Rebelión entre los profesionales de RTVE
La destitución de la cúpula de la radio pública desata una ola de protestas internas en la corporación
La oleada de destituciones y dimisiones de altos cargos desencadenada esta semana ha abierto una profunda crisis en el seno de RTVE. La ya frágil situación de la corporación estatal corre el riesgo de saltar por los aires. El malestar contra el director de Información y Actualidad, Enric Hernández, ha producido un efecto dominó que impacta, por elevación, en la administradora provisional única, Rosa María Mateo. Los profesionales del área de informativos han enarbolado la bandera de la independencia y la meritocracia bajo el lema “RTVE es de todos y de nadie”, extendida a toda velocidad por las redes y replicada por rostros populares de la pantalla como Xabier Fortes, Carlos Franganillo, Almudena Ariza o Cristina Olea, que han aprovechado para reclamar a los políticos un compromiso firme en favor de una televisión independiente, libre, moderna, plural y despolitizada.
Un brote de indignación de esta envergadura —en una plantilla que suma 3.200 trabajadores vinculados a contenidos de actualidad de los 6.400 que integran la corporación— no se conocía desde las protestas contra la manipulación informativa durante la última etapa de gestión del PP, escenificadas en los famosos viernes negros. El detonante ha sido la destitución fulminante, el martes, de la directora de RNE, Paloma Zuriaga, y del jefe de Informativos, Raúl Heitzmann, por discrepancias con Hernández a la hora de relevar a los titulares de varios centros territoriales. Ambos ceses generaron a su vez la dimisión de la directora de la estructura territorial, Cristina Ortiz, y la subdirectora, Alejandra Martínez, y el viernes renunció el responsable de Radio 5, Fernando Martín. Otros cargos relevantes barajaron la opción de abandonar.
“Es lógico y habitual que haya ceses”, ha explicado en una carta Hernández
Hernández ha justificado su actuación a través de una carta remitida a los responsables de los centros territoriales en la que argumenta que en una organización como RTVE “es lógico y habitual que haya ceses y relevos cuando en la estructura jerárquica se producen diferencias de criterio o pérdidas de confianza motivadas por criterios profesionales”, y observa que el deber de la estructura directiva es “intervenir allí donde eventualmente pudieran producirse malas praxis periodísticas, al objeto de revertirlas”. Añade que la exigencia de calidad, rigor e imparcialidad debe ser idéntica en todas las plataformas informativas y en la totalidad de los territorios.
Con esta explicación cierra las discrepancias en torno al relevo en los centros de Castilla y León y Murcia (Galicia se pospuso hasta después de las elecciones autonómicas). Un ex alto cargo expone que “no valen dedazos. Los criterios profesionales deben conocerse”. Y se pregunta si un camarógrafo sin experiencia de gestión es el perfil más adecuado para llevar las riendas de un centro territorial.
Hernández fue director de El Periódico de Catalunya hasta el año pasado y, previamente, trabajó en EL PAÍS. Llamado a pilotar la modernización del área informativa, es visto dentro de la corporación como “un administrador único bis”. Algunas fuentes aseguran que cuenta con pocos aliados incondicionales en la casa y que tiende a tomar decisiones de manera unilateral. Otras destacan que era el candidato para ocupar el cargo que finalmente recayó en Mateo y consideran que su opción se frenó porque “ni ERC ni Ciudadanos iban a votar a su favor”. “Lo nombraron segundo, pero es el que manda”, inciden.
La plantilla se ha movilizado para exigir independencia y meritocracia
A Hernández, que ha declinado comentar con este periódico la situación de RTVE, se le atribuye un poder absoluto. Fuentes de Torrespaña consideran que “es hermético, escucha, pero decide lo que quiere y se ha rodeado del clan catalán”, en clara alusión a Pep Vilar, exconsejero de la corporación catalana por el PSC, que en la práctica estaría ejerciendo de jefe de informativos. A su favor, exponen que tiene buenas ideas pero no acierta a gestionarlas, en parte por la complejidad de la compañía.
