Un kit robótico para experimentos de química y bioingeniería
Suena complicado, pero en un laboratorio de Stanford ha hecho que los experimentos de bioingeniería sean casi un juego de niños
Unos ingenieros del laboratorio Riedel-Kruse de bioingeniería en la Universidad de Stanford (EE UU) han conseguido un pequeño avance para la enseñanza de diversas disciplinas creando un sistema robótico capaz de mezclar líquidos automáticamente. Según dicen ,es una forma interesante de unir la robótica con la química y la bioingeniería.
Para la labor utilizaron los más simples materiales, un kit de bricolaje robótico con componentes de Lego Mindstorms. Este kit es fácil de conseguir y emplea las piezas de bloques normales del juego de construcción además de un módulo controlador y algunos cables y motores. Las piezas incluyen ruedas, engranajes y cintas. Su gran ventaja: tiene un precio notablemente más económico que cualquier otro kit robótico especializado para realizar tareas similares.
Con la programación adecuada, que resulta relativamente sencilla, los niños aprenden que "solo necesitan unas pocas piezas, algo de imaginación y conocimientos básicos de programación para montar un robot de laboratorio", según sus creadores. Las piezas más relevantes del montaje son una pipeta con la que se pueden absorber y verter líquidos y las cubetas en las que se realizan las mezclas.
Entre las diversas demostraciones que se pueden realizar se incluyen series de disolución, en las que un líquido va diluyéndose más y más al pasar a la siguiente cubeta en la que se mezcla con agua u otro compuesto. O también se puede usar para mostrar cómo la distinta densidad de los líquidos permite combinarlos sin que se mezclen en una misma cubeta, como en el famoso experimento del vinagre y el aceite.
Más allá de las mezclas básicas
Otro de los robots de este tipo que han construido es un poco más avanzado: de mayor tamaño, tiene más motores y puede actuar sobre un montón de cubetas de plástico estándar desplegadas en una mayor superficie. Puede tanto realizar las mezclas programadas con las pipetas como también dejar caer gotas de un mililitro sobre una superficie plana, del estilo de las placas de Petri. Esto puede incluir líquidos con diversos compuestos que luego se analicen con un microscopio u otros instrumentos.
Según sus creadores, "es una forma ideal de acercar la química y la bioingeniería a los estudiantes de otras áreas, en especial a los ingenieros de disciplinas más técnicas" – que según Riedel-Kruse suelen estar más interesados en fabricar coches y otros mecanismos cuando se les presenta por primera vez un kit robótico. Junto con su equipo han preparado una larga serie de experimentos con toda la documentación para profesores y alumnos, de modo que los estudiantes de diversos niveles, desde primera a secundaria y a otras edades puedan acceder a esta tecnología.
Aunque no es su objetivo sus creadores creen que enseñando a los estudiantes cómo se diseñan estos robots y toda su capacidad de programación es posible que en el futuro se puedan utilizar para automatizar algunos sencillos experimentos de índole práctica en los laboratorios.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.