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Reuniones en el metaverso: ¿serán los videojuegos la salvación para la fatiga del Zoom?

Decenas de nuevas plataformas se han propuesto crear mundos virtuales que imiten al físico y han empezado por algo tan cotidiano como los encuentros de trabajo

Enrique Alpañés
Imagen de Gather Town.
Imagen de Gather Town.

Luis Flavio Torres Gallardo corretea por la oficina. Se cuela en las salas, pintando en las pizarras, moviendo las plantas. “Todo esto lo he construido yo”, dice sin dejar de correr, “aunque la verdad, no tengo ni idea de construcción”. Sale a la calle, donde sorprende escuchar el sonido del mar. “Chulo, ¿verdad?”, dice con un ápice de orgullo lanzándose hacia la playa. También la ha construido él. El periodista le sigue y se mete en el agua. “No me voy a ahogar, ¿verdad?”, pregunta. “No, tranquilo, en Gather Town no puedes morir”.

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Gather Town es un mundo virtual para mantener reuniones en internet. Es una forma de hacer un juego de las videollamadas. La imagen de los participantes se ve en una pequeña ventana, pero toda la pantalla la ocupa un escenario pixelado y bidimensional. Por él se mueven libremente el avatar de Torres Gallardo, consultor legal y de seguridad de esta empresa, y el de este redactor, que le va persiguiendo por el mundo virtual. Es como reunirse en un videojuego de los ochenta, solo que aquí no hay game over (algo que confirmo manteniendo a mi avatar bajo el agua más tiempo del recomendable). No se muere ni se mata, solo se organizan reuniones. Imagina un juego de Pokemon en el que en lugar de coleccionar bestias fantásticas tienes que ir a la oficina. Eso es Gather Town.

A pesar de su estética, hace tiempo que Gather Town dejó de ser un juego. Torres Gallardo no facilita datos económicos, pero confirma que por este escenario virtual ya han pasado millones de personas. “Hemos crecido de forma exponencial”, asegura mientras nuestros avatares dan un paseo por la playa. “Ahora mismo, semanalmente, tenemos alrededor de 120.000 usuarios”. La aplicación (de momento solo disponible en navegador de internet) se lanzó al mercado en mayo de 2020, con medio mundo encerrado en su casa por la pandemia del COVID-19. Desde entonces en sus salas se han celebrado reuniones de trabajo, cumpleaños y eventos empresariales. Incluso bodas. Todos los eventos se alojan de forma gratuita en el servidor, a menos que superen los 25 participantes. “Si hay más invitados la conexión disminuye. Para evitarlo deberíamos aumentar la capacidad de los servidores y eso tiene unas tarifas”, explica Torres Gallardo. En cualquier caso, desde la empresa aseguran que su finalidad principal no es la económica. Ellos quieren ayudar a crear algo mucho más grande: el metaverso.

No están solos en el intento. Decenas de nuevas plataformas se han propuesto crear un mundo virtual que imite al físico. Y han empezado por algo tan cotidiano como las reuniones de trabajo. AltSpace VR fue una de las pioneras. Fundada en 2013, esta plataforma para alojar presentaciones y ruedas de prensa fue adquirida por Microsoft en 2017. Nottopia es un espacio virtual más reducido, aquí solo dan clases los profesores de la Universidad de Nottingham. Virtulab replica eventos del mundo real en el virtual. Las opciones son muchas, pero la que más ruido ha hecho hasta la fecha ha sido Horizon Workrooms. El pasado mes de agosto Mark Zuckerberg presentaba este servicio de realidad virtual. La nueva apuesta del dueño de Facebook, Instagram y Whatsapp es una sala de reuniones virtual. La herramienta, que está en fase beta abierta, organiza reuniones en las que el vídeo es sustituido por un avatar con estética anime. Puede que al hablar del metaverso nos imaginemos un mundo parecido al de Ready Player One, pero la realidad, incluso la virtual, es mucho menos épica. De momento el metaverso tiene estética de dibujos animados y se usa, sobre todo, para hablar de balances, costes y estrategias. Para mantener reuniones de trabajo.

