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Elías Valcárcel, CEO de Neural Labs: “Las cámaras inteligentes sacan a gente muy peligrosa de la calle”

La tecnología de la empresa barcelonesa permite revisar matrículas automáticamente a los cuerpos de seguridad y a los responsables de las zonas restringidas para determinados vehículos

Patricia Coll Rubio
Elias Valcarcel Neural Labs
Elías Valcárcel, CEO de Neural Labs.P. C.

Un casco espartano preside la recepción de las oficinas de la empresa de soluciones de inteligencia artificial Neural Labs, situadas en Cerdanyola del Vallès (Barcelona). Su cofundador y CEO, Elías Valcárcel, explica que está allí para recordarles que luchan en las situaciones más adversas, compitiendo contra gigantes tecnológicos y compañías emergentes de países con gran tradición en el sector de la seguridad como son China o Israel. Con un equipo formado por 30 personas, Neural Labs vende cada año más de 2.000 licencias de software de inteligencia artificial para cámaras de vigilancia, sobre todo en Colombia, Argentina y España. Su tecnología permite la revisión automática de las matrículas de los vehículos a la Policía Nacional, el control de acceso de los automóviles a la Zona de Bajas Emisiones en Barcelona, así como la detención de coches involucrados en todo tipo de delitos por parte de los cuerpos de seguridad latinoamericanos.

Pregunta. ¿Vivimos en un mundo orwelliano, cada vez más vigilado por cámaras?

Respuesta. Las cámaras son para controlar a la gente que no cumple las normas. Con ellas, estamos sacando a gente muy peligrosa de la calle. Ojalá no hicieran falta.

P. Se quedarían sin negocio…

R. No, ya lo buscaríamos. También sirven para prevenir accidentes y para mejorar la movilidad, entre muchos otros usos.

P. Empezaron en 2005 con el reconocimiento de matrículas en parkings. Hoy ofrecen tecnología cada vez más compleja para seguridad viaria y policial. ¿Cómo funcionan las cámaras inteligentes?

R. Todo es algoritmo. Las cámaras son los ojos de la bestia que entiende la imagen gracias a la inteligencia artificial. Captan la imagen, pero el algoritmo es el que detecta vehículos, personas, objetos caídos, bicicletas, patinetes eléctricos o lo que sea. Escuchamos al mercado para evolucionar. Actualmente vendemos todo tipo de soluciones para ciudades basadas en inteligencia artificial. Podemos dar solución a cualquier normativa de la nueva Ley de Tráfico, incluida la de los patinetes eléctricos, detectar todo lo que nos pida cada ley y municipio.

P. Como la detección de vehículos sin el distintivo ambiental de la Dirección General de Tráfico (DGT).

R. Sí. Es una de las aplicaciones más recientes. Para mejorar la calidad del aire del entorno urbano, impedimos el acceso a la Zona de Bajas Emisiones de Barcelona de los vehículos más contaminantes en horarios no permitidos. Trabajamos con la empresa de sistemas de movilidad inteligente Aluvisa con la que esperamos ofrecer nuestra tecnología para otras zonas de bajas emisiones a otras ciudades españolas, entre ellas Madrid ―la Ley de Cambio Climático aprobada en mayo obliga a los municipios de más de 50.000 habitantes a implantar estos controles antes de 2023―.

P. Un coche averiado sin distintivo ambiental de la DGT fue multado al ser transportado por un camión. ¿La inteligencia artificial comete fallos impensables en un humano?

R. La inteligencia artificial tiene sus límites y depende de la definición del alcance del proyecto. En este caso el sistema detecta solo matrículas por lo que las sanciones deben pasar siempre por validación humana. En otros proyectos, como en los túneles, por ejemplo, el algoritmo sí distingue si son personas subidas en una moto o bicicletas que están siendo transportadas por otro vehículo.

P. ¿Qué ventajas ofrece su tecnología a la Policía Nacional?

R. Hicimos el algoritmo neuronal que utilizan sus coches Izeta, que tienen acceso a la lista de matrículas buscadas por delitos como robo, terrorismo o violencia sexual, entre otros. Va barriendo rápidamente al paso todas las matrículas con las que se cruza, sin que el policía tenga que teclear la matrícula de cada coche sospechoso. También utilizan nuestras soluciones los cuerpos policiales de Colombia y Argentina. Hace poco, en Argentina pararon un coche robado que estaba lleno de bombas.

P. ¿La ciberseguridad es su gran reto?

R. Por supuesto, pero usamos canales encriptados para protegerla. Los delincuentes no quieren ser controlados. En Sinaloa (México) nos destruían las cámaras directamente a balazos.

P. ¿Y qué sucede con la privacidad?

R. En Europa poner cámaras tiene muy mala fama porque nos preocupa la privacidad. En otros países, donde salvamos vidas a diario, en cambio no tienen ningún problema. Nuestro socio Herta, especialista en reconocimiento facial, vende prácticamente toda su tecnología en Sudamérica, mientras que aquí solo la usan para marketing. [El Parlamento Europeo aprobó este mes una resolución contra la tecnología de reconocimiento facial en la que pide la “prohibición permanente del reconocimiento automático de individuos en espacios públicos”].

P. ¿Cuáles son los últimos avances tecnológicos en las cámaras inteligentes?

La denominada informática en el borde, que básicamente es ponerle chips a la cámara para ganar en escalabilidad [la capacidad de un sistema para hacerse más grande, sin perder en calidad], ya que cada camarita hace su trabajo y el sistema aguanta. Este tipo de procesamiento va a confluir con el internet de las cosas (IoT) [la conexión de objetos cotidianos a través de internet]. El 5G [la quinta generación de tecnología de telefonía móvil] nos va a dar mejor conectividad, mejor tiempo de respuesta. Ayudará mucho. Son tecnologías que se solapan, que confluyen. En las ciudades inteligentes es donde se van a encontrar todas estas tecnologías.

P. ¿También instaláis cámaras inteligentes en drones?

R. Sí. Al lado de Medellín (Colombia), tenemos drones que leen matrículas y caras combinando ambas tecnologías con nuestro socio Herta, cuyo nicho es el reconocimiento facial.

P. Le han ganado a Amazon un contrato en Buenos Aires. ¿Cuesta competir con los gigantes tecnológicos?

R. La clave es la hiperespecialización. Nosotros, a diferencia de Amazon, le damos un producto llave en mano. Amazon decía que lo podía hacer, pero nosotros teníamos el producto acabado. Nos defendemos además envolviendo la tecnología de servicio. Para ello, nos formamos constantemente.

P. ¿Su sector es entonces muy competitivo?

R. Sí, nuestro competidor chino Hikvision, que tiene 20.000 trabajadores, es un tsunami que está arrasando. Hace ciudades inteligentes enteras. En Europa se les ha dejado entrar sin ningún tipo de arancel. El gobierno americano sí le ha puesto alguna traba, pero en Sudamérica han entrado fortísimos. Además, la fama en nuestro sector de la seguridad la tienen los israelíes, a los que todo les juega a favor, incluso la inversión. Nosotros vamos a pulmón, no hemos hecho nunca ninguna ronda. Dedicándonos a esto, tiene mérito estar vivos.

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Patricia Coll Rubio
Es colaboradora de Tecnología en EL PAÍS. Doctora en Comunicación, es directora del grado en Periodismo y Comunicación Corporativa en Blanquerna (Universitat Ramon Llull).

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