‘Gofre + Mochi’: Cocinar (y crecer) con Michelle Obama
La ex primera dama protagoniza un programa que muestra a los niños claves de nutrición y gastronomía a través de la multiculturalidad
Gofre y Mochi quieren ser chefs. El problema —además de que son dos marionetas, una con forma de yeti de peluche con orejas de gofre y la otra, un mochi (un tipo de pastel japonés) rosa con ojos y boca pero sin manos— es que viven en un lugar helado y todo lo que cocinan es hielo. En resumen, lo desconocen todo sobre cocina. El primer paso para adentrarse en el mundo gastronómico será trabajar en un supermercado. En su jardín conocerán a la señora Obama, la señora O, a la sazón, Michelle Obama. Ella les animará a emprender misiones como averiguar dónde colocar los tomates dentro del supermercado (¿junto a las frutas o las verduras?), descubrir cómo se hacen los pepinillos, que las patatas son deliciosas a pesar de ser tan feas, o perder el miedo a las setas. Para ello, viajarán por todo el mundo a visitar lugares donde se cultivan o preparan esos alimentos e ingredientes, y diferentes cocineros les mostrarán cómo utilizar las verduras y hortalizas para que no sean tan aburridos como piensan.
Los diez capítulos de media hora de la serie infantil de Netflix Gofre + Mochi se proponen la difícil misión de entretener a los niños mientras aprenden, y no perder el interés de los padres. La combinación de didactismo y entretenimiento ha sido una constante en la televisión infantil desde que Barrio Sésamo lograra dar con la fórmula hace más de medio siglo. Esa base, remozada con música moderna, colores brillantes, dinamismo, ritmo frenético (incluso algunos tramos de la serie pueden pecar de un exceso de información) y mensajes de inclusión y diversidad constantes, sirve para intentar motivar en los niños el interés por una alimentación sana. Que lo consiga, aún está por ver. De momento, el formato, estrenado la semana pasada, ha recibido el aplauso de la crítica por su forma y su fondo.
Gofre + Mochi es una de las muchas producciones que el matrimonio Obama ha puesto en marcha tras el acuerdo de desarrollo de formatos que firmaron en 2018 con Netflix. Un año después de la firma, la productora de los Obama, Higher Ground, anunció una primera remesa de programas en marcha, entre los que se encontraba una serie infantil con capítulos de media hora titulada entonces Listen to Your Vegetables & Eat Your Parents (haced caso a las verduras y comed a vuestros padres), que finalmente ha quedado como letra de la sintonía del programa y grito de guerra exclamado por un interfono antes de que los protagonistas emprendan cada aventura a bordo de un coche de carreras volador. Con él, Gofre y Mochi pueden ir hasta las salinas de Maras, en Perú, o viajar a Kioto, en Japón, para aprender el tratamiento que se da al arroz en aquel país.
Sus creadores, la actriz, guionista y educadora Erika Thormahlen y el cineasta Jeremy Konner, llevaban tiempo con la idea en la cabeza pero no lograron ponerlo en marcha por las reticencias de cadenas y plataformas hacia un programa dirigido a niños con lecciones de nutrición y gastronomía. Finalmente encontraron respuesta detrás de la puerta que menos esperaban, la de Michelle Obama, que actúa como productora y se implicó en el espacio hasta llegar a participar como invitada en todos los episodios. “Creemos que no debes comer brócoli porque es bueno para ti, deberías comer brócoli porque está bueno”, explicó Jeremy Konner sobre la filosofía detrás del espacio en una entrevista.
Para esas lecciones en torno a los alimentos, la producción se apoya en chefs de renombre. El español José Andrés enseña cómo hacer un gazpacho dentro de la entrega dedicada al tomate, mientras que el italiano Massimo Bottura muestra a las marionetas cómo hacer tortellini en el episodio dedicado a los huevos. Otros rostros conocidos como Jack Black, Rashida Jones o Lionel Richie participan en el programa para hablar con los muñecos como los orígenes de otros alimentos cotidianos.
Pero el programa no solo da lecciones a los niños sobre alimentación y nutrición. Porque lograr pepinillos requiere paciencia (“lo bueno se hace esperar, como los pepinillos”, es la moraleja que extrae Gofre al final del episodio), mientras que el uso apropiado de la sal puede ser una lección de moderación. Además, la multiculturalidad y diversidad va incorporada en el formato de forma orgánica, de manera que niños de cualquier parte del mundo pueden verse identificados mientras conocen otras culturas; al fin y al cabo, Netflix está presente en 190 países y esa ambición internacional es algo consustancial a la mayoría de sus más ambiciosos programas.
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