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El peligro de usar inteligencia artificial en ‘apps’ de ligar: así funcionan los asistentes virtuales del amor

Varias empresas comercializan ‘bots’ que mantienen conversaciones en Bumble y otras aplicaciones para ahorrar tiempo y conseguir citas sin esfuerzo a los usuarios

Apps Ligar IA Tinder
Un usuario sostiene un teléfono inteligente que muestra la aplicación Tinder. Johannes Schmitt-Tegge (picture alliance/Getty Images)
Isabel Rubio

“Soy como una pizza, caliente, deliciosa y siempre dispuesta a compartir. Si puedes hacerme reír, ya tienes un punto a tu favor. ¿Te atreves a unirte a mi aventura?”. Esta bio para Tinder ha sido escrita por ChatGPT. La inteligencia artificial aspira a cambiar las reglas del juego en la búsqueda de pareja. Miles de usuarios recurren a apps y bots que responden por ellos en aplicaciones como Bumble o Tinder para conseguir citas y así encontrar pareja. Algunos de ellos aseguran haber tenido éxito. Pero también muchas voces señalan los riesgos de esta intervención deshumanizadora, ya que la conversación previa es el examen al que sometemos a los demás para optar por quedar en persona.

Aplicaciones como RIZZ sugieren respuestas para los chats. Otras como YourMove AI prometen “ayudar a superar el bloqueo inicial del escritor que mira fijamente una conversación preguntándose qué decir”. Así lo explica Dmitri Mirakyan, cofundador de esta última app, que tiene más de 100.000 usuarios de más de 90 países: “Imagina que son las siete de la mañana y estás en el tren que te lleva al trabajo mirando tres fotos y una descripción de seis palabras e intentando encontrar una forma ingeniosa de iniciar una conversación. No es por falta de carisma; es difícil entablar una relación con un desconocido a través de un mensaje de texto”.

Hay servicios que van más allá. Es el caso de CupidBot, que promete “concertar citas mientras duermes”. Su objetivo es ahorrar tiempo y esfuerzo al usuario: busca en apps como Bumble personas de su tipo y chatea por él. “Todo lo que nuestros usuarios tienen que hacer es presentarse en las citas y evaluar la compatibilidad en persona”, afirman sus creadores, que aseguran que este servicio tiene más de 10.000 clientes en Estados Unidos, Francia, Reino Unido, España y Alemania.

El servicio, cuyo precio parte de los 30 dólares al mes (unos 28 euros), permite ajustar el estilo del chat, el ritmo y los objetivos. Entre los tonos más populares, están el de buen chico, capullo, rico, curioso, ingenioso, indiferente o estable —una mezcla de todo lo anterior—. Pero la personalización no acaba aquí. El usuario puede escoger que el bot se comporte de forma similar a Shakespeare, Edgar Allan Poe, James Bond, el Capitán Jack Sparrow o Giacomo Casanova.

Y, ¿cómo sabe este servicio qué personas son “de tu tipo”? Desde CupidBot han pedido ayuda a los propios usuarios para entrenar a la inteligencia artificial de cara a encontrar posibles pretendientes. En su canal de Discord, les solicitan, por ejemplo, que “etiqueten” perfiles sobre mujeres con datos como si están “delgadas, regordetas o gordas”, reafirmando esos prejuicios masculinos. “Ofrecemos [una cuenta] gratis de por vida a las primeras 50 personas que etiqueten 500 perfiles nuevos en su aplicación de citas favorita. Estamos renovando nuestro motor de deslizamiento y nos gustaría recibir más ayuda”, señalan.

Los usuarios usan Discord para compartir sus expectativas y “triunfos”. Algunos buscan una relación a distancia. “Viajo mucho y las chicas de mi ciudad actual no son realmente mi tipo”, afirma uno de ellos. Otro considera que el “mercado” del amor es “laborioso y molesto”, pero mantiene la esperanza: “Espero que esta inteligencia artificial realmente funcione”. A algunos les ha ido bien. Mientras que uno asegura haberse ahorrado 15 horas “deslizando entre perfiles”, otro afirma haber conseguido dos números de teléfono en solo cinco minutos. Incluso hay quienes anuncian que cancelan su suscripción porque han tenido suerte: “He tenido una media de tres citas por semana. Conocí a alguien fantástico y ahora tenemos una relación sana”.

Deshonestidad en el origen

Este tipo de bots trata de buscar a personas compatibles en las apps de citas y concertar una hora y un lugar para tener un encuentro con ellas. “Si normalmente hablamos de la interacción entre dos personas, aquí estamos hablando de la interacción entre una persona y una máquina. Esto tiene algunas complicaciones”, alerta Elena Daprá, psicóloga sanitaria especializada en bienestar psicológico y vocal de sección del Colegio oficial de la Psicología de Madrid.

