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Francisco Ruiz Antón, la cara amable del algoritmo de Google

Director de Políticas Públicas de la compañía para España y Portugal, fue el impulsor de campañas como ‘Vive un Internet seguro’

Francisco Ruiz Antón
Francisco Ruiz AntónGOOGLE

A Francisco Ruiz Antón (Granada, 1966-Madrid, 2020), le gustó mucho aquel eslogan inicial de Google: Don’t be evil (no seas malo). No podía ser de otra forma porque reflejaba lo que era Fran: un hombre bueno. Aquella frase fue suficiente para que la multinacional lo sedujera y se lo llevara hace 10 años del periodismo, profesión a la que había dedicado sus estudios y sus primeros pasos profesionales.

Ruiz Antón, fallecido el pasado domingo en Madrid, era licenciado en Comunicación por la Universidad de Navarra y había cursado estudios de Economía y Dirección de Empresas en la Universidad de Yale (EE UU) y en Economía Digital en la Escuela de Organización Industrial en Madrid.

Pero el periodismo fue el que le sedujo en sus primeros trabajos. Pasó por la cadena SER, luego fue redactor jefe de ABC Córdoba y posteriormente, bajo la dirección de Juan Pablo Villanueva, redactor jefe de la Gaceta de los Negocios, en una de las épocas más importantes y brillantes del rotativo económico.

En esta etapa aprendió a realizar claros análisis económicos y del futuro de la sociedad, basándose en los datos de evolución de las bolsas y mercados que dominaba. Lo seguiría haciendo siempre.

Su estancia en Madrid, en cambio, no pareció afectar a sus querencias futbolísticas que siempre estuvieron en el Barça, quizás la única cosa que muchos de sus compañeros de trabajo no entendían.

Pero los retos del periodismo parecían hace 10 años estar por delante de lo que se hacía en los diarios y Fran fue uno de los visionarios que se dio cuenta pronto y se fue a Google España a observar el futuro y a participar del mismo.

Allí, como director de Políticas Públicas para España y Portugal, llegó a ser la cara más amable del buscador. Siempre contestaba a quien le llamaba y convirtió en muy cercana una empresa que, de otro modo, hubiera sido una fría multinacional más para el público. También fue el impulsor de muchas de las iniciativas más comprometidas del buscador en nuestro país.

Le tocó negociar misiones complejas y delicadas como la gestión del abandono de los editores españoles de la zona de noticias del buscador. Pero también otras de éxito bien reciente y muy necesarias como la campaña Vive un Internet seguro, centrada en dotar de un mayor control y conocimiento sobre seguridad y privacidad a los menores y las personas mayores. Con la pandemia todos hemos comprobado con claridad que son dos de los colectivos más vulnerables, pero él ya había visto antes que una iniciativa así era imprescindible.

Francisco ha sido la evidencia más grande y generosa de que detrás de los algoritmos hay todavía personas. Una gran perdida para su familia, amigos y empresa, pero una lección de humanidad continua como pocas que llevaremos en la memoria quienes le conocimos.

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