En respuesta a las dimisiones de Ortiz y Martínez, los directores de los centros de todas las comunidades (salvo Aragón, que está vacante, y Madrid y Barcelona, que son de producción) han expresado su “profundo malestar” por el hecho de que Hernández haya querido imponer su criterio, “no fundamentado en motivaciones” y “en contra y al margen de la opinión de las dos personas que dirigen y conocen la estructura territorial”. También lamentan que no se deje trabajar “con libertad y autonomía a un equipo que ha funcionado con muy buenos resultados”.
El apoyo de los responsables de los centros territoriales tiene aún más relevancia por el hecho de que fueron nombrados en la etapa de Julio Somoano como jefe de Informativos de TVE, con el PP en el Gobierno. “A muchos tenían que haberlos cambiado hace tiempo. Hernández debería haber buscado complicidades. Esta plantilla ha peleado mucho contra épocas oscuras y es más sensible a este tipo de cambalaches”, dicen fuentes de la cadena.
Los consejos de informativos de RNE y TVE, que representan a los trabajadores vinculados al área de noticias, rechazan que cualquier nombramiento se haga por motivos distintos de los profesionales, ya sean políticos, sindicales o de otra índole.
Esta no es la primera gran crisis que afronta RTVE desde la designación de Mateo, en julio de 2018. La primera rebelión se produjo tras la decisión de modificar la fecha del debate electoral de TVE previo a las legislativas del 28-A, que fue vista como un intento de ajustar la programación a la propuesta de un partido. El segundo conflicto de calado se produjo a raíz del relevo de Begoña Alegría al frente de los informativos de la televisión pública, cargo al que renunció Almudena Ariza.
Las funciones fueron asumidas “temporalmente” por Hernández, cuyo gran proyecto pasa por unificar pautas entre informativos y magazines y dar impulso a la transformación digital. Su apuesta para la próxima temporada es un macrocontenedor matinal en el que se incruste la tertulia política. Su asignatura pendiente es el ambicioso plan para trasladar los telediarios de Torrespaña a Prado del Rey. Un veterano productor, que avala la operación, sostiene que los platós del Torrespaña están obsoletos. “Se necesitan espacios amplios, con capacidad para que las cámaras puedan moverse y hacer planos más espectaculares”. Y no duda de que esta mudanza abrirá un nuevo frente en la convulsa RTVE.
La enquistada elección del nuevo presidente
La corporación RTVE lleva camino de cumplir dos años de interinidad. En este tiempo, su estado financiero se ha deteriorado, la audiencia ha tocado mínimos y su papel en el conjunto de los medios audiovisuales ha perdido relevancia. A estos lastres se une la incertidumbre que supone el enquistamiento en las Cortes del concurso público para la elección parlamentaria de un presidente y de un consejo de administración. Ese proceso lleva meses congelado y los partidos políticos no dan señales claras que hagan vislumbrar una inminente resolución.
Sobre la selección de 20 candidatos (para las 10 plazas del consejo, incluida la que ocupará el presidente) por un comité de expertos designado por los grupos parlamentarios culminada hace año y medio pesan una treintena de recursos que aún no han sido resueltos. Entre los 20 propuestos solo hay tres mujeres. Alicia Gómez Montano, la primera incluida en la lista, falleció el pasado enero, de modo que, en el caso de que fueran elegidas todas las restantes (Isabel Raventós, María Eizaguirre y Carmen Sastre) se incumpliría el principio de paridad que marca la ley.
Para solventar esta eventualidad y que todos los aspirantes estén en similares condiciones, los letrados del Senado aconsejan no limitar la elección entre los 20 mejor puntuados, sino que proponen ampliar el abanico a los más de noventa nombres que pasaron el primer corte para incluir más mujeres y poder respetar de este modo la ley de igualdad. El reciente acercamiento entre PSOE y Ciudadanos podría acelerar la renovación de los órganos directivos de la corporación estatal e intentar frenar así el desplome de la televisión pública.
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