Para empezar, la experta destaca que la relación parte de un engaño: el de no decirle a la otra persona que es un bot quien está ligando con ella. “¿Qué es lo que nos llama la atención en la relación con el otro? Saber que somos especiales”, señala la psicóloga. En este caso, lo que se le está diciendo a la otra persona es: “No eres una prioridad, no eres especial para mí, no voy a gastar mi tiempo en ti”.

Por una cuestión de responsabilidad afectiva, la psicóloga recomienda avisar a las otras personas de que se está utilizando un bot para ligar. Algo que podría no ser bien recibido, lógicamente. Hay quienes advierten de que aplicaciones como CupidBot hacen que “las citas online sean aún menos seguras para las mujeres”. “Es posible que el hombre con el que has estado hablando e investigando no sea en realidad la persona que se presentó a la cita. Esto es, en el mejor de los casos, extremadamente aterrador”, afirma una usuaria en Reddit.

Para ella, esto es “especialmente preocupante, ya que esas conversaciones iniciales se utilizan para detectar señales de alerta”. Su publicación les ha gustado a 606 usuarios y tiene 95 comentarios. Otra usuaria comenta que suele prestar atención a las primeras interacciones para intuir “si la otra persona es segura”. “Es preocupante que puedas terminar en una cita con alguien a quien no has examinado de ninguna manera”, señala.

Encontrar pareja a toda costa

“Me parecería mal que alguien usara esas apps para contestarme”, asegura Belén Benito. Esta usuaria de Bumble y Tinder de 29 años considera que el hecho de usar la inteligencia artificial así “es una forma de contribuir a que las personas sean consumo y deshumanizarlas”. “Parece que lo único que quieres es llegar a ese estadio final en el que quedas con esa persona y si no es esa, es otra, pero no disfrutar del camino de hablar con alguien y tener en consideración que es un individuo que tiene sentimientos”, sostiene. Le da la sensación de que quienes usan estos servicios buscan “encontrar pareja a toda costa y hacerlo de una forma muy consumista y capitalista, como si fuera una prenda de ropa que ya sé que la quiero, pero no me la quiero ni probar”.

Hay emociones que Benito duda que transmitan estas apps. “Puede que esa persona esté triste, contenta o con miedo y eso no creo que pueda plasmarlo una inteligencia artificial, algo que me impediría conocer la parte emocional de la otra persona, es decir, su yo al completo”. A ello se suma otro posible inconveniente, como señala Daprá: el de quedar con una persona y comprobar que su comportamiento difiere del que ha mostrado en la app de citas. “Porque no contesta igual, es tímido o demasiado extrovertido o es diferente a lo que he visto”, señala. Y eso es algo que se nota en “cómo nos expresamos, las bromas que hacemos o cuándo nos reímos”.

Desde CupidBot saben que hay quienes piensan que “engañar a las posibles citas haciéndoles creer que están hablando con una persona inteligente, exitosa, bien hablada, encantadora e ingeniosa en vez de con una inteligencia artificial es deshonesto”. “No lo creemos”, afirman fuentes de la compañía, que insisten en que los usuarios deben seleccionar el tono y el ritmo deseados de sus conversaciones automatizadas, además de proporcionar textos que ellos mismos hayan escrito.

Como CupidBot imita la personalidad de un usuario, sus creadores consideran que “si se utiliza como un recurso breve, debería causar una incomodidad mínima a terceros”. “Nuestro objetivo no es saturar la aplicación con conversaciones artificiales ni cosificar a las mujeres, sino obligar a las apps de citas a reevaluar cómo funcionan y, mientras tanto, facilitar las citas”, sostienen.

Y van más allá: imaginan un futuro en el que un sistema sea capaz de predecir la atracción entre dos usuarios y los junte. “En algún momento, parecerá impensable que las personas pasen horas hablando con extraños en una aplicación para medir la posibilidad de atracción, cuando el único indicador efectivo para esto es la interacción en la vida real. Es en ese mundo donde la inteligencia artificial facilitará la interacción humana en lugar de reemplazarla”, concluyen.

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Sobre la firma

Isabel Rubio
Es colaboradora de las secciones de Tecnología, Ciencia y Salud de EL PAÍS. Además de seguir de cerca a Apple, Samsung y otros gigantes, prueba dispositivos y analiza el impacto de los avances tecnológicos en la sociedad. También verifica contenidos científicos en la fundación Maldita.es.

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