El Gobierno de Johnson prohíbe el uso de la tecnología de Huawei a partir de 2027
Las empresas de telecomunicaciones británicas no podrán comprar nuevo material al fabricante chino partir del 1 de enero
Boris Johnson ha comprendido finalmente que las soluciones salomónicas no sirven cuando se trata de China. El caso Huawei ha demostrado que en el nuevo escenario internacional hay que elegir bando, al margen de las consecuencias económicas de la decisión, y el primer ministro ha tenido que dar un giro de 180 grados a su estrategia. Las empresas de telecomunicaciones británicas deberán haber eliminado cualquier participación del gigante tecnológico chino Huawei en las nuevas redes 5G a partir de 2027, ha anunciado este martes en la Cámara de los Comunes el ministro de Cultura Digital, Oliver Dowden. Junto a esa restricción temporal, el Gobierno británico ha decidido además prohibir la compra de nuevo material de esta empresa a partir del próximo 1 de enero.
Johnson ha presidido la reunión del Consejo de Seguridad Nacional en la que se ha puesto sobre la mesa un informe del Centro Nacional de Ciberseguridad que cuestiona la idoneidad de que Huawei participe en las nuevas infraestructuras de comunicación, una vez conocidas las sanciones impuestas a la empresa por la Administración de Donald Trump en mayo, que limitan la capacidad de la compañía de adquirir nuevos microprocesadores o software de tecnología estadounidense.
El informe ha servido a Johnson para salir de una situación de bloqueo, en la que recibía la doble presión de Washington y de un importante grupo de diputados conservadores para ser más duro en su política respecto a China, y de las empresas de telecomunicación británicas que se enfrentaban a pérdidas considerables en sus inversiones si se veían obligadas a reemplazar la tecnología de Huawei. BT y Vodafone son las dos empresas del Reino Unido más dependientes del gigante chino, aunque sus componentes los usan en mayor o menor grado todas las compañías del sector. Ambas han ejercido presión sobre Downing Street para impedir el veto o retrasar al menos una década su entrada definitiva en vigor. BT ya anunció, después de la primera decisión restrictiva del Gobierno de Johnson, que estimaba unas pérdidas de unos 550 millones de euros, que se verán aumentadas con la nueva medida. “Es una cuestión de tiempo y equilibrio. Si se quiere que Huawei desaparezca de todas las infraestructuras de comunicación del Reino Unido, es imposible hacerlo en menos de 10 años”, ha dicho a la BBC el director ejecutivo de la compañía, Philip Jansen. “Lamentablemente, nuestro futuro en el Reino Unido se ha visto politizado. Todo esto tiene que ver con la política comercial de Estados Unidos y no con la seguridad”, ha dicho un portavoz de la empresa tecnológica china. La noticia ha supuesto un triunfo para Washington, que no ha dejado de presionar a Downing Street durante los últimos meses para que fuera más duro con Huawei.
En una primera decisión, a principios de año, Downing Street había impuesto una limitación del 35% a la participación de Huawei en el desarrollo de la nueva tecnología 5G, además de impedir el acceso del material de la compañía a los núcleos estratégicos de la nueva red. Según el Gobierno británico, el gigante tecnológico estaba calificado como “proveedor de alto riesgo” y por tanto debían imponerse duras condiciones a su acceso al mercado británico. El argumento no convenció a los diputados conservadores liderados por Ian Duncan Smith, exlíder de los tories y una de las voces más poderosas en la exigencia de endurecer la actitud hacia China. Temían, sobre todo, que el asunto –que lleva camino de ser el nuevo Brexit que desgarre internamente al partido– se arrastrara hasta las próximas elecciones generales, en 2024.
Este grupo de “rebeldes” ya lanzó una primera advertencia a Johnson el pasado marzo, cuando 38 de ellos votaron en contra de una moción parlamentaria del Gobierno para dejar constancia de su oposición a la entrada de Huawei en las infraestructuras británicas de comunicación. Y en las últimas horas han dejado claro que seguirán dando batalla en la Cámara de los Comunes, cuando inicie su trámite la nueva ley de telecomunicaciones. Aseguran sumar 60 escaños y piensan utilizarlos, advierten, para recortar aún más el plazo establecido para que desaparezca del todo la participación de la empresa china. Reclaman que sus componentes ya se utilicen en el Reino Unido a partir de 2023, y que se fuerce también el reemplazo inmediato de su tecnología en las redes 3G y 4G. El Gobierno ha considerado suficientemente seguras estas últimas como para que sigan en funcionamiento.
Dowden ha reconocido que la decisión del Gobierno supondrá un retraso de entre dos y tres años en el desarrollo nacional de la nueva red 5G y un coste añadido de más de 3.000 millones de euros, pero ha asegurado que Downing Street ha antepuesto la seguridad a la eficacia. Las compañías de telecomunicaciones deberán planificar el reemplazo de torres de comunicación y material ya instalado por Huawei, además de comenzar a buscar alternativas a todos los componentes facilitados por esa empresa y que forman parte de las actuales redes 3G y 4G, para cuando llegue el momento de renovarlos. El ministro, sin embargo, confía en que la nueva tecnología 5G reemplace rápidamente a las infraestructuras actuales y vuelva obsoleto su mantenimiento.
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