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Dar el DNI para acceder a Twitter: la propuesta del PP aviva el debate del anonimato en las redes

Algunos usuarios de la plataforma defienden que utilizar un alias los libera de prejuicios y les da libertad. Aunque no renuncien al pseudónimo, los populares abogan por exigirles el documento de identidad al crear una cuenta

Un hombre frente a un ordenador.
Un hombre frente a un ordenador.chalermpon poungpeth (Getty Images/EyeEm)
Clara Rebollo

‘‘Queremos separar los dos mundos [el de Twitter y el real]’', explica Eva (nombre ficticio, 48 años), usuaria de la plataforma y profesora de secundaria. Como ella, un buen número de usuarios defiende que el anonimato en las redes sociales le proporciona libertad y un lugar ajeno a los prejuicios. Aunque no son pocos los que se refugian bajo esa condición, la difusión de noticias falsas y el acoso sistemático han provocado que se tienda a asociar las cuentas anónimas con un uso maligno de las redes. Con la intención de atajar esas consecuencias negativas, el Partido Popular, con el senador Rafael Hernando a la cabeza, ha propuesto exigir el Documento Nacional de Identidad (DNI) al crear una cuenta en una red social, aunque después se opte por un pseudónimo o alias. Eva está de acuerdo con la iniciativa, pero otros usuarios con un perfil anónimo creen que, al aceptar esa condición, les resultaría inevitable cuidarse más de las opiniones y contenidos que comparten. Hasta el momento, al menos por lo que se refiere a Twitter, ningún país ha aprobado medidas de este tipo.

Hernando comenzó a defender la propuesta en 2017. Aquel año puso en marcha, como diputado en el Congreso, una proposición no de ley que no llegó a ser tramitada, y este mismo año ha retomado la iniciativa con una proposición de ley en el Senado, según adelantó en su día El Mundo. ‘’Esto hay que regularlo, estamos ante una nueva revolución de las tecnologías y seguimos utilizando legislación del año 2002, cuando no existía casi ninguna de estas redes sociales’', explica a EL PAÍS.

Según asegura el senador, la medida no pretende acabar con la privacidad que proporciona un alias en las redes, pero sí cree que la persona detrás del sobrenombre debe estar identificada por la compañía o plataforma: ‘‘En muchas ocasiones es imposible llegar a esa identidad porque las empresas no hacen gran cosa por desvelarla o por llegar hasta al final’', sobre todo en los procesos judiciales por ciberdelitos. Sin embargo, muchos usuarios defienden que, en esos casos, las autoridades tienen todas las herramientas necesarias para saber quién se encuentra detrás de la cuenta y no necesitan para identificarla más que un breve periodo de tiempo.

Para esta corriente de internautas, exigir el documento de identidad resulta innecesario. La presidenta de la Asociación de Internautas, Ofelia Tejerina, se muestra de acuerdo con ellos: ‘’El derecho a poder expresarse de forma anónima no significa que la persona no sea identificable, se le puede exigir un número de teléfono o el nombre y los apellidos, de forma que se podría rastrear al usuario en caso de que fuera necesario en alguna investigación de tipo grave, como delitos de odio’'.

Tejerina cree que, además, ‘‘se podría falsificar el DNI, y las plataformas tampoco van a asumir la responsabilidad de autenticar el documento’'. Frances Haugen, la ‘garganta profunda de Facebook, también se mostró escéptica hacia este tipo de medidas en su comparecencia ante el Parlamento Europeo el pasado 8 de noviembre. El Partido Popular Europeo, a través del eurodiputado Pablo Arias Echevarría, llevó a la cámara el asunto y Haugen defendió que, en su opinión, cualquier exigencia de identificación constituiría un fracaso, puesto que por ejemplo todos los usuarios tendrían al alcance mecanismos ―como una red VPN (Red Privada Virtual en castellano)― para sortearlo.

Aun así, Hernando cree que no por ello debe evitarse la regulación: ‘‘Es como si dijéramos que para qué vamos a penalizar el asesinato si hay gente que asesina. Ya sé que se puede utilizar el fraude, pero las compañías deben tener una responsabilidad y los usuarios, una garantía’'. Para la presidenta de la Asociación de Internautas, al solicitar el DNI sería ‘‘mayor el riesgo al que se nos expone que el beneficio que se consigue’'. El mayor de esos peligros sería que esos datos se filtraran tras un ciberataque, por ejemplo.

A @FootNes, tuitero de 25 años que escribe bajo seudónimo sobre todo de fútbol y del Real Madrid, le produciría cierto reparo proporcionar el DNI por una cuestión de privacidad y porque percibe que a los internautas cada vez se les solicitan más datos personales. Aun así, cree que es necesario tomar medidas y reconoce que, si a día de hoy su documento de identidad fuera una condición para ingresar en Twitter, la aceptaría: ‘‘Sale gratuito insultar o acosar por las redes y hay mucha facilidad para crear cuentas nuevas (cuando alguien es penalizado por incumplir las normas de la plataforma)’’, explica. Otros se lamentan e ironizan sobre la propuesta: ‘’Va a haber que ir con el DNI en la boca para escribir en Twitter’', escribió el usuario @astr0l.

Juan (nombre ficticio), usuario de 24 años, reconoce que tendría que aceptar la exigencia, pero que condicionaría su uso de la red: ‘‘Tuitearía de otro modo, como si fuese más personal y menos anónimo’'. Este usuario explica que no quiere ‘‘dejar rastro en la red’' y defiende el derecho al anonimato: ‘’No quiero que mis afirmaciones en esta red me perjudiquen en el futuro”.

Del mismo modo, @FootNes también desconfía de las consecuencias que puede tener su actividad en la red: ‘’Nunca se sabe cómo pueden calar ciertas opiniones y cómo te pueden repercutir. Por eso, prefiero permanecer anónimo, por una cuestión de seguridad y de que no se asocie mi cara a ciertas cosas’’, explica. Juan va más allá: ‘’Twitter es una red social que depende de modas y contextos pasajeros, por lo que explicarle a alguien en el futuro que ese tuit se debe a tal motivo es bastante complicado. Lo mismo pasa con los valores, que cambian. Hace poco vi tuits de una cuenta que tenía de adolescente y había escrito ciertas cosas que ahora tacharía de retrógradas’'.

A Eva el anonimato le permite que su actividad en la plataforma no repercuta en su trabajo, aunque el contenido que sube se ciña a Operación Triunfo y otras aficiones. ‘’Los alumnos a veces son un poco cotillas’', comenta. A eso se suma la presión de los padres. Tanto ella como @FootNes interactúan tanto con usuarios anónimos como con los que sí muestran su imagen o dan su nombre real. El segundo no cree que esa distinción influya en su decisión de seguirlos o no: ‘’Los sigo por lo que escriben, por lo bien que me caen o por las cosas que compartimos, no por el grado de exposición que estén dispuestos a asumir’'. Sin embargo, hay usuarios que no confían en los que optan por el anonimato. @Errazkin explicó en la red esta postura: ‘’Llamadme tiquismiquis, pero no hago el mismo caso en Twitter a quienes, como yo, ponen filiación y foto real en su avatar que a quienes no lo hacen. Los segundos se amparan en el anonimato y pierden credibilidad’'.

Según Borja Adsuara, experto en Derecho, Estrategia y Comunicación Digital, es importante que, aunque se llegara algún día a exigir el DNI, ‘‘se tome en serio el principio de minimización de datos: solo hay que pedir la información indispensable para prestar un servicio’’. Aun así, Adsuara no cree que proporcionar el documento de identidad suponga un riesgo para el usuario, sino que, como ocurre en las investigaciones médicas, se puede mantener el anonimato de la persona al tiempo que la correspondencia con sus datos se almacena en algún lugar. La clave estaría en que ‘‘alguien tiene una tabla de equivalencias en alguna parte’’, lo que no impide que la persona se muestre con un pseudónimo ante el resto de usuarios y se garantice su privacidad. El abogado confía en que esta solución intermedia es la más adecuada e insiste en que ‘‘cuando la gente habla de anonimato en realidad se refiere al pseudonimato. Ser anónimo sería la impunidad y un Estado de derecho no puede tolerar que haya espacios de impunidad’'.

El usuario @Kaplan_GV asegura en Twitter que ‘’el anonimato en las redes sirve para expresarse con más libertad en un entorno lleno de inquisidores que han hecho del linchamiento y la cancelación su forma de actuar’'. Sin embargo, es precisamente ese entorno conflictivo que se ha ido desarrollando a lo largo de los años el que preocupa a la corriente que pretende implantar más controles en lo que a la identidad se refiere.

Twitter asegura tomar medidas contra las cuentas que infringen las normas de uso solicitando al usuario que verifique su titularidad mediante un número de teléfono o una dirección de correo electrónico, lo que también le puede ayudar a reconocer a los internautas que manejan varias cuentas con fines abusivos y, por ende, a tomar medidas. Pero para el senador Hernando no es suficiente: ‘’Se utilizan herramientas cada vez más sofisticadas, como los robots, que hemos visto cómo generan noticias falsas e incluso influyen en procesos electorales. Lo que nosotros queremos es que haya una responsabilidad social de las compañías, que obtienen beneficio de ese tráfico y valor en bolsa’'.

La proposición del PP en el Senado todavía no se ha tramitado, pero Hernando confía en que ‘’hay una sensibilización social en todas las fuerzas políticas sobre la necesidad de actualizar de una forma u otra nuestra legislación para combatir el anonimato, no como una forma de proteger la libertad de expresión, sino como un elemento de escudo frente a la delincuencia’'. Aunque todavía no se ha pronunciado ninguna formación, en 2018, el entonces Unidos Podemos defendió que la medida era ‘‘un paso más para criminalizar la libertad de expresión y vulnerar derechos fundamentales’'.

Por el momento, la Carta de Derechos Digitales aprobada el pasado mes de julio por el Gobierno incluye el derecho al pseudonimato y establece que ‘‘se permitirá el acceso a los entornos digitales en condiciones de pseudonimidad, siempre y cuando no sea necesaria la identificación personal para el desarrollo de las tareas propias de dicho entorno’', además de que podrá reidentificarse a la persona por resolución judicial.

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Sobre la firma

Clara Rebollo
Trabaja en el equipo de Comunicación del Grupo PRISA. Antes, colaboró en la sección de Tecnología de EL PAÍS y pasó por el equipo de Contenidos y Redes Sociales del Senado de España. Se graduó en Periodismo con premio extraordinario en la Universidad Complutense de Madrid y realizó el Máster de EL PAÍS.

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