“Una promotora quiso meterme en la cárcel por un comentario en internet. Ahora quiero desquitarme con NFT”
La empresa Valenor se querelló contra un propietario por una crítica en un foro. Tras tres años bajo la amenaza de embargo de 50.000 euros y prisión, el acusado ya absuelto quiere venganza
“Durante tres años me las han hecho pasar putas literalmente”, dice Diego P., que fue acusado en 2018 de injurias y calumnias por una promotora a causa de un breve comentario en internet sobre una urbanización en Valdebebas (Madrid). ”Al principio estaba medio nervioso, pero cuando ves que el juez da el visto bueno al juicio, empecé a estar muy nervioso, porque era penal, cárcel. Y cuando ves que piden el embargo de 50.000 euros, me preguntaba que dónde estaba la cámara oculta”, explica.
Desde finales de 2018, Diego vivió bajo la amenaza de la justicia por unas críticas banales a los acabados de una promoción de pisos donde se mudó en 2019. Después de que el juez instructor mandara el caso a juicio, con el creciente riesgo de condena, la Audiencia Provincial de Madrid acabó desestimándolo el pasado verano. La promotora, Valenor, optó por no elevarlo al Supremo.
“Me fastidia un montón que se vayan de rositas, no me valdría ni que me pagaran mis gastos”, dice Diego P., explicando que esos gastos han sido de unos 4.000 euros. A pesar de que el caso ya está cerrado, en una conversación en persona con este periódico Diego ha pedido mantener su anonimato para que el asunto no le vuelva a perjudicar en el futuro.
Ahora, sin embargo, ha tenido una idea para dar más visibilidad a su proceso e intentar recuperar algo de sus gastos: glorificar su comentario original convirtiéndolo en una serie de 100 NFT. Un NFT es una pieza única digital, que a menudo tiene connotaciones artísticas, y que vivió un apogeo en 2021. “Es supervisual, tiene impacto económico y destaca la banalidad del post. En el fondo es por meter el dedo en el ojo”, dice. El propio Diego ha colgado su serie en OpenSea, una de las mayores plataformas para la venta de NFT. Se titula Diego vs. Goliath y cada uno cuesta 0,024 ethereum, alrededor de 73 euros al cambio hoy (la criptomoneda ha subido desde que Diego colgó la serie).
El propio Diego, que es ingeniero informático, se ha encargado de programar los 100 ejemplares y generar una firma específica con su nombre. El NFT es en realidad un cortapega del comentario de noviembre de 2017 que está en el origen de su drama: “Me parece un poco lamentable que pisos con estos precios y que presumen de estar perfectamente aislados del exterior para ahorro energético presenten estos problemas. Si nos pasase a nosotros en la segunda fase tomaremos medidas legales oportunas :)”.
No es raro que una empresa acuse a un usuario o consumidor de injurias o incluso calumnias, que incluye penas de cárcel, pero son casos que afectan al derecho a la libertad de expresión y no suelen tener recorrido si no hay un fundamento muy evidente.
Por si fuera poco, el comentario de Diego no era ni siquiera el primero del hilo que se quejaba de esa promoción, bautizada como “la urbanización más techie de España”. La usuaria del foro nuevosvecinos.com Lydia consideraba que la casa tenía fallos y se metió en internet a quejarse. “Además de los problemas de aislamiento con el frío y acústico, encima tenemos goteras, en algunas casas hay goteras en terrazas, baños, cocina”, escribió en un mensaje en uno de sus hilos en noviembre de 2017. Junto a Diego, otros afectados iban respondiendo con críticas similares.
El bufete que llevó su caso, De Carlos Remón, no respondió a repetidos mensajes de este periódico en artículos anteriores. La promotora, por su parte, devolvió una llamada para decir que no iban a hacer declaraciones porque veían el caso como ”algo del pasado”.
El abogado de Diego planteó al principio del caso que quizá podían devolver el golpe querellándose contra Valenor por denuncia falsa o incluso contra el juez por no haber prestado suficiente atención a un caso claro. En ambos casos desestimaron la opción. Entonces fue cuando Diego optó por los NFT. “Si les hubiese costado 200.000 euros en daños o reparaciones quizá en el siguiente caso no lo harían de nuevo”, dice, pero es que no les ha costado nada de nada, añade.
Además de resarcirse, cree que la actitud de Valenor no es justa. “Ellos pueden repetir esto ilimitadamente porque tiene coste cero. Tienen sus abogados y lo que les ha costado es un taxi hasta los tribunales de Plaza Castilla”, dice.
La diferencia de Diego con el resto de vecinos que se quejaban en el foro es que colgó el hilo en un artículo de Idealista donde se hablaba de la promoción (que luego borró). Cree que le usaron de cabeza de turco y que es una estrategia efectiva: “Consiguen callar a la gente. En un principio pensaba que la gente se calla por miedo al dolor de cabeza, por miedo a desembolsar gastos en abogados”.
”Pero al parecer la gente se asusta con razón”, dice, porque siguen asustando a los vecinos: “Ahora han amenazado con denunciar al nuevo presidente de la comunidad porque dicen que se excede en sus funciones porque ha enviado un burofax a los contratistas que ejecutaron la obra porque hay acabados en mal estado”, explica.
Los acabados no son cosas menores. Las quejas iniciales eran por agua que salía de los enchufes. Ahora hay cascadas sobre algún coche en el aparcamiento. “No sobre todos los coches, claro”, matiza Diego. Pero el recurso de la empresa a la justicia por motivos dudosos sigue vigente. “Es de película de terror”, dice.
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