Jugar unas partidas en Netflix o ver un videojuego en HBO: plataformas y juegos estrechan lazos
Las grandes del ‘streaming’ aumentan su inversión en proyectos relacionados con las consolas, cada vez se adaptan más videojuegos y Netflix ya produce los suyos propios como parte de su catálogo
La industria del videojuego sigue al alza tras haber registrado este año 2.700 millones de jugadores en todo el mundo y esperar que se incorporen otros 400 millones para 2023, según un informe de Accenture. Esta consultora estima además que el valor total de este mercado ha sobrepasado los 260.000 millones de euros, una cifra que supera a la suma de las industrias del cine y la música. Sabedores de estos datos, las plataformas digitales se lanzan con más intensidad a adaptar series que procedan de los videojuegos. Una práctica que, si bien no es nueva, cada vez recibe más recursos al tiempo que lucha por salir del público de nicho, más aficionado a jugar, para intentar llegar a las grandes masas.
Todas las grandes plataformas han adquirido los derechos de al menos un videojuego para trabajar en su adaptación a la pequeña pantalla. Y lo hacen con títulos de éxito: HBO trabaja con The Last Of Us, Amazon con Fallout, Apple TV con Spyro, Paramount con Halo y Netflix con League of Legends, aunque esta última es, con gran diferencia, la que tiene más proyectos de este tipo en su agenda. Netflix prepara adaptaciones de los videojuegos Sonic, Assassin’s Creed, Final Fantasy, Resident Evil, Tomb Raider, Cuphead y Splinter’s Cell, muchas de ellas todavía sin fecha. Eso sin tener en cuenta las ya estrenadas Minecraft, Castlevania, DOTA, Carmen Sandiego o The Witcher —título que obtuvo su popularidad como videojuego aunque originalmente sea una saga de libros—.
Lluís Anyó Sayol, profesor de cine de la Universitat Ramón Llull y autor de un ensayo sobre adaptaciones de videojuegos a películas, considera que “la aparición de títulos cada vez más maduros en su narrativa, como The Last Of Us, ayudan a que los videojuegos se acerquen al público más generalista y a que se les valore mejor culturalmente”. HBO mostró hace dos semanas la primera imagen de su adaptación de la saga, una de las más premiadas de la industria —su segunda parte es el videojuego con más galardones de la historia—. The Last Of Us (TLOU), que se lanzó en 2013, pone al espectador ante un Estados Unidos postpandémico, donde un virus que convierte a las personas en criaturas caníbales ha acabado con la civilización. Esto, sumado a una serie de circunstancias, acabará por juntar a la pareja de protagonistas: Joel, de 49 años, y Ellie, de 14, interpretados en la serie por Pedro Pascal (The Mandalorian) y Bella Ramsey (Juego de tronos), respectivamente.
“Las dos entregas de The Last Of Us tienen un argumento complejo y con personajes bien construidos. Uno se imagina fácilmente que pueda ser una película o serie. Adaptar por ejemplo Mortal Kombat es mucho más difícil porque no tiene ese guion, pero TLOU tiene uno muy cinematográfico”, explica Anyó, que cree que si la serie tiene un problema será eligiendo el público al que se dirigen.
Las cifras apuntan a que HBO apostará por llegar a un amplio número de espectadores. La plataforma va a invertir 100 millones de dólares (85 millones de euros) en este proyecto, con 10 millones de dólares (8,5 millones de euros) por cada uno de sus 10 capítulos. En comparativa, HBO destinó 60 millones de dólares (51 millones de euros) a su primera temporada de Juego de tronos, también con una decena de episodios. “Son videojuegos que tienen cierta dificultad, que requieren ciertas horas y unas habilidades que, si no se tienen, pueden hacer la experiencia frustrante”, detalla Anyó. “Probablemente lo mejor sea que se olviden del videojuego y hagan una serie inspirada en la historia, intentando que guste a un público que no ha jugado a este juego ni a ningún otro, aunque defrauden a los jugadores más fieles. Es como cuando uno ha leído una novela y va a ver la película que la adapta. Si no va con la idea de que son lenguajes distintos, es probable que se decepcione”.
Netflix quiere que juegues
Por su parte, Netflix presentó el 25 de septiembre el tráiler de Arcane, la serie de animación inspirada en el universo de League Of Legends, uno de los títulos más jugados, con más de 115 millones de jugadores mensuales. En la serie se contarán los orígenes de las hermanas Jinx y Vi, dos personajes de su universo. Pero, aparte de los proyectos de adaptaciones, Netflix quiere ir más allá y se ha propuesto desarrollar sus propios videojuegos. Los primeros ya están disponibles como parte de su catálogo en su aplicación móvil y se pueden jugar con una suscripción sin coste adicional. El analista y exjefe de estrategia de Amazon Studios Matthew Ball apunta que es “absurdo” que las grandes plataformas sigan apostando por el vídeo “cuando tiene un valor decreciente”, mientras que “los videojuegos crecen cada año entre un 15 y un 25%”.
Para dar este paso, han adquirido la desarrolladora Night School Studio, una compañía californiana de 21 empleados con pocos títulos en su haber, pero con la que aseguran tener similitudes creativas en cuanto a la manera de narrar las historias. Esta empresa está formada por extrabajadores de Disney y de Telltale Games, otra desarrolladora especializada en el género de aventura gráfica.
Anyó considera que contar con este estudio “aclara varias cosas” sobre el planteamiento de Netflix y estima que es un enfoque acertado: “Son videojuegos muy sencillos, con mecánicas muy simples y que no necesitan grandes habilidades. Podrán estar dirigidos a un público poco experto en videojuegos, que además ya lo tendrían pagado. No es complicado y les cuentan una historia incluso bonita, como algunos de los videojuegos de Telltale, que son muy emotivos en cuanto a relaciones de personajes. Si enganchan por esa vía narrativa, donde la gente elige algunas opciones en las conversaciones y algunas acciones, pueden dar un salto muy interesante al medio”.
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