Ultraprocesados
Las ‘youtubers’ españolas que viven al margen de las normas reseñan productos sin mimo ninguno y a veces se pelean
Por más seguidores que acumulen los youtubers, la mayoría es incapaz de pasar a la liga televisiva. Cuando la tocan se ven desnudos, sin golpes de efecto o cortinillas tronchantes. No, no me digan Ibai, que ese es streamer. Ese hace directos. Un medio tan fresco como YouTube se ha enquistado en el barroquismo (como diría Manuela Trasobares) en muy pocos años. Como creador tienes acceso a unas métricas detalladas que te dicen cuándo a la gente le deja de interesar tu vídeo, y no es difícil darse cuenta de que la posproducción nace también de una necesidad.
En España hay un tipo de youtuber, sin embargo, que es endémico y que vive al margen de las normas. Punkis de mesa camilla que suben vídeos sin editar que duran entre 15 y 50 minutos. Sin tonterías. Si llama alguien a la puerta, se levantan, abren, y vuelven al ordenador cuando pueden. Imagino un asesinato fuera de campo como principio de una obra de suspense. El contenido de los vídeos son sus compras del súper, dentro del subgénero unboxing (sacar cosas de una caja). Son amas de casa que muestran y reseñan productos sin mimo ninguno y que a veces se pelean como se peleaban en su día John Cobra y El Batu (quien por desgracia se suicidó tras un desamor, ya que como muchos violentos era una persona frágil).
En no pocas ocasiones he elegido vídeos de sus compras antes que películas de moda. El porqué: el suspense. No puedo no saber qué han comprado estas señoras. Necesito saber qué papel higiénico está en oferta. Si me lo contara alguien en vivo me moriría del aburrimiento. Pero estoy en mi casa sola, viendo cómo salen yogures, zumos sin azúcares añadidos, sanjacobos. Son la pesadilla de un nutricionista. Y aquí dejo tres nombres para quien quiera redescubrir el costumbrismo: Conchi Córdoba, Encarni1969, y Un té con Manuela. Tres señoras sin complejos ni aditivos. Lo único ultraprocesado que van a encontrar en sus canales son sus congelados. Nadie es perfecto.
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