Imagen de Gather Town.
Imagen de Gather Town.

Convertir en un juego la hora del café

Jorge Lana ha echado la tarde jugando y charlando con sus compañeros en Gather Town. Lana es fundador de Minimum Run, una agencia de servicios de marketing y productos digitales. “Nosotros nacimos durante la pandemia y trabajamos en remoto, a pesar de tener unas oficinas en Madrid”, explica. “Por eso hacemos dinámicas de trabajo por internet. Por ejemplo, organizamos una comida virtual a la semana. Cada uno está en su casa, pero conversamos mientras comemos como si estuviéramos en la cantina de la oficina”. Lana no cree que estas aplicaciones acaben sustituyendo a las videollamadas clásicas. Él mismo las sigue usando para fines más serios, pero cree que Gather Town es un buen entorno para socializar de forma virtual sin que suponga un esfuerzo extra.

Desde que la pandemia nos encerró en casa, las videollamadas de trabajo se han multiplicado. Las empresas aseguran que le dedican a estas herramientas entre tres y cinco veces más tiempo que antes, según una encuesta realizada por Zoom. Esta empresa ha pasado de tener 10 millones de usuarios a 300 en un año. El uso y abuso de las videollamadas ha generado la llamada “fatiga de Zoom”, un efecto de desgaste producido por ver nuestra cara en la pantalla sometida al escrutinio ajeno y por las dificultades para captar el lenguaje no verbal. Por eso aplicaciones como Gather Town quieren reducir nuestra imagen física y potenciar una virtual, aumentar la libertad y la sensación de realidad de estos eventos que hasta ahora se limitan a presentar un carrusel de vídeos de nuestras caras.

Pero, ¿es posible convertir la hora del café en un videojuego? Pablo Barrecheguren, neurocientífico y autor del libro Neurogamer, Cómo los videojuegos nos ayudan a comprender nuestro cerebro, tiene dudas al respecto. “Somos animales sociales y los estímulos que se producen cuando tomamos un café con un compañero pueden ser importantes”, señala. “Pero a día de hoy no todos los estímulos sensoriales que están presentes en una interacción social son digitalizables”.

Esconderse bajo la piel sintética de un avatar, en lugar de mostrar nuestra imagen en una videollamada, puede ser menos estresante, más cómodo. Pero también es menos real. “En la comunicación social hay una capa de interacción social a nivel de lenguaje no verbal que se suele perder en gran medida en los avatares digitales”, apunta el experto. Por eso, grandes compañías como Microsoft están trabajando no tanto en añadir avatares, como en potenciar y perfeccionar las videollamadas. O en otras herramientas como Mesh, que hacen uso de la realidad mixta, combinando elementos virtuales con imágenes reales.

De vuelta en Gather Town, Torres Gallardo guía al periodista hasta la azotea de un edificio de oficinas. Es de noche, se sientan frente a una fogata y se oye el crepitar digital de las llamas. “En un mapa como este fue donde se hizo una boda”, comenta. Cuesta imaginar a una pareja que quiera celebrar su enlace en este mundo, por muy moderno que sea, pero tampoco es la idea. El metaverso, explica Torres Gallardo, no quiere sustituir los eventos del mundo físico, sino humanizar los del mundo virtual. “Lo que nosotros buscamos es mejorar las relaciones virtuales, acercar a la gente”, asegura. Y eso, a veces, pasa por convertir en juego la hora del café.

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Sobre la firma

Enrique Alpañés
Licenciado en Derecho, máster en Periodismo. Ha pasado por las redacciones de la Cadena SER, Onda Cero, Vanity Fair y Yorokobu. En EL PAÍS escribe en la sección de Salud y Bienestar

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