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El móvil cobra vida y se convierte en tu segundo cerebro

Los teléfonos aprenden a hablar y pueden condicionar las relaciones humanas del futuro

El robot Robelf en un stand del Mobile World Congress.Vídeo: Albert Garcia
Jordi Pueyo Busquets

Temi, Dana, Robelf, Pepper, Bixby y Alexa están presentes en la edición del Mobile World Congress que se celebra esta semana en Barcelona. Sus nombres parecen de persona pero no tienen alma. Toman formas distintas, todas ellas con algún rasgo humanoide. Son asistentes virtuales que, gracias a algoritmos de inteligencia artificial, pretenden hacernos la vida más fácil llegando hasta donde no llega nuestro intelecto. Pueden hacer funciones de mayordomo, secretario, coach y hasta de dietista. Los aparatos móviles ya no sirven solo para hablar con otros. Ahora también podemos conversar con ellos. Algunos expertos aseguran que el razonamiento creciente de las máquinas puede influir en la evolución de las relaciones entre personas dentro de unos años.

Los  móviles ya no sirven solo para hablar con otros,  también podemos conversar con el aparato

Su diseño hace pensar en la forma de un aspirador al que le han enganchado una tablet en la parte superior. Es su cabeza, pero no tiene cara. Yossi Wolf es el creador de Temi, un robot doméstico con una fisiología que no quiere parecer humana para restarle todo rasgo “emocional” y centrarse en lo funcional. Tampoco tiene manos. Sin embargo, habla, anda y sigue la mirada a sus propietarios. También es capaz de aprender progresivamente detalles como el tono de voz del interlocutor humano para ir mejorando la comprensión de las frases. El mayordomo Temi, que se podrá comprar este año en Estados Unidos y China por 1.500 dólares, sustenta su tecnología en la inteligencia artificial de Google combinada con un sistema que permite a la máquina moverse con una precisión militar. Wolf formó parte durante quince años de Roboteam, empresa que ha trabajado por el Pentágono.

Ver qué pasa en casa a distancia a través de una aplicación utilizando los ojos del robot, encender o apagar las luces, contar un cuento a los más pequeños, preguntarle por las noticias o hacer que reproduzca un estilo determinado de música son algunas de las funcionalidades de estos autómatas. “Prometen liberarnos de algunas tareas, pero nos ligan de otra forma”, reflexiona el sociólogo de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Francesc Núñez. Según él, la inteligencia artificial conlleva como riesgo que “las relaciones con robots suplan deficiencias de gente” que puede preferir los autómatas por ser “menos exigentes y predecibles”. Sin embargo, Núñez reconoce que algunas funcionalidades de los asistentes virtuales “te hacen más potente”.

El CEO y fundador de Robotemi, Yossi Wolf, junto al robot.
El CEO y fundador de Robotemi, Yossi Wolf, junto al robot.Massimiliano Minocri

El director de ForceManager, Oscar Macia, tiene claro que los robots no sustituirán a los humanos. Sin embargo, celebra que las personas puedan tener asistentes virtuales en una sociedad con “tanta información que es imposible de procesar”. Macia es el impulsor de Dana, un ayudante virtual en forma de app dirigido a los equipos comerciales de las compañías. La empresa española tiene 600 clientes alrededor del globo. Programado utilizando redes neuronales simuladas y con el soporte de IBM, el personaje femenino es capaz de conversar con los trabajadores mientras conducen y se dirigen a visitar un cliente. Qué se comentó en la última reunión o cuánto dinero puede implicar la operación venidera son algunos de los detalles que Dana facilita para aumentar la productividad.

“No es indispensable para los humanos”. Así Weichen Luo justifica el módico precio de Robelf, un robot que se da a conocer en el stand de Taiwán Excellence. En junio se podrá adquirir por 700 dólares en Taiwan, China y Estados Unidos. Es más barato que algunos móviles, con los que “los humanos no pueden vivir sin”, según Luo, que muestra las funcionalidades de un robot con cara afable que recuerda al típico emoticono amarillo. “Cuando mi hija llegue a casa, cuéntale un cuento y, cuando veas a mi hermano, dile que tiene una manzana en la nevera”, son algunas de las órdenes que Robelf es capaz de entender y ejecutar gracias a sus sensores.

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Bixby es el asistente del nuevo Samsung S9. Si le muestras un plato de comida a través de la cámara, es capaz de contar cuántas calorías contiene. También aprende, creando una base de conocimiento mundial para ir mejorando las predicciones. Entiende el lenguaje de las personas, igual que Alexa, el ya popular asistente de Amazon que durante el MWC ha hecho de disyóquei en un evento de Barcelona. El responsable de tecnología de Samsung España, Ángel Pascual, cuenta que el procesador del nuevo aparato está diseñado específicamente para ejecutar algoritmos de aprendizaje con redes neuronales. Se trata de unos procedimientos que ya hace años que existen sobre papel pero que ahora se pueden materializar en funcionalidades concretas gracias a que cada vez los procesadores van más rápidos.

El robot Pepper, especializado en atención al cliente, tiene muchos clones en todo el mundo: 10.000. En España este autómata de la compañía Softbank está de gira por los supermercados de Carrefour recomendando maridajes de comida y vino. La semana pasada se instaló en el aeropuerto de Múnich, donde proporciona información a los pasajeros sobre los vuelos y es capaz de realizar operaciones como un cambio de asiento. La escuela de negocios ESADE lo ha elegido a este robot, con unos gestos muy humanos, para hacer una prueba piloto en la que actúa como ayudante de profesor.

Pepper puede captar si el interlocutor que tiene delante está alegre o triste según los gestos de su cara y ejecutar una acción dependiendo de este factor. El sociólogo Francesc Núñez asegura sin embargo que, por muy inteligentes que parezcan, lo que no tendrán "nunca" estos autómatas es "un trato empático". En este punto de la conversación destaca la paradoja "de una mirada humana de las personas hacia estas herramientas y un trato a los humanos [entre ellos] como productos, objetos desechables". Con la unión de Twitter y televisión se habló del móvil como la segunda pantalla. Ahora es también el segundo cerebro. Lo del segundo corazón queda pendiente.

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Sobre la firma

Jordi Pueyo Busquets
Es periodista en la redacción de Cataluña y escribe sobre economía, innovación y tecnología. Antes de llegar a EL PAÍS, pasó por ACN, TV3, 324.cat, Bloomberg TV y Cadena Ser. Ha dado clases de redacción en inglés en la UPF y de redes sociales en la UOC. Es licenciado en Periodismo, Ingeniería Informática y máster en Innovación y Calidad Televisivas

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