_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Deferr

El naufragio de uno de los atletas más grandiosos que ha dado este país da para una película o una novela

El exgimnasta olímpico Gervasio Deferr, es su gimnasio Club de Gimnastica La Mina en Sant Adrá de Besos.
El exgimnasta olímpico Gervasio Deferr, es su gimnasio Club de Gimnastica La Mina en Sant Adrá de Besos.MASSIMILIANO MINOCRI
Carlos Boyero

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Tiene pinta inquebrantable de tío de la calle, un punto macarra, las orejas y la nariz adornadas con piercings, se expresa sin énfasis pero con lucidez aterradora y dolorosa. Durante mucho tiempo se ha sentido como un juguete roto, tocó fondo cuando el alcoholismo paralizante y vagar en la oscuridad no le permitió ir al hospital para ver a su infartada madre, tenía claro que su final sería voluntario si no encontraba una tabla de náufrago, reconoce el maltrato psicológico que infligió a sus mujeres y que optaron por salir corriendo ante su autodestrucción.

Habla de su pavor al no recordar al día siguiente nada de lo que le había ocurrido desde que empezó a trasegar alcohol, coca y speed muchas horas antes. Un personaje de Fitzgerald explicaba así su relación con la botella: “Cuando bebo ocurren cosas“. Sin embargo, el protagonista de esta dura historia necesitaba emborracharse para calmar a sus demonios.

Y vale. Hay mogollón de gente anónima en ese lamentable estado. Pero el tipo que se atreve a narrar en público su naufragio ha sido uno de los atletas más grandiosos que ha dado este país, coronado en las Olimpiadas con dos oros y una plata, alguien que competía obsesivamente con la exclusiva meta de ganar, sintiendo que ya no sabe qué hacer con su vida cuando decide retirarse, reemplazando sus férreos entrenamientos por los bares, los afters, los amaneces colocado hasta las cejas, los internamientos en clínicas para espantar al diablo. Se llama Gervasio Deferr. Su existencia da para una película o una novela. Ojalá que acabe bien.

Le entrevista Jordi Évole, señor que pregunta y escucha admirablemente. Con capacidad para que desnuden su alma ante la cámara gente con algo que merece ser contado. Deferr me hipnotiza y me conmueve. Es imposible cambiar de canal.

Puedes seguir EL PAÍS TELEVISIÓN en Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_