y dos vehículos militares esperan la orden. Al grito de acción, los tiros empiezan a sonar en un enfrentamiento entre talibanes y militares del que poco más se puede contar sin destripar parte de la trama. Varios ventiladores aumentan la polvareda en un lugar que, según reconoce Daryoush Mohammadi, asesor afgano de La unidad presente en el rodaje, se parece mucho a la montañosa zona norte de Afganistán en la que se desarrolla esta trama.
Mohammadi, que lleva en España desde 2014, es una pieza clave para que la ficción refleje lo más fielmente posible la realidad afgana y aconseja al equipo sobre el vestuario, el día a día en el país o los diálogos, además de ayudar a que el acento de los actores con papeles de afganos se aproxime al real. “Es curioso, a los españoles no les cuesta mucho, lo pronuncian bien, pero a los actores marroquíes les resulta muy difícil”, confiesa divertido en un perfecto español que aprendió en la universidad.
En ese afán por acercarse lo más posible a la verdad, el equipo también ha contado con asesoramiento de la Policía y el ejército, además del periodista de EL PAÍS Luis de Vega, con el que contactaron los guionistas tras su primer viaje a Afganistán como enviado especial. Él les ha orientado en cómo son los usos sociales en el país, cómo se mueven los talibanes o en detalles tan cotidianos como que el Toyota Corolla es el coche estrella en sus calles. En cualquier caso, las necesidades de producción harán que la serie tenga que tomarse algunas licencias. Por ejemplo, la gran complejidad de rodar en Afganistán por los protocolos de seguridad hizo que optaran por grabar en Pakistán, a donde se trasladará el equipo cinco días tras completar el rodaje en Madrid y Almería. Luis de Vega también desvela otro secreto: algunos de los personajes que aparecerán en la serie han salido de reportajes publicados en EL PAÍS.
En La unidad, toda esa realidad afgana se contará a través de los ojos, principalmente, de tres personajes ya conocidos para el espectador, Miriam (Marian Álvarez), Carla (Nathalie Poza) y Marcos (Michel Noher). Los policías irán a Kabul para capturar a unos terroristas que van a atentar en España, y la toma de los talibanes de la capital les pillará en plena operación antiyihadista. “Entonces todo cambia, lo que les motiva no será el yihadismo, sino la supervivencia, salir de allí como sea. Ellos serán unos más de la cantidad de gente que quería salir de allí”, explica De la Torre, que cita la película Black Hawk derribado, drama bélico de Ridley Scott de 2001 cuya acción se sitúa en la batalla de Mogadiscio de 1993, como un referente para la nueva temporada al situar a los personajes en “un infierno que no era el suyo”.
Mientras que Miriam tendrá relación con los muyahidines y talibanes, a través de Marcos se mostrará cómo cambió la vida en el Afganistán más rural. En la piel de Carla, ahora fuera del cuerpo policial pero que viaja al país para rescatar a sus antiguos compañeros, se vivirá el caos del aeropuerto y el desalojo de las embajadas, la cuenta atrás para abandonar Kabul, que la producción ha recreado en las instalaciones de Rock In Rio Madrid, en Arganda del Rey.
“La diferencia de esta temporada es que los personajes van a vivir a la vez que el espectador lo que les pasa. En otras temporadas, el espectador tenía una información y los personajes otra, y ahí se creaba ese juego. En esta lo vamos a vivir a la vez, la sorpresa, el horror”, reflexiona Marian Álvarez. Nathalie Poza, por su parte, destaca el enfrentamiento entre el mundo occidental y el musulmán que refleja el guion en momentos como cuando una mujer afgana habla a Carla del “Occidente salvador”, que llega a salvarlos pero luego se va, y les deja de nuevo en su sufrimiento. Para Poza, es un privilegio poder contar historias como esta. “Te permiten tomar conciencia, aunque duela”.
La nueva temporada cuenta con un presupuesto superior al de las entregas anteriores, pero el esfuerzo como producción, según explica De la Torre, ha sido aún mayor en una serie que, desde su primera entrega, donde ponían en escena varios atentados terroristas con secuencias de gran complejidad técnica, ha destacado por la espectacularidad de la puesta en escena. El director compara la producción de esta temporada con la de una película de época porque desde el vestuario hasta los coches o las localizaciones tienen que estar pensadas al milímetro y casi nada del mundo occidental sirve. Un ejemplo: para conseguir ropa para los más de 4.200 extras tuvieron que viajar a Pakistán porque en España no conseguían tanta vestimenta adecuada.
La figuración ha sido otro de los retos en la preparación de los nuevos seis episodios de la serie. “No hay grandes comunidades de afganos en España. Hemos tenido problemas por lo que vamos a contar, mucha gente tiene miedo y se cayeron del casting por miedo a represalias de los talibanes a sus familias allí, por si les identifican. Hemos tenido mujeres que han dicho que sí y los maridos no las han dejado después. O gente que es analfabeta y no sabe leer ni escribir. Hemos hecho audiolibros con el guion para que se aprendieran el texto. Luego hay gente muy preparada, con carreras, que hablan idiomas… entre los refugiados te encuentras gente de todo tipo”, termina De la Torre